domingo, 4 de noviembre de 2012

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Hunted (1x05) Ambassadors: Las cosas no son lo que parecen

“Hunted” de la BBC y con emisión en Cinemax al otro lado del charco está teniendo buenos datos de audiencia y una buena —que no notable— tolerancia de críticas catódicas. Melissa George brilla y los libretos de Frank Spotnitz dan esperanzas para que la ficción de acción, conspiraciones globales y espías puedan tener continuidad en una segunda temporada. El pasado de los personajes principales es un completo misterio y algo se está maquinando para acabar con la vida de Sam Hunter desde hace ya mucho tiempo… Pero, ¿quién es realmente Sam Hunter? Las preguntas tendrán respuestas y “Ambassadors”, quinto capítulo de la primera temporada de “Hunted”, nos acerca más a ese octavo capítulo que resolverá el misterio… por el momento cada vez más claro.

Kismetcerró con un doble cliffhanger que dejaba el destino de los dos personajes principales suspendidos en un hilo. Aidan Marsh no llegaba a tiempo para detener la explosión recibiendo en sus ‘carnes’ la onda expansiva de la misma… mientras que Alex Kent / Sam Hunter tenía un encuentro en plena calle con el ‘asesino’ de la jeringuilla que suplantó a Horst Goebel. Nada va a ser lo que parece… aunque todo parece lo que va a ser. El argumento de “Ambassadors” queda definido en Aidan, que sobrevive a la explosión, aunque va a ser acusado de ser el topo… teniendo que enfrentarse tanto a la prueba de confianza de Sam como sobrevivir gracias a la ayuda de Natalie del MI6. Hourglass sigue siendo la clave y esta vez el misterioso George Ballard va a dar ciertas pistas sobre la conspiración que está puesta en marcha y que tiene un objetivo claro: acabar con Sam… pero, ¿por qué?

Centrémonos en primer lugar en Sam ya que el ‘reloj de arena’ es cada vez más traslucido y descubrimos nuevas revelaciones. El supuesto asesino de Sam, que tenía a la espía inmovilizada y con su jeringuilla atravesando su globo ocular, resulta ser un ángel de la guarda. No es que dé demasiadas pistas pero visita a Sam en el hospital después de que fuera encontrada inconsciente en plena calle. Lo que le inyectó fue un sedante y así quiere demostrar que no desea matarla. Todo lo contrario, aunque con Goebel se le fuera la mano. No sabemos para quién trabaja y si está vinculado con la madre de Sam, pero sí confirma a la espía que llegó ‘tarde’ en Tánger y que pasó el año anterior buscándola. Conoce que trabaja para Byzantium y señala tanto que su vida está en peligro como no debe confiar en nadie. ¿Podrá confiar en Aidan y en este nuevo y frío aliado?


Y es que Aidan es expuesto al tratar de hallar la verdad sobre Hourglass y ser entrevistada la analista que facilitó información sobre George Ballard por Deacon y Keel. Aidan es detenido pero logra escapar no sin antes indicar a Keel que él no fue el que le traicionó. Keel se reúne con Ballard y vemos que se conocían del pasado… pero Ballard decidió seguir a sus ideales trabajando para el Gobierno pese a que no le garantizasen cuantiosos y elevados ingresos como a Keel. Ballard niega saber nada sobre Hourglass pero Keel sabe que algo está urdiéndose desde las sombras. Aidan contacta con Natalie en el hotel de la ‘cascada’ de agua en la pared y es seguido por Sam… que escucha la conversación. Cuando Natalie se va en cierta medida despechada por confirmar que Aidan no sentía nada cuando tuvieron un romance, Sam aparece armada para sellar su venganza. El problema es que Aidan realmente no es el traidor… aunque sí pasó la información al MI6 del lugar de su encuentro que se convirtió en una trampa mortal. Aidan se siente también traicionado y quiere llegar a resolver la conspiración. Zoe descubre que el verdadero Goebel fue asesinado y ahora tienen el rostro del ángel de la guarda de Sam mientras que Ian Fowkes es presentado a través de Dave Ryder a Jack Turner, que pasa por el local de su socio para comprobar el contenido del maletín. ¿Qué contiene? ¿Por qué el dispositivo de seguimiento de Zoe no ha funcionado? Deacon tiene que enfrentarse a sus pecados mortales ya que para salvar a Sam y las sospechas crecientes de Turner deben utilizar a dos cabezas de turcos en forma de la secretaria de Conroy, Trudy Barnes… y su marido ex militar. Deacon deja la chaqueta de Sam con la rasgadura que es cotejada por Bingham. Gary, el asesino a suelo de Ryder, da cuenta de ellos y también del propio Lewis Conroy. La identidad de Sam está a salvo a costa de la vida de tres inocentes… Aunque la nueva amenaza de Turner es Madame Zahir que se presenta a las elecciones de Paquistán y que quiere detener a los corruptos de su país que desean privatizar la presa Khyber. También vamos a ver en breve que el doctor que salvaron en Tánger, el Doctor Hil, va a confluir en ese gran todo que forma la serie…


Sam, por intervención de Aidan y Natalie, se entrevista en la Galería Nacional con Ballard frente a una pintura llamada ‘Los Embajadores’ —que da título al capítulo y también al leitmotiv de la conspiración—. Después de casi quinientos años su significado aún permanece oscuro incluso para los estudiosos… Y es que Ballard a través de esa pintura de Hans Holbein el Joven fechada en 1533 establece una conexión con nuestro presente. Pintada en un periodo de intenso malestar económico y encargada por comerciantes que formaron un pacto secreto llamado Reloj de Arena (Hourglass) para doblegar los intereses de sus gobernantes respecto a las leyes y la recaudación de los impuestos que les establecían. La conspiración trata sobre concentrar la riqueza del mundo, el poder y la influencia en manos privadas. Para socavar el poder de los gobiernos sin suscitar la ira del pueblo. Durante años, estos conspiradores evolucionaron en cinco corporaciones multinacionales muy importantes. Les tomó cinco siglos, pero ellos finalmente lo lograron. Y ellos tratan de encontrar a Sam… al ser una amenaza. Pero Sam no sabe por qué es tan importante y ni siquiera por qué trataron de matarla. Ballard pensaba que Sam podría exponerles definitivamente como esa gran plaga de la civilización que es capaz de destruirla para enriquecerse. Ballard le advierte que Keel sabe que Reloj de Arena está interesado en ella y tres miembros de la junta directiva de Byzantium son directores ejecutivos en empresas Reloj de Arena…


Ballard y Sam han sido seguidos por el corpulento hombre que trató de matarla en anteriores capítulos. Ambos huyen y cubiertos por Aidan pero finalmente el asesino liquida con un dardo envenenado a Ballard cuyas últimas palabras son para Sam: «Deténganlos… Deben detenerlos». Con la información Aidan y Sam parten para investigar a Hector Stokes, CEO de Polyhedrus, la tercera empresa más grande no gubernamental en el mundo y que construyó la presa en Paquistán por la que los Turner están ofertando. Son descubiertos por el propio Stokes que hace una llamada… Sam se reencuentra con el lugar en la que permaneció encerrada de pequeña aunque son interrumpidos por hombres armados y el letal asesino corpulento. Aidan y Sam deben dar de sí lo mejor de ellos mismos para acabar con sus enemigos. Sam acaba cara a cara con el asesino de su mejor amiga y de Ballard que tiene el control de la situación para liquidarla… pero, de nuevo, su ángel de la guarda actúa con un preciso disparo a modo de francotirador para acabar con la amenaza. Aidan confiesa a Sam que Natalie le chantajeó ya que esconde su verdadera identidad… aunque no le da más detalles y quiere Sam vuelva a confiar en él. Natalie también es chantajeada por Keel y cubre a Aidan indicando que Hasan era el espía. Con todo el reset anterior en Byzantium, Sam y Aidan tienen más tiempo para exponer la conspiración y a Reloj de Arena. En el regreso al ‘hogar’ de Sam, emergen los sentimientos de Stephen Turner y de Alex Kent que acaban besándose… ¿Y también los de Sam Hunter? 

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