viernes, 2 de abril de 2010

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Deseo carnal

“El que lucha con monstruos debe tener cuidado de no convertirse él mismo en monstruo” Friedrich Nietzsche

“Cómeme” Anónimo
Recuerdo hace muchos años que en el salón de mi casa (no de campo) se vieron las primeras imágenes de “Ravenous” que conforman el arranque de la cinta de Antonia Bird. Hubo cierto aire de cultismo entre mi grupo de amigos y sugerentes y sádicas coñas con la devoración carnal (y posterior decoración ornamental) de las múltiples y suculentas víctimas que acabarían sus vidas en un asador mientras uno depravados seres soltaban una frase mítica: "Vuelta y vuelta..."

En su punto...

La banda sonora era del gran Michael Nyman y Damon Albarn (el líder de Blur y co-creador de Gorillaz) y no pude evitar mofarme al ver como su protagonista, Guy Pearce, vomita ante un sanguinolento plato de carne roja y re-titulé la película a partir de ese inolvidable momento como “Raba-nous”.
Es curioso que el propio Guy Pearce también aparezca en la reciente La carreteradonde el canibalismo es el gran temor humano ante la decadencia moral en medio de tiempos apocalípticos y donde Viggo Mortensen muestra su flácido y pálido culo ante la mirada impertérrita de sus fans femeninas (les excita cualquier pellejo que les enseñe, puedo dar fe).

También esta semana hay una auténtica conmoción en la industria del porno (y todo lo que lo rodea) y que en los restaurantes se espante de manera tan casta a los clientes (adiós al solomillo y a la pizza con pepperoni, bacón e incluso ¡la hawaiana! que llevan jamón york).
A los cristianos les costó quinientos años, miles de debates no televisados sobre equinoccios y, sí, hostias sacralizadas a tutiplén para saber cuando tenían que celebrar la Semana Santa pero pocos saben el motivo de la prohibición de la carne (roja o no).
Uno puede buscar el origen de esa penitencia mediante la red y encontrar respuestas memorables a la misma pregunta:
- ¿Por qué en Semana Santa no se puede comer carne roja?
- Consumo carnes rojas en cualquier momento del año. (Mejor respuesta elegida por los usuarios) (¿¡!?)

Otros se basan en testimonios de arzobispos y conferencias episcopales que al ver cómo en las pescaderías, una semanas antes de ser Santa, hacían el agosto-santificado al poner un precio escasamente cristiano al bacalao (exactamente al precio de vinilo del otro bakalao) alzaron la voz: nadie irá al infierno por comer carne pero sí que hay que hacer alguna clase de privación. Se puede pensar en no beber bebidas alcohólicas, consumir pornografía ni darle al log-in del facebook o similar, no jugar a la quiniela ni ver fútbol, tampoco Tele 5, dejar de esnifar coca o pegamento o no dar al botón de encendido de tu consola favorita. También con una buena obra de caridad o de piedad la cosa funciona. Vamos, que la humanidad entera prefirió el sacrificio de no comer carne a que le tocasen los otros vicios mayores.
Otros simplemente dicen que la carne de la que se habla es de la fornicación y otros muchos indican que la penitencia es evitar a toda costa el consumismo y las apetencias propias. Dicho lo anterior y en mundo de vicios y consumismo donde respirar es sinónimo de pecar la ausencia de un deseo carnal durante unas horas no es cosa de santos ni beatos sino de hipocresía pecaminosa. De convertirse finalmente en aquel monstruo sobre el que se lucha.
Pero claro, ¿cómo se puede recomendar en un día como hoy no escuchar el excelente “Deseo Carnal” de Alaska y Dinarama? Efectivamente “Cómo pudiste hacerme esto a mi”.

2 comentarios:

  1. ¿Sabes qué acabas de perder tu parcelita en el cielo después de tu explicación de por qué no se puede comer carne?jajaja.

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  2. Meto enlaces y veo tu comentario... El deseo carnal tiene y debe ser perdonado en el cielo por decreto popular.

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Lea antes los Mandamientos de este blog.

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