“Mad Men” sabe que muchos
ya han catalogado su anterior temporada como el inicio del ocaso de una de las series
de televisión que cambiaron la televisión. “Boardwalk Empire” avisó y “Homeland”
remató. Nadie espera que esta sexta temporada dé alguna alternativa en los
premios que reinó durante cuatro años consecutivos. “Juego de Tronos” ha vuelto más fuerte que nunca, “The Walking Dead” por fin se ha
consolidado como serie, “Breaking Bad”
quiere despedirse por todo lo alto y las novedades del 2013 con “House of Cards” y “The Americans” como claros despuntes admitidos por crítica y
público. ¡Y no he querido mencionar todavía a “Downton Abbey” y si la crítica norteamericana perdona a “The Newsroom”! El nivel está tan alto
que “Mad Men” ha decidido volver con
aquello que mejor sabe hacer: calidad perfumada y estampada por los cuatro
costados. “The Flood” marca el
quinto capítulo de la sexta temporada de la serie de Matthew Weiner y es momento de repasarlo.
El asesinato de Martin Luther King marca la fecha y el fondo del capítulo. 4 de abril de 1968 y tenemos una ceremonia de premios de ANDY de Nueva York. La situación es un tanto curiosa ya que Peggy y Megan, finalistas por SCDP, ya no trabajan allí… El vínculo entre ambas es visible, como si el éxito de la una en contraplano de la otra reforzara su perspectiva de futuro. Interesa en este capítulo la aparición del Sr. Cutler y su presentación a Megan por parte de Peggy. ¿De verdad que es como Roger con mal aliento? ¿No da la impresión de que esa secuencia está colocada ahí como algo más? Antes, veremos a Peggy y Abe buscar apartamento en Upper East Side y a Bobby arrancando un trozo de papel tapiz en su habitación por su falta de coincidencia intentando posteriormente ocultar el delito… Nos interesa saber que Arnold y Sylvia se van a Washington DC y que el padre de Ginsberg monta a su hijo una cita sorpresa con Beverly, la hija de uno de sus amigos. Los elementos ya están dispuestos para la noticia que cambiarán en cierta medida y pondrá a prueba al pueblo norteamericano y a los propios personajes.
Paul Newman, plasmado en el capítulo desde la lejanía, será interrumpido en la ceremonia por un hombre que grita que Martin Luther King ha muerto. La ceremonia tomará un descanso de diez minutos mientras que veremos al resto de personajes escuchar la noticia: Ginsberg y Beverly en el restaurante donde se encuentran y Betty, Sally y Bobby a través de la radio mientras Henry les debe dejar para ayudar al alcalde. Abe también partirá para cubrir la historia para New York Times mientras que Pete desea localizar un teléfono para llamar a Trudy. Pete aquí será sacudido de nuevo por la soledad y por sus constantes erróneas decisiones. Poco importan los premios o que te den uno cuando no trabajas allí y cuando ya ni el cliente está en la agencia, ni tampoco la incertidumbre de saber si la escalada de violencia ha podido afectar a Arnold Rosen y a la amante de Don. Lo importante es saber cómo reaccionan los personajes de la serie frente a los personajes afroamericanos de la ficción que en teoría deberían reaccionar. El juego de roles está servido. Mientras Peggy se abraza a su secretaria Phyllis y la envía de vuelta a casa, Joan Harris hará lo propio con Dawn que prefiere quedarse trabajando. La opinión de una madre cuenta más que la de un jefe. ¿Contará del mismo modo la decisión de un padre? Lo veremos con Ginsberg y el recordatorio de su padre: «En el diluvio, los animales fueron de dos en dos. ¿Vas a subir al arca con tu padre».
Henry, por
la gestión del alcalde Lindsay para calmar los disturbios, se da cuenta de que
no puede cambiar cosas de su posición. Le han ofrecido un puesto en el Senado
del Estado y está considerando la posibilidad de dejarlo todo por el mismo.
Betty se alegra pero nos demuestra delante de un espejo que tendrá que empezar
a entrar de nuevo en los vestidos que dejó de habitar desde el cierre de la
cuarta temporada. Al final de todo, tal vez, solamente importe el dinero… como
marca la discusión entre Harry y Pete. Más noticias, menos publicidad en prime time, menos dinero. El dinero que
provoca que Peggy pierda el apartamento. Yo creo que fue su agente de bienes la
culpable… aunque Peggy escuchará la opinión de Abe, que prefiere los 80 West en
su lugar y habla de criar hijos… ¿Familia a la vista? ¿Humor a la vista? Humor,
como el que propicia la aparición de un amigo de Roger (Brandon Walsh) con una ¿idea?
para un anuncio de seguros de su propiedad.
Betty llamará a Don para recordarle que debe recoger a los niños. Mientras que Megan lleva Sally y Gene para una vigilia, Bobby dice que no se siente bien y se queda con Don. Bobby, pos sus fechorías con el papel, confirma el castigo de Betty: prohibido ver televisión por una semana. Como el cine no es televisión aunque aquí lo veamos sobre una serie de televisión, Don lleva a Bobby a ver “El planeta de los simios”… en sesión doble. A la espera de la próxima proyección de la película, Bobby le dice a un mozo de limpieza del cine afroamericano: «A todo el mundo le gusta ir al cine cuando están tristes». El cine como motor evasivo y detalles que marcan el orgullo de un padre tal vez provoquen cierta catarsis emocional en Don y confesión sobre la paternidad/responsabilidad/amor a Megan. Todos tenemos nuestras preocupaciones de almohada y, en este caso, Bobby no puede pegar ojo pensando que su hermano puede ser tiroteado. Don lo tiene claro: no es tan importante. Un cigarrillo en el balcón mientras escuchamos las sirenas, que marcan el claro subtexto del capítulo de fondo, dejan claro que “Mad Men” no ha tirado la toalla pese a caerle encima el Gran Diluvio televisivo que vivimos en la actualidad.
Harry es su padrastro... como tanta poca comprensión
ResponderEliminarLa persona por la que Bobby se preocupa al final del episodio es Henry, no por su hermano, por ello la respuesta reticente de Don. Qué decepción esta review.
ResponderEliminarDato curioso y adicional: en los créditos finales del capítulo de la serie, se puede escuchar de fondo la canción "El amor es azul", que es interpretada por la orquesta de Paul Mauriat.
ResponderEliminarDato curioso y adicional: en los créditos finales del capítulo de la serie, se puede escuchar de fondo la canción "El amor es azul", que es interpretada por la orquesta de Paul Mauriat.
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