The Strain (1x05) Runaways: Salir por patas de allí…

Pongo fin a las reviews de “The Strain” en el bastardo blog salvo que un anónimo donante quiera poner precio a mi sufrimiento. Tampoco es para tanto, pero hay que reconocer que la adaptación de la trilogía de novelas de Guillermo del Toro y Chuck Hogan no ha llegado al nivel que exijo a una serie, ya sea como agradecido entretenimiento, ‘guilty pleasure’ o pasatiempo de calidad. El problema de la propuesta de FX es que no está a la altura de la competencia aunque tiene el espacio propio y perfecto para moverse e infectar a su audiencia. Me sigo quedando con “The Walking Dead” y recomendaré “The Strain” a aquellos que tengan un tiempo (y ganas) del que yo no dispongo, a aquellos que esperen un prólogo en versión vampírica de “Guerra Mundial Z” y del género apocalíptico con peligrosas criaturas adictas a la sangre. Para el resto, hay otro mundo en las series de superhéroes de The CW o el ya mencionado éxito de AMC. El que pueda y quiera… que siga pero yo sigo el ejemplo de los personajes en “Runaways”, quinto capítulo de la primera temporada de “The Strain”, y salgo por patas de aquí… ¡YA! 

Después de cuatro episodios de personajes cometiendo estupideces por fin (sí por fin) llega la inteligencia y todos hacen el acto más perspicaz que se puede cometer: salir por patas, partir, irse, ausentarse, marchar, huir, alejarse, evadirse, escapar… y todo lo que quieran. Pero hay que irse cagando leches de ahí. 

No entiendo mucho que los guionistas nos hayan presentando a los supervivientes para que luego queden como marionetas de ese ‘Maestro’ y hagan lo mismo que cualquier otro ‘bicho’ asesino ‘de esos’. Gabriel Bolivar, por ejemplo, se cepillará a su uróloga y también a un tipo que mandan allí para limpiar su estropicio. ¿Y qué hace su manager? Lo mismo que nosotros: salir por patas de allí.

Después de unos huevos revueltos no hay nada como iniciar una caza de otro los nombres de la lista de pasajeros por parte de Ephraim Goodweather y Abraham Setrakian. Como “The Strain” juega con ese doble rasero de los thrillers con virus y pandemias, ‘The Master’ pudiera ser el paciente cero como bien comenta el viejo que nunca sonríe. Veremos en un flashback al joven Abraham viajando en tren con su hermano y su madre a un campo de concentración de Polonia. Allí está el nazi de Thomas Eicchorst y también la criatura chunga de la muerte que se alimenta de los prisioneros mientras duermen para romperles su cuello y evitar la transformación. Abraham reconoce a ese monstruo en los viejos cuentos que le contaba su madre e intuimos el bla, bla, bla… y el chup, chup, chup. Su hermano no le cree y al llegar la noche… bla, bla, bla… y chup, chup, chup.

Joan Luss está más chunga que un poseído gusiluz. ¿Qué hace la chacha y sus niños? Lo mismo que nosotros: salir por patas de allí.

Vasiliy Fet encontrará en las alcantarillas algunos miembros del ejército de criaturas que amenazan con invadir e infectar a la ciudad. ¿Y qué hace? Lo mismo que nosotros: salir por patas de allí.

También Nora, que hablará con su madre experta en fugarse del geriátrico, hallará que no hay mejor lugar como casa para protegerse de la Apocalipsis Vamp. ¿Y qué hace tanto Nora como su madre? Lo mismo que nosotros: salir por patas de allí.

¿Y qué pasa con Eph y el provecto cazavampiros? La extraña pareja se dirge a casa de Ansel Barber para comprobar que su esposa se ha suicidado y que gracias a la vibración o no de espejo de plata se puede saber si una persona está infectada o no. Ephraim y Abraham acabarán con Ansel y su víctima y el médico grabará todo en su móvil. La cuestión es evitar los gusanos y escuchar los consejos del viejo aunque los planes de Eph sean tratar de contener la amenaza haciendo que se declare ¿un estado de cuarentena? Por mucha prueba que tenga Eph y se lo explique a su jefe parece que nada va a funcionar, sobre todo al informarle Jim Kent que ellos tienen los vídeos viéndole arrastrar el cuerpo del Capitán Redfern por los sótanos del hospital. ¿Y qué hace Eph? Lo mismo que nosotros: salir por patas de allí. 

¿Hará alguien su trabajo? ¿Se preocupará alguien por ver a bichos correteando por las calles y sacando una lengua de dos metros para dejarte sin una gota de sangre? ¿El problema de salud de Eldritch Palmer hará que su calculado, premeditado y, de momento, perfecto plan se desbarate? ¿Tan buena es la hacker que contrataron para silenciar las redes sociales e internet? Y si es tan fácil, ¿por qué no la contratan los gobiernos temerosos de sus ciudadanos? Y, ya puestos, ¿por qué la serie ya no tiene chicha ni como carne de MEME? En realidad, la pregunta es otra: ¿nos importa? Lo dicho: la cuestión es salir por patas de allí y de aquí.

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