Mad Men (6x10) A Tale of Two Cities: Siempre nos quedará California

Es cierto que con cada llegada de cada capítulo de “Mad Men” no es que precisamente las noticias despierten entre créditos finales y unos nuevos iniciales. La serie de Matthew Weiner nunca se ha caracterizado por ofrecer mucho más allá de esporádicos comentarios y declaraciones porque, seamos sinceros, no despierta el poder fan de otros buques insignias de la cadena como “The Walking Dead” o “Breaking Bad”. Tampoco es su intención: el poder y legado de Don Draper es la personalización de la elegancia y solidez, sin necesidad de arrasar en blogs y/o redes sociales. Como el buen whisky, “A Tale of Two Cities” marca la décima entrega de la sexta temporada de una serie que ha dado cierto giro en sus pretensiones virtuales. Por primera vez ha conseguido, ya sea pretendido o no, generar una polémica en base a una teoría conspiratoria. ¿En qué consiste? Simple y sencillo: Megan Draper morirá en el cierre de la presente entrega de episodios por vinculaciones en su vestuario (filtrado hábilmente) con Sharon Tate, exmujer de Roman Polanski, que fue brutalmente asesinada en 1969 cuando estaba a un mes de dar a luz. Si bien, Megan comenzó la temporada con un aborto ¿buscado?, el clima espeluznante que se ha ido constatando este año, gracias a la recreación de muchos sucesos que afectaron a la conciencia norteamericana, han creado una cortina acechante. Fantasía o no, es momento de detallar “A Tale of Two Cities”:

De nuevo, una América convulsionada y cambiante se personalizada como fondo y puesta en escena del capítulo como los disturbios de Chicago. La televisión y la radio con su consabido poder va a ir desgranando las perspectivas de los personajes. Así, Don observa en su casa la información sobre la convención demócrata en la televisión, mientras que Megan empaca las maletas de su esposo para un viaje que va a hacer a California por negocios… Los cambios siguen también afectando a la empresa sin nombre confirmado y en una reunión de socios salen los planteamientos episódicos: Ted dice se va a Detroit para ‘cumplir’ Chevy mientras que Don y Roger irán a Los Angeles. En las oficinas tendremos un poco de todo: Bob Benson y Jim Cutler van a potenciar sus personajes con mayor protagonismo. El primero ganará posiciones al ‘posicionarse’ ante una discusión política entre Ginsberg y Jim en la que la palabra ‘fascista’ surge por el rechazo del tratado de paz en Vietnam. Jim quiere despedir a los empleados de SCDP aprovechando el viaje de Don, Roger y Harry, pero Ted es más pacifista que belicoso en su lucha de poder dentro de la nueva empresa.

En esta temporada también se ha empezado a potenciar a Joan y sus intentos de conseguir al de renombre más que acostarse con clientes potenciales como eterna losa y lastre de sus dotes y méritos. Avon es el objetivo pero el machismo impuesto hace que sus temores de ser un florero dentro de la serie y la propia empresa se disparen. Peggy, últimamente desencantada con el 258% de los hombres de su vida, será todo un apoyo… cuando Joan decida quedar con Andy, el representante de Avon, sin contar con Pete… que se enterará de la afrenta cuando la agencia recibe las muestras que envía el cliente. Pete discute ferozmente y trae a Ted para humillar en la sala de conferencias a Joan, por incumplir las normas fundamentales del negocio. Peggy escucha en el despacho de al lado (el de Joan) gracias a la radio la conversación y envía a Meredith con un mensaje falso indicando que Avon ha llamado para contar con ella. Ted se alpaca, Pete se queda solo y Peggy salva el culo a Joan… que tendrá que rezar para Avon llame de verdad.

“A Tale of Two Cities” puede funcionar como un capítulo tanto de transición como de incursión en el mundo de las drogas que tan presentes están en la actual temporada. Don, Roger y Harry se desmadrarán en una fiesta donde estarán los magnates del cine una vez se hayan reunido con sus clientes de Cereales Life. Volveremos a reencontrarnos con Danny Siegel, el primo de Jane y ex empleado de SCDP. Roger se lo tomará como algo personal para conquistar a una callada (¿y enigmática?) acompañante del hobbit llamada Lotus, meintras que Don se siente en ‘Alicia en el país de la maravillas’. Su tanteo con el hachís provocará un cúmulo de visiones mientras que Danny golpea en la entrepierna de Roger como medida despectiva ante tanta afrenta. Los efectos del hachís provocarán que Megan aparezca como una hippie mientras que confirma un latente embarazo y la aparición de Dinkins, que afirma estar muerto, deja el precipicio al que se enfrenta Don. Un ‘hombre al agua’ gritado por Roger devuelve a Don a su acuosa realidad, donde estaba flotando boca abajo en la piscina y se miraba a sí mismos tal y como sucede en experiencias espirituales. Don vuelva a respirar con todo el mundo rodeándolos y Roger salvándole la vida apenas sin aliento. En el avión de vuelta Roger deja claro a Don que Nueva York es el centro del universo y que Los Ángeles es uno antagónico.

En la oficina se resume todo: Manischewitz va a poner la agencia en revisión mientras que Ted ha conseguido avances con Chevy y Joan se posiciona con Avon. El nuevo nombre de la agencia será Sterling Cooper and Partners y esperemos que estén menos perdidos que el pobre Bertram Cooper. ¿Lo van a matar pronto o a este paso mata él a todos? Pete parece harto de ser el único que defienda algo dentro de la compañía y su paso por la sala de los creativos y birlarle un porro a Stan deja ese poso habitual en la serie. ¿Es momento para que Pete se plantee un cambio de aires? ¿Momento para disfrutar de la vida, alejarse de las preocupaciones y ceder a la banalidad? Lo comprobaremos en los tres capítulos que nos quedan.