“La intuición es más importante
para el descubrimiento que la lógica.
Henri Poincaré
En
su primera temporada nos dieron los 13 siguientes pasos:
Primer
episodio, “Happiness”, felicidad,
segundo “Trust”, confianza,
tercero “Fear”, temor, cuarto “Acceptance”, aceptación, quinto “Respect”, respeto, sexto “Conscience”, conciencia, séptimo “Pride”, orgullo, octavo “Anger”, ira, noveno “Compassion”, compasión, décimo “Isolation”, aislamiento, undécimo “Doubt”,
duda,
duodécimo “Sacrifice”, sacrificio
y decimotercero y último “Identity”,
identidad.
En
su segunda temporada nos dieron otros nuevos
Primer
episodio “Progress”, progreso, segundo “Letting Go”, dejarlo estar, tercero “Dignity”, dignidad, cuarto “Guilt”, culpa, quinto “Now”, ahora, sexto “Crontol”, control, séptimo “Avoidance”, evasión,
octavo “Truth”, verdad, noveno “Service”, servicio, décimo “Honesty”, honestidad, undécimo “Questions”, preguntas,
duodécimo “Resentment”, resentimiento
y decimotercero y último “Secrets”, secretos.
Y,
ahora, en su tercera temporada:
Primer
episodio “Uncertainty”, incertidumbre, segundo “Comfort”, confort, tercero “Suspicion”, sospecha, cuarto “Sincerity”, sinceridad,
quinto “Shame”, vergüenza,
sexto “Delusion”, engaño y
séptimo “Intuition”, intuición.
Y
llegó el gran episodio de la tercera temporada de “Wilfred” con múltiples y jugosas lecturas que abren un futuro a
una serie en horas bajas en cuanto audiencia
se refiere. Por fin vamos a conocer al padre de Ryan Newman mientras los
fantasmas de Scooby-Doo van a emerger de las sombras. La locura comienza de nuevo en una ficción
necesitada de un tratamiento más chispeante como consiguieron en su mejor y primogénita
temporada. Los elementos se están posicionando a la presente entrega de
capítulos para formalizar una nueva “Wilfred”
mucho más gratificante: tensión sexual con su vecina, nueva compañera de piso,
hermana con un bebé a bordo y, por fin, un padre que la líe madre. Que James Remar, el padre de Dexter Morgan,
también vaya a ser el padre de Ryan tiene cierto encanto y pudiera dar juego a introspecciones
del personaje principal. De hecho, esta vez la comedia psicológica y
terapéutica se establece desde el mundo de los sueños y el insomnio de Ryan
seguramente por el abuso de marihuana y el estrés de su vida anímica y
sentimental.
Podríamos
ver aquí al propio Wilfred y la interacción como una defensa de la psique de
Ryan para sobrevivir a su intento de suicidio y comenzar a transgredir las normas
como alejamiento del problema real: el enfrentamiento de su padre. Su
drogodependencia así como su aislamiento y fracasos sentimentales tanto con
Jenna como con Amanda han dejado al protagonista en una cuerda floja en el frío
sótano que ha construido en su mente para evadirse de una realidad con la que
no quiere lidiar. Tal vez por eso “Intuition”
sea fundamental como prisma de la serie y
porque en su malabarismo onírico y
pesadillesco es capaz de trazar una
trama secundaria y criminal. Unas fotografías en cuartos de baño y un asesinato
sin resolver van a provocar que Wilfred y Ryan jueguen a su habitual travesura
para que ambos se den cuenta que son más peligrosos y perniciosos que Scooby-Doo
y Shaggy Rogers. Hay un halo noir homenajeando a Agatha Christie y Raymond
Chandler en la resolución y escritura de toda la trama cuando Wilfred
desvela ser el auténtico cerebro criminal de todo el asunto… ¿Podremos perdonar
que un perro sea una mente criminal con los suyos? ¿Hubiéramos preferido la
muerte de esa sufrida anciana por encima de la de un chucho cariñoso? ¿No
habita en todo el asunto una burla maliciosa y efectiva? Eso sí, descansa en
paz Gominolas.
En
cierta medida la mente de Ryan interactúa con él para hablarle e intentar
persuadirle de su descenso a los infiernos. Ryan necesita ayuda y “Wilfred” lo planteaba al comienzo de
su segunda temporada aunque saliera por la tangente como escapatoria a su pasada
y deprimente experiencia laboral. Ryan no va a ser capaz de separar el sueño
del entorno real e inteligentemente la sucesión de posibilidades y enfrentamientos
con sus problemas y padre van a plantearnos un escenario que no nos esperamos y
tremendamente oscuro. Posiblemente la adaptación norteamericana de David Zuckerman funcione mejor cuando más
lóbrego es su drama psicológico y más negra su comedia. Wilfred es capaz de
planificar el crimen perfecto para liquidar al perro perfecto y quedarse con un
pañuelo manchado en sangre mientras Ryan acaba por ‘chocar’ con su padre en el
lugar más inesperado para reducir el encuentro como una pesadilla no real. Nada
es real obviamente en esta serie… pero cada vez la disociación del protagonista
se agudiza por el insomnio y píldoras para dormir provocando una ruptura interna
de la propia ficción y en el que comprobamos que la elección de James Remar pudiera no ser casualidad.
¿Es realmente Wilfred el pasajero oscuro de ese otro reverso Dexter llamado
Ryan?
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