“Falling
Skies” fue una de las decepciones
televisivas del 2011 y sus datos de audiencia salvadores dentro de la TNT
han prolongado la vida de un vehículo de entretenimiento que, poco a poco, se
ha ido desquitando de rasgos delusorios marcados y sus más evidentes lastres en terrenos farragosos y familiares. “Terra Nova” nunca tuvo una
oportunidad de crecer y la serie producida por Steven Spielberg quiere sentar las bases en su season 3 premiere de una ficción mucho más madura y directa. «Nuevos
Enemigos, Nuevos Aliados» es el nuevo lema que acuña la regeneración de la
serie con una elipsis de varios meses que facilita el desconocido escenario que
pretende dibujar. Vamos a tener dos razas de alienígenas ahora enfrentadas (los
Espheni y los Volm) posicionándose unos a favor de los humanos y, los otros,
continuando con sus oscuros planes para dominar el planeta Tierra. Los spoilers
llegaron poco tiempo atrás y ya se avecinaba parte de los rasgos que definirían
el episodio doble que compondría el estreno de la nueva temporada en forma de “On Thin Ice” y “Collateral Damage”: ¡Tom va a ser el Presidente de la nueva nación
rebelde y va a tener su cuarto hijo!
Algunos
skitters también se revelaron y tampoco agrada a mucho los nuevos aliados
venidos del espacio exterior. ¿Esconden algo en la manga los Volm? La
comparación con Stalin en la Segunda Guerra Mundial no tiene desperdicio pero
realmente “Falling Skies” quiere
mostrar rápidamente sus nuevas cartas: tendremos droides todoterreno superiores
generalmente reservados para fuerzas tecnológicamente más avanzadas (¡por eso no los hemos visto hasta ahora!) y un topo
dentro de Charleston que está filtrando las incursiones y misiones a los Espheni poniendo en grave peligro a todos.
Uno de los puntos negros de la serie siempre fue ese componente baboso y
azucarado familiar pero ahora parece desquitarse del asunto con una colección
de juguetes rotos: Hal está en silla de ruedas y tiene pesadillas eróticas con
Karen mientras que Maggie sigue con su pose sobaquera para agarrar las armas,
Matt está más rebelde y guerrero que nunca y quiere ser un ni-ni y, finalmente,
Ben aspira a convertirse en un Jason Bourne mutante con novia… mutante. Weaver desconfía de
los aliados y gracias a la tecnología de los Volm pueden quitar fácilmente los
captadores alienígenas y sin dolor aunque es únicamente Anne Glass aquella que
maneja la máquina. Su nueva niña Alexis dejará claro que o bien es una
evil-baby, la especie ha evolucionado contra la nueva amenaza o el uso de la
maquinita de rayos tiene efectos secundarios…
Tom hará que
Arthur Manchester (Terry O'Quinn)
lleve a cabo la investigación sobre el topo y éste recluta a Anthony (Mpho Koaho) para ayudarle con su pesquisa
porque fue un oficial de policía. 50 posibles sospechosos y Manchester
asesinado en menos de 48 horas dejan claro que el topo es un elemento de
suspense para esta tercera temporada. Con momentos flojeras entre Matt y Anne
sacados del manual del drama barato familiar, el capítulo doble desemboca
rápidamente a la acción. Los creadores de “Falling Skies” dejaron claro
tiempo atrás que querían seguir los pasos narrativos de “Lost” siendo
esta nueva entrega una nueva caja china con nuevos secretos. El escenario
podría parecer una precuela de
“Defiance” más que una serie con personalidad y entidad propia pese a su
reiterada necesidad de evolucionar. Aquel que fue profesor de historia ahora es
presidente de una nación rebelde que no se quiere someterse a los alienígenas
invasores. ¿El precio a pagar para la victoria? Confiar en una raza alienígena
que está construyendo algo… muy grande… y ¿muy peligroso?
El nuevo
overlord y villano es Karen, que nos desvelará que implantó a Hal una sonda en
su córtex cerebral y su minusvalía es simplemente psicosomática. Hal es feliz
volviendo con su ex novia asesina y cabecilla de la invasión alienígena ¿en sueños? mientras se cepilla cada noche a Margaret. Los seres humanos siguen siendo
‘buenos’ y únicamente John Pope pone cierto contrapunto… “Falling Skies”
ha ido construyendo poco a poco una maquinaría de efectivo entretenimiento con
un recital de prestados y robados a discreción para salvaguardar la ciencia
ficción televisiva de distracción y pasatiempo. Con “Revolution” y “Defiance”
como rivales no parece que la audiencia de “Falling Skies” cambie de canal: cada una ocupa una parcela
funcional en la pantalla de cada telespectador. No tanto de los
seriéfilos: ninguna de las anteriores llega a la sombra de “Battlestar
Galactica”, por ejemplo. Digamos que la serie producida por Spielberg puede acabar siendo un
universo paralelo de “Starship Troopers”
o una extensa extremidad de “Independence
Day”.
Los detalles,
ahora mismo, quedan en el humor que la serie no quiere desplegar por muy
implícito que esté en todo el asunto: la perfecta voz de los Volm parece un
homenaje a Constantino Romero o
Alexis, la super-babie, debería ponerse una capa y volar al cuarto capítulo de
la presente temporada para salvar definitivamente al mundo y a sus supervivientes. La expansión de
todo el conflicto intergaláctico obviamente abre muchas puertas y posibilidades
dejando a la serie la capacidad de renovarse temporada a temporada y descubrir
nuevas máquinas y alienígenas como dure la propia serie. Al parecer, viene un PEDAZO-EJÉRCITO-IMPERIAL a poner un poco de órden y no es de extrañar que en la quinta temporada (¡por lo menos!) les veamos a todos en naves espaciales. Objetivamente las
carencias son obvias: la serie desciende a los avernos cuando los personajes
abren la boca y dejan de disparar. El drama no es tan efectivo como sus
tiros y dicha escasez es suplantada
rápidamente con tramas y personajes como el Dr. Roger Kadarelm responsable del
sistema de energía eléctrica y antiguo profesor de ingeniería nuclear, que
ayuda a confeccionar la destrucción de un reactor nuclear sin convertir en Chernobyl
la zona donde operan los rebeldes. Sí, la revolución pasa por ser profesor e ir
a clase… y muchos nos preguntamos si haremos pellas a esta lección de historia alternativa llamada tercera temporada de “Falling Skies”
hasta el próximo curso.
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