“Philomena”
Director: Stephen Frears
Reino Unido
2013
Sinopsis (Página Oficial):
Martin Sixsmith es un cínico y descreído periodista caído en desgracia que, un buen día, se encuentra con la historia de su vida: Philomena Lee, una humilde pero siempre bienintencionada mujer de setentaytantos años que se ha pasado los últimos cincuenta buscando a su hijo. La historia de Philomena es una que ha tratado de ser silenciada durante medio siglo y habla de cómo la estricta sociedad de la época le robó a su recién nacido y la condenó a ingresar en un convento como castigo por quedarse embarazada tan joven. Ahora el periodista y la anciana pero valerosa mujer decidirán unir sus fuerzas y se embarcarán en un viaje inolvidable entre dos continentes en busca de la verdad y de la justicia, y que les cambiará a ambos para siempre. Basada en la emocionante historia real narrada por el corresponsal de la BBC Martin Sixmith en su libro “Philomena”, esta es una película sobre la amistad, la fe y el valor en los tiempos más difíciles. La ganadora del Oscar Judi Dench (“Shakespeare in Love”, “El Exótico Hotel Marigold”, “Skyfall”) y el aclamado Steve Coogan encabezan el reparto de esta multipremiada cinta del director de “The Queen” y “Las Amistades Peligrosas”. Narrada con grandes dosis de humor y ternura, “Philomena” no sólo desvela una de las grandes injusticias de los tiempos recientes, sino que lo hace con una actitud positiva que la hace tan única como inolvidable.
Después de “Las hermanas de la Magdalena” de Peter Mullan y “Philomena” de Stephen Frears deberíamos tener una epidemia de títulos destinados al Festival de Sitges con monjas irlandesas como villanas diabólicas y sucesoras de Jigsaw. Philomena Lee fue una más de entre tantas miles de jóvenes irlandesas que acabó pagando por un ‘pecado’ en una lavandería y siendo separada del mismo como parte contractual de su penitencia. ¿De verdad que las monjas irlandesas son el diablo? No es que el convento de Roscrea sea el Asilo de las Magdalenas y a Frears, como a Martin Sixsmith, únicamente le importa escarbar en el pasado de Philomena como acto climático de esa separación permanente, siendo el perdón el único cauce humano de asimilación. Y aquí la obra choca entre la sabiduría y la misericordia religiosa de una provecta heroína y el cinismo sin clemencia de un periodista ateo. Posicionados y unidos los personajes, comienza el camino al reencuentro de Philomena con ese pedazo de su propia alma que le fue arrebatado. ¿Sacamos ya los kleenex o esperamos al final?
El libreto de Steve Coogan y Jeff Pope, adaptando el propio libro homónimo de Sixmith, quiere desmarcarse del melodrama fatídico ante el reencuentro impuesto por la distancia y el tiempo de una madre y un hijo, utilizando el sarcasmo y la compasión como elementos redentores y catárticos. El sentimentalismo desea explorar el descubrimiento y concurrencia emocional a través del contracampo espiritual bajo la imposibilidad física, dejando que las imágenes, fotografías y los propios recuerdos se entremezclen en un contraplano que, poco a poco, se va desarrollando. Las partituras de Alexandre Desplat o la dirección de Frears subrayan el conflicto y cruce de opuestos como recurso propio y evolutivo de la obra, ejerciendo Sixsmith de narrador pero abocando el protagonismo a Philomena. ¿Y si hubiera sido al revés? ¿Por qué no sumir la emoción a la ingenuidad y la vertiente humana de esa mujer que ha dejado para el perdón y el silencio todos los abusos que otros cometieron sobre ella en su infancia? La película, por el contrario, trata de entrelazar la incapacidad de la búsqueda del interés humano sobre un periodista pomposo y cínico, que remarca el delito cometido siendo incapaz de otorgar el perdón. Realmente en este punto pudiéramos establecer una burla de Coogan desde la pluma y la acción encarnada al mundo del periodismo. Como si la moraleja satírica sobre Martin Sixsmith fuera precisamente su incapacidad de humanización y quedar atrapado en la historia de Rusia como evasión a la realidad y metáfora de sus fríos sentimientos.
Me interesa, por lo tanto, ver “Philomena” como un objeto malicioso y sarcástico de Coogan sobre el propio narcisista autor que adapta e interpreta, aunque Stephen Frears —después de dirigir en 2012 “Lay the Favorite”, considerada una de las peores películas de su año por público y crítica— trata de hallar su propia redención cinematográfica asfixiando posiblemente esa capa de aire pernicioso que contenía el libreto entre sus líneas. Sin perversidad solamente nos queda la etiqueta de la piedad. Basada en hechos reales y en un best seller que emocionará hasta a una piedra, la cinta trata de hallar el equilibrio entre sus personajes y responder a la pregunta existencial de su protagonista principal, interpretada por una siempre espléndida Judi Dench. Porque a Philomena Lee no le importa ni el altruismo, ni hacer visible la injusticia velada sino la consciencia de saber si ese fragmento de su propia alma quiso volver a ser parte de ella misma. Por el contrario, la tornadiza mezcolanza de ingredientes queda atrapada en su propia dicotomía de racionar sus elementos lacrimógenos en un arco argumental sobre la fe, el caprichoso y circular destino y los infiernos interiores y personales. La película considero que estaba realmente en esa otra vida que nunca le hubiera podido ofrecer Philomena bajo la marca de un acto considerado pecado mortal por la sociedad de su época. Un autor de cine experimental marcaría la pauta ciñéndose a “La vida en un hilo” de Edgar Neville o en esa otra existencia que vivió Philomena gracias a su dolorosa purificación tras su paso por el convento de Roscrea. Frears, por mucho que quiera evitar el guión de Coogan y Pope, acaba sumido en los recursos impuestos por la propia historia. Que en EEUU la distribuya Weinstein Company deja clara todavía más si cabe que su alma ha sido corrompida por el cuerpo, carne de tv-movie. Mientras tanto, ¿las monjas diabólicas irlandesas seguirán vendiendo niños fruto del pecado y cociendo a pecadoras o se fueron todas tiempo atrás a Mordor para continuar su trabajo social?
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