lunes, 19 de abril de 2010

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Cumpleaños Heavy


Metal o no metal, esa es la cuestión.
BASADO EN HECHOS REALES:
Conversación monotemática (¿y metalera?) de los ochenta:

— ¿Habéis escuchado a Europe?

— No, pero hemos escuchado a un grupo de puta madre que se llama Europa.

Con un dulce de tamarindo (salado y enchilado) en mi estómago me decidí asistir por segunda vez en mi vida a un cumpleaños heavy. La primera vez acabé fatal y no por la compañía o por la música sino por el alto consumo etílico en condiciones de indefensión gástrica completa. Todo ello provocó que alcanzase un estado zen tirado en una cama con consecuencias nefastas para mi impúdica reputación. Pero esta vez todo pintaba diferente o eso creía. Posiblemente un afán de aventura hacía lo desconocido me invitase a introducirme en un bosque con metaleros armados con espadas que esperaban ofrecer un sacrificio a una maléfica deidad de un comprador de discos de Animal Collective. Nada de eso.

Heavylandia
 Imagínese por un momento esos cumpleaños infantiles con Fanta y Coca-cola (originales, nada de segundas marcas) con sándwiches sin corteza de foie-gras y Nocilla (originales, nada de segundas marcas) con bolitas de queso, panchitos y gusanitos rojos (que dejaban marcas de difícil olvido y limpia en dedos y lengua). Imagínese todo aquello en un ambiento de melenas, camisetas de AC/DC o Van Hallen, con chupas de cuero y brazaletes con chinchetas. Visualice esta imagen: una tarta con velas que emergiendo de la oscuridad metalera mientras unos seres cantan el Cumpleaños Feliz versión Parchis o Fofito al ritmo de Dimmu Borgir y es apagada sin que una melena o pelo se incendie y sus espasmos con la espalda sean similares al ritmo de un clip Manowar. Esa imagen la viví este pasado sábado.


Más que un ambiente hostil fue un ambiente demasiado amigable donde se habló hasta de política y el estado de la nación o se intentó debido al numeroso alcohol ingerido antes y después de mi presencia.
Me esperaba ramalazos violentos a lo “Detroit Metal City” con gente chillona y pintada a lo Krauser que esconden camisetas de Los Fresones Rebeldes en su fondo de armario. Nada de eso. Los heavies ya no beben Dyc ni litronas a morro (que es más heavy en tiempos de gripe A, B o C o garrafón made in Spain) sino Cardhu reserva a polo seco y en vasitos individuales de chupito. Juegan al Guitar Heroe e incluso se atreven con el de The Beatles.

Los tiempos han cambiando para mal: Metallica son para pijos que escuchan los cuarenta principales. Personalmente me quedo con discos de Motorhead, Sepultura, Today is the day, Neurosis, Sunn O))) y muchos otros o el disco más heavy editado en el planeta tierra para muchos: Metal Machine Music de Lou Reed.
Para el resto que sigan soplando velas sin que se quemen sus pelucones.

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