Director: Pedro Almodóvar
España
España
2013
Sinopsis (Página
oficial):
Un grupo de personajes variopintos viven una situación de riesgo dentro de
un avión que se dirige a México D.F.
La indefensión ante el peligro provoca una catarsis generalizada que acaba
convirtiéndose en el mejor modo de escapar a la idea de la muerte. Esta
catarsis, desarrollada en tono de comedia desaforada y moral, llena el tiempo
de confesiones imprevisibles que les ayudan a olvidar la angustia del momento y
a enfrentarse al mayor de los peligros, el que cada uno lleva dentro de sí
mismo.
“Los amantes
pasajeros” es, para no irse por las ‘nubes’ de Úbeda, 200% Pedro
Almodóvar. Me explico (si es que hace falta explicarse): será tachada y
tildada de vergüenza ajena por sus haters y de excepcional y desopilante
por sus fans. Lo he notado por el ambiente que se ‘respira’ en los cines de la
Pe-nínsula. Desde hace meses es complicado poder caminar cerca de las salas en
España, ya que están atiborradas de gente acampada que lleva allí esperando durante
meses-y-meses... ansiosos el estreno de la nueva película de Willy Toledo. Spain
is a different country, you know. Así que he decidido, como el personaje
que interpreta Lola Dueñas, agarrar los pliegues genitales de más de 40
millones de habitantes y poder ser la voz del pueblo con mi modelito de Raf
Simmons para Dior y con mis joyones de Bulgari colgándome hasta los coyones:
[CRÍTICAS BOYERAS]
Realmente
van a ser una variación —y mala imitación, que para hacer copy-paste y que te paguen sólo hay uno que sirve en este país— de la esperada y ansiada crítica de Carlos
Boyero. Seamos sinceros, lo mejor del estreno de una nueva película de Pedro
Almodóvar es leer la crítica llena de odio, rencor y bilis de Boyero. No sé por qué las casas de apuestas no permiten apostar por sus críticas. ¿Por qué todo el mundo nos haríamos ricos a su costa? No obstante, mi apuesta personal y vidente es la siguiente:
“Los amantes pasajeros” me parece una notable idiotez, me repugna a todos los niveles. Sufrir su película me ha hecho pensar en dilapidarle con los DVD de las grandes comedias de Howard Hawks, Billy Wilder o Frank Capra. Se trata de una sucesión de tonterías sin gracia, de caprichos vacuamente surrealistas dentro de una película pretenciosa y moderna, tan provocadora que simplemente me produce hastío y aburrimiento infinito. Sus efectos cómicos son de una vacuidad tan vistosa como irritante. No me creo nada, todo es simple envoltorio de diseño y los intérpretes están anodinos o atroces. La única sensación que permanece de principio a fin es la del absoluto tedio. Por supuesto, no me he reído en toda esta película de vedettes histéricas para vedettes histéricas.
Es la
película más gay y loca del cineasta. ¡Incluso más que “Kika”! Recupera
el espíritu zafio y de desfase de “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del
montón” y le añade la sofisticación y la comedia estilizada coral pop de “Mujeres
al borde de un ataque”. Almodóvar ha parido una película, contra
todo pronóstico, inédita y extraterrestre, un monstruo mutante más cercano al
espíritu burlesco-satírico de Buñuel, Azcona y Berlanga
que a “Los sexoadictos” de John Waters. El director manchego se
sitúa en la estratosfera del post-humor y la realizado su comedia más pretendidamente
estúpida, absurda y aparentemente desquiciante y esperpéntica, para lanzar una
de las más sobresalientes alegorías sobre estado de la nación, el país de la
pandereta y la corrupción. Que la película esté subvencionada y aparezcan unos créditos
low cost a años luz de los de “Kárate a muerte en Torremolinos” —miedo
me da pensar lo que le habrá ‘cobrado’ Mariscal— es toda una declaración de
intenciones. Títulos de crédito que nos recuerdan que todo es objeto de la
‘ficción’ y precisamente ‘marcan’ dicha palabra junto a ‘realidad’ y ‘película’.
A tiempos de crisis, comedia… parece decirnos el cineasta que al rompe la caja
negra al abrir ‘La Vanguardia’: el país de los aeropuertos fantasmas y las
cuentas de ahorros quebradas, en el que siempre se echan las culpas a otro para
evitar las vergüenzas propias y en el que la juventud se desangra y es
atropellada pero prefiere twittear que solucionar.
Su argumento se lanza al abrazo de la metáfora. La plebe ha sido drogada e inducida al coma mientras se debate la crisis ‘de estado’ y se llega a la catarsis. Los ‘actores’ se convierten en los portavoces del pueblo: famosas a golpe de portada de Interviú que fracasaron como artistas y acabaron siendo putas, proxenetas y dándole al látigo en el culo de ministros y empresarios, asesinos a sueldo, poderosos hombres de negocios y ladrones de profesión, candidatos a participantes de ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’ siempre adormilados/drogados, videntes vírgenes como reverso freak y, por supuesto, Willy Toledo. ¿Ese es el futuro de la población que quiere ir en Business y triunfar? ¿El precio de la fama en un país en el que todo se basa en la fama? La sinceridad y el hedonismo como motor redentor, la libertad sexual y la mentalidad abierta, en un mundo en que todo se reduce a muerte y sexo, son los recursos narrativos de un guión al aire y en pelotas —aunque se fornique con la ropa puesta, que conste—. A Freud le encantarían las reiteradas referencias a miembros viriles o ese avión fálico con ese ‘PE’ en su logotipo —¿de Pedro, de Pene, de Pe, de Península…?— sobrevolando el cielo y alcanzando el clímax en un cum-shot explosivo-existencial.
La situación
(de nuestro país) puede ser desesperada pero la receta almodovariana es simple,
directa y sin prospecto: (saber) reírse [coreografía de The Pointer Sisters
y agua de valencia con mescalina opcional].
[CRÍTICA BASTARDA]
¿Hay que
verla drogado para disfrutarlo plenamente? Su lado superficial me produce
auténtica grima y, por momentos, me siento como Carlos Boyero... Por
ejemplo, la trama que protagoniza Blanca Suárez es un cruce de Hitchcock
con “La hora chanante”. Así es Almodóvar: indefinible y siempre bordeando
el ridículo. Muchos se quedarán en el lado superficial de la propuesta y
atacarán la película por sus arrebatos absurdos y nulo sentido. ¿Pero lo tiene nuestro país? “Los amantes
pasajeros” esconde una brillantísima y certera alegoría que podría
catapultará en el futuro a una película de culto dentro de la filmografía del
director. Ese choque de sensaciones me hace dejar la película como un objeto
interesante y nebuloso. Como algo brillante y por encima de modas y tendencias. Algo, que pocos cineastas pueden conseguir y que
nuevamente Almodóvar ha materializado desde el cielo: convertir el ridículo en absoluto arte.
Versión redux de la reseña publicada en Cinema ad hoc
Versión redux de la reseña publicada en Cinema ad hoc
La mierda no es arte sólo mierda. Una crítica tan alambicada, que no compleja, solo parece estar escrita para ser leída por su autor subido en un púlpito. Boyero en el fondo es un tío más simple y concuerde o no con él, no resulta tan espeso en sus planteamientos. Pero ¿te ha gustado o no? y ¿por qué?. No busques verdades absolutas que no existen.
ResponderEliminar"La mierda no es arte sólo mierda" suena a verdad absoluta, pero ¿te ha gustado o no? y ¿por qué?
EliminarEl texto no es una crítica, es la voz del pueblo el polifonía.
Saludos!