viernes, 28 de junio de 2013

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After Earth: Confirmado, M. Night Shyamalan nos está trolleando

“After Earth
EEUU
Director: M. Night Shyamalan
2013

Sinopsis (Oficial):

Un aterrizaje forzoso deja atrapado en el planeta Tierra al adolescente Kitai Raige (Jaden Smith) y a su legendario padre Cypher (Will Smith) 1.000 años después de que un cataclismo forzara a la raza humana a escapar del planeta. Con Cypher críticamente herido, Kitai se embarca en un peligroso viaje en busca de ayuda, enfrentándose a terrenos inexplorados, especies animales evolucionadas que ahora gobiernan el planeta y una feroz criatura alienígena escapada de la nave durante el choche. Padre e hijo tendrán que aprender a trabajar juntos y a confiar el uno en el otro si quieren tener alguna posibilidad de volver a casa.

Crítica Bastarda:

Expongo rápidamente los hechos:

M. Night Shyamalan pasó de ser el nuevo Spielberg al Jar Jar Binks de los directores de cine, para unos, y al Val Waxman de “Un final Made in Hollywood” [«Aquí soy un patata y allí… ¡un genio! Gracias a Dios existen los franceses»], para otros.

La ‘polémica y controvertida’ filmografía del director contempla hacer cine para quedarte ciego (“El bosque”), contar las aventuras de piscina de una ninfa fumeta, un ‘tartaja’ llorón y una panda de tarados (“La joven del agua”), hacer la versión vegetariana de “Los pájaros” de Hitchcock (“El incidente”) o arrasar en los Razzies con una película de artes marciales que convertía a Dora la exploradora en “Inland Empire” (Airbender, el último guerrero).

Las críticas de “After Earth” (sobre todo europeas, en USA es Jar Jar Binks) pasan del odio e indignación más profundos (y utilizar al director como saco de boxeo reincidente) al tratamiento de un filme de los mejores autores de cine contemporáneo.

Ha conseguido que el mismo (gran) público que aplaudió lecturas michelbayizadas de Matheson (“Soy leyenda”) y Asimov (“Yo, Robot”) ahora lancen las mismas proclamas e insultos repletos de rencor y rabia que otros sueltan sobre el mainstream de la peor calaña.

Shyamalan es el único director en la historia del cine cuyas películas han sido capaces de protagonizar reviews en cinecutre.com como del más extenso y sesudo monográfico en Cahiers du Cinéma. “After Earth”, por lo tanto y con total seguridad, acabará en el top 10 de cualquier publicación gafapasta europea y, al mismo tiempo, arrasará en los Razzies y convirtiéndola en la nueva “Campo de batalla: la tierra”.


Todo lo anterior lo deja muy claro: M. Night Shyamalan nos está trolleando. Sí, nos está trolleando y con “After Earth” ha conseguido un hecho histórico gracias a unos sencillos pasos:

En teoría, la película era un encargo para que Will Smith y Jaden Smith se lucieran en un engendro futurista repleto de acción, disparos y artes marciales… Por supuesto, el indio ya contaba con que iban regalarnos las peores interpretaciones del Siglo XXI… dejando en ridículo al niño. Por otro lado ha introducido elementos para que se aplauda a su obra, una inusual mirada al chanbara, al new age, a la tecnología, al misticismo y a su vertiente artificial y orgánica. De esta manera ha conseguido una de las películas que muchos han calificado como más sosas, aburridas y peores de la presente década.

Ya sea porque el montador también es un troll o porque Shyamalan diera la orden, han despojado a la película del backstory para explicar esa sociedad formada por corrientes filosóficas que rechazan la ciencia y otra facción que considera que la tecnología fue aquello que salvó a la humanidad y continuará haciéndolo. Así nació ese Cuerpo de Rangers Unidos, que son como caballeros Jedi pero 100% ecológicos. Sí, el cutlass ‘ese’ es un sable láser sin haz de luz de la muerte y con tiras de fibras seguramente recicladas de los envases de chupitos que se mete el niño cual Actimel.


¡Son samuráis! Pero no lo explican, claro. ¡Para qué, si nos quieren trollear! No hay armas intergalácticas ni de proyección ni mucho menos pistolas láseres. Luego hacen trajes súper-inteligentes que cambian de color y son armaduras… ¡y no les ponen guantes ni escudo! ¿Y para qué hablar de las naves? Por fuera parecen rayas de mar y/o espermatozoides y por dentro un cruce imposible de “2001: Una odisea del espacio” y “Los Picapiedra”. ¡Y esas puertas correderas son las más cutres de la historia de la ciencia ficción! ¿¡Están diseñadas por Dexter Morgan o qué!?

La película, además, es un trolleo mayor: cualquier simio vencería a esas peligrosas y letales armas genéticas alienígenas diseñadas para masacrar seres humanos llamados ‘ursa’ aplicando la simple lógica. Vamos a ver, son ciegos y cazan humanos guiados por las feromonas que desprendemos cuando están aterrados y, así, perciben nuestro miedo… ¿No era lo suyo y más sencillo meterse en un traje cerrado herméticamente y se les acabó el ‘olfateo’? Tanto misticismo con la supresión del miedo y era tan simple como un tipo con un traje de astronauta y un arco asesino. Like a boss… FUCK YEAH!

Pero lo mejor de todo es la traducción de ‘Ghosting’ ¿Fantasmación? WTF!? ¿De verdad? ¿Y no sale Casper en una cortinilla de estrellas?


Detrás de todo el desechable asunto (para algunos, el 100%) se hallan grandes lecturas de una película insólita para el mainstream y terriblemente castigada pese a resultar muy icónica. Todo los hallazgos del cineasta emergen en la propuesta —el misticismo y artes marciales de Airbender, el último guerrero”, el ecologismo de “El incidente” personificada aquí en ‘Moby-Dick’ y la explotación bárbara sobre el antiguo planeta de los humanos e incluso seres ya presentes en “La joven del agua”— para seguir el trazado del discurso sobre el miedo desviándose del poder y la manipulación sobre el pueblo (“El bosque”) y focalizarlo en la supresión del mismo con fines de supervivencia. El alejamiento, por lo tanto, a la sensibilidad se impone en el tratado de las relaciones afectivas, que “After Earth” se encarga de perfilar a través de flashbacks y clímax catárticos en incertidumbre y re-visitación de muchos hallazgos de “Señales”.

En tiempos en los que todo es explosivo como pretencioso y hueco, Shyamalan ha abducido a la estrella del efectismo y a su hijo, fruto del efecto y defecto que desea perpetuar el legado, para formalizar una cinta sobre eclosiones de burbujas en experiencias físicas y mentales sobre escenarios cambiantes e inhóspitos; basándose en el logro de hallar un equilibrio y simbiosis entre espacios naturales y paisajes artificiales, frente arquitecturas dramáticas y narrativas clásicas con forma y esencia netamente espiritual. Al director de “El sexto sentido” le faltó un salto definitivo sin red, una burla decisiva al mainstream desquitándose de ese par de peligrosos y tóxicos virus, confiado más en sus imágenes y limitado sus diálogos a breves incisiones para facilitar su capacidad orgánica y metafísica en este notable ejercicio de sobriedad y contextura. Aunque si lo hubiera hecho tendríamos un impresionante filme de culto y no uno de los mayores trolleos del mayor troll del séptimo arte. Esperemos que vaya a recoger su ya asignado Razzie con una máscara de Trollface. ¡Te HAMAMOS M. Night Shyamalan!

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