domingo, 18 de abril de 2010

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More Things That Happened (Parte III)

Había visto en mi vida bicicletas sin piñón, escaleras sin escalones o relojes que no dan la hora pero nunca un ascensor sin memoria. Algo tan inconcebible en un presunto edificio tan moderno (por su temprana edad arquitectónica) era similar a un choque de galaxias o a un un nuevo enfrentamiento televisado entre Ana Rosa Quintana y Mª Teresa Campos. Posiblemente pensado para la integración social: si no preguntas no sabrás dónde te lleva. Presuntamente un nuevo divertimento social y físico para subir y bajar escalaras o radicalmente una-puuuuta-mierda-pinchada-en-un-palo.


El edificio de la Escuelas Pías reutilizado por la UNED ha dado pie a una extensión fashion en forma de terraza de lo más variopinta: por sus clientes y sobre todo por sus camareros. Lo normal es que uno se encuentre con camareros de un local siguiendo una estela o tradición, sumidos y sacados de un molde. Pero he aquí un ejemplo de casting de modernos, de todas las nacionalidades, de tendencias sexuales dispersas y con modelis des-homogenizados para la ocasión. Dicha diversidad cultural queda patente como técnica de marketing-gancho: nosotros sea cual sea tu afiliación o etnia te representamos. Desde la oriental reciclada a la tradicional joven española emprendedora que quiere ser actriz pasando por el tradicional camarero gay hasta un mix de kale borroka con la pasarela Cibeles.

Buena pinta...
Había gente extraña y funcionarios pasando su tiempo laboral pero mi obsesión era hacer desfilar al par de osos de galleta que sirven junto a los café-au-lait por un baño marie a numerosos grados centígrados. Primero, póngase el oso de galleta en la socorrida cuchara. Nota: mejor es ponerlo boca arriba para ver su cara de sufrimiento. Segundo, introdúzcase lentamente para que se empiecen a mojar y a hinchar sus patititas y bracitos. Tercero, remójese al completo pero con un coup de grâce de sutileza y rapidez para que no pierda el conocimiento. Cuarto, repítase el sauté, sautée a velocidad efímera mientras se observa el triste y previo fin del oso de galleta. Cinco, al centro y pa’ dentro. Hay dos osos por lo que el placer es doble.

Osos en el corredor de la muerte

La biblioteca muy bonita pero desde fuera porque estaba cerrada por causas ajenas y térmicas. Ser moderno y bohemio no es apto de todos los públicos pero esta vez para llegar a serlo hay que ir a Lavapiés. Hace años era el Bronx de Madrid pero ahora está más arreglado que la Zarzuela y hasta te ofrecen publicidad por las calles de operadoras de móviles para inmigrantes. ¡Viva la integración social! Por cuestiones y otras contingencias no me pude montar en un minibús y acabé en Chicago pasando por Orcasitas. El mundo es un kleenex de usar y tirar y el lugar fashion en cuestión que recomiendo, pese a no ser un himno, se llama Gaudeamus Cafe.

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