Wilfred (4x09) Resistance: Resistencia

“La resistencia es inútil.

Doctor Who

En su primera temporada nos dieron los 13 siguientes pasos:

Felicidad, confianza, temor, aceptación, respeto, conciencia, orgullo, ira, compasión, aislamiento, duda, sacrificio e identidad.

En su segunda temporada nos dieron otros 13 nuevos:

Progreso, dejarlo estar, dignidad, culpa, ahora, control, evasión, verdad, servicio, honestidad, preguntas, resentimiento y secretos.

En su tercera temporada nos dieron otros 13 más:

Incertidumbre, confort, sospecha, sinceridad, vergüenza, engaño, intuición, perspectiva, confrontación, distancia, estancamiento, heroísmo y lamentos.

Y, ahora, en su cuarta y última temporada:

Primer episodio “Amends”, enmienda; segundo “Consequences”, consecuencias; tercero “Loyalty”, lealtad; cuarto “Answers”, respuestas; quinto “Forward”, adelante; sexto “Patterns”, patrones; séptimo “Responsibility”, responsabilidad; octavo “Courage”, coraje y noveno “Resistance”, resistencia.

Alcanzamos la (pen)última etapa y se acabó el camino perruno. “Wilfred” ha llegado a su fin con un capítulo doble que cierra una de las dramedias más insólitas divisadas en el panorama norteamericano. ¿Conseguirá Ryan hallar el camino de la felicidad gracias a ese Dios Perro llamado Mataman? ¿Nos espera alguna sorpresa de última hora? “Resistence” se cierne sobre el homenaje al Doctor Who con una frase dicha hasta por los ‘borg’ en “Star Trek: La nueva generación” que bien pudiera retratar a los seguidores de la serie. Nuestro corazón se detiene condenado a la emoción de ese chucho parlante que únicamente pueda ver el protagonista que ha marcado la senda desde que allá por 2011 comenzase a marcar muchos de nuestros latidos seriéfilos. Muchos decidieron abandonarle en (algún) verano, pero los fieles nos hemos acercado a sus altibajos que marcaron su propio retrato cotidiano y visión ácida del mundo. El presente, no obstante, está evidenciado por más claroscuros. Wilfred se muere y es inevitable… pero Jenna no quiere aferrarse a la esperanza mientras que Ryan se replantea aquella falacia que es, en resumen, la felicidad. En realidad, la propia serie se prepara para su propio funeral entonando un «nada dura para siempre» y el cáncer de pulmón de nuestro can orejón va a traer efectos secundarios siendo la propia Jenna aquella que desea eludir cualquier tratamiento experimental vía esteroides o alternativo. Sí, Wilfred está condenado y su fin es inminente…

Jenna se ha quitado la máscara que llevaba junto a Drew y en compañía de Ryan ha encontrado la felicidad… pero «nada dura para siempre». Y mientras Ryan no se quiere rendir y dar un espacio al drama que vive su nueva novia y eterno amor, Jenna da la impresión de aferrarse a lo inevitable y estar condenada a la tragedia. De este modo, “Resistance” conforma una extraña alegoría del amor, siendo Wilfred la metáfora de la unión, florecimiento y romance de Jenna y Ryan, hallando en su muerte el detonante para un clímax que desparecerá rápidamente del cielo cual fuego artificial. El regreso del Drew a la vida de Wilfred, Ryan y, sobre todo, Jenna va a reciclar el pasado y el futuro de la propia serie, a dar un inesperado camino a todo el conjunto y una evolución que no es aquella con la que contaba Ryan/Wilfred.

No todo es drama. La competición de Wilfred y Elliott por patas perdidas y cánceres forma esa línea argumental de humor negro y recupera al Dr. Cahill para revelar las posibilidades de la medicina alternativa en los perros más resistentes del mundo canino. Y es ahí donde el roce y la crisis entre Jenna y Ryan prospera, donde la chica no puede soportar la esperanza y Ryan se niega a aceptar la realidad. Wilfred trata de aferrarse a su posición de Dios de la felicidad pero, poco a poco, se da cuenta de que finalmente está uniendo de nuevo a Drew y Jenna. Ni siquiera matando a la ardilla favorita de Drew va a poder lograrlo… Ellos tuvieron siempre su historia y la máscara de la chica vuelve a su rostro cual imán. El nerviosismo de Wilfred provocará un ataque final y prácticamente póstumo, haciendo que el Dr. Bangachon le dé algo para dormir con el consentimiento de Jenna. Ella no puede soportar pasar los últimos momentos junto a Wildred y, en realidad, aquí se marca la ruptura con Ryan y los espectadores contemplando ese perro que quedó representando como un hombre disfrazado de can. Como si fuera un hombre lobo que dejó atrás su propio hechizo. Adiós Wilfred.

Los guionistas han buscando un espacio imposible e imaginario para que dejen caer las revelaciones a algunos secretos de la serie, como ese sótano que únicamente está en la cabeza de Ryan y que bien pudiera ser el cielo. Es hora de pasar página y ser feliz… aunque, ¿cómos se puede ser feliz sin un mejor amigo? Ese choque sentimental provoca que “Resistance” marque un giro final y la firma de un divorcio se transforme en una reconciliación con un nuevo perro que Drew y Jenna criarán juntos. Jenna se decanta por la máscara a ser ella misma, por las apariencias y caminar sobre seguro a la auténtica felicidad y el riesgo de vivir. Previamente los escritores ya habían plantado esa crisis que iba florecer y estallar en la cara de Ryan. Es en ese pasaje donde encontramos la moraleja de ese amor imposible para Ryan: quedó seducido por una fantasía que, ciertamente, estaba compuesta de imperfecciones y defectos que nunca alcanzó a ver ni comprobar hasta que fue demasiado tarde. Ryan completará el anticlímax lanzando al mar en la playa la pelota de tenis que se ha convertido en el elemento e icono de la serie y simplificación de Wilfred. Esa pelota que su mejor amigo le dejó como recuerdo de su estancia y compañía. Adiós, definitivamente… ¿Es el final? ¿Así? Con uno de los mejores capítulos de la serie… pero ¿así? ¿No nos queda un último capítulo? ¿Un último suspiro o ya es demasiado tarde para resistir? 

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