Mad Men (6x01) (6x02) The Doorway, Part 1 & 2: Feliz Año Nuevo Mr. Draper

“Mad Men” regresa con su sexta temporada de nuevo con excelentes críticas y la labor de competir por su lugar dentro del trono de los seriéfilos. Matthew Weiner vuelve a encargarse de transportarnos a finales de los años 60 e introducirnos, poco a poco, en el arranque de los 70. Hippies y burgueses parecen ser focos de interés para el creador de una de las ficciones fundamentales de la era de oro televisiva de EEUU alcanzada en el Siglo XXI. Pese a que será fija en los Emmy y Globos de Oro, la serie de la AMC ha quedado relegada a un segundo plano por la confirmación y nuevo reinado de “Homeland”. Posiblemente la libertad creativa explote ahora sin una presión manifiesta y el humo de un cigarrillo de Don Draper sea ahora más introspectivo que simple pose y fachada. “The Doorway, Part 1” y “The Doorway, Part 2” forman el season 6 premiere de “Mad Men” y es momento de repasarlo.

La muerte y la vida van a ser las preocupaciones de Don Draper está temporada. Don lee ‘El Infierno’ de Dante en una playa de Wikiki con Megan a su lado y el espectador es descolocado… tanto como el protagonista de “Mad Men”. Se hospedan en el The Royal Hawaiian pero un grito y un hombre que intenta ser reanimado por otro, desde un punto de vista subjetivo, nos habían introducido antes en la presente temporada. ¿Quién es ése hombre que yace en el suelo acercándose a la muerte? ¿Don Draper? ¿El espectador esperando volver a ver esta serie? Nos interesa saber que ambos siguen juntos y que ahora Megan es una ‘estrella’ de la televisión gracias a una serie. Pero Don no duerme tan tranquilo como su mujer y encuentra en el bar a un borracho que se casa a la mañana siguiente y convence a Draper para que entregue a su mujer. Megan despertará sola al amanecer y al dirigirse a la playa encontrará a su marido en la boda… haciendo una foto que inmortalice el momento.

Betty y su conducción temeraria serán multadas y reprendidas por Pauline… aunque aquí nos interesa más la amiga de Sally… llamada Sandy. Toca muy bien el violín, parece la hija perfecta y perdió a su madre. Sandy y Betty tendrán una conversación en la cocina donde confesará que no fue admitida en Julliard y quiere mudarse a Nueva York… Betty tendrá que buscarla a la mañana siguiente al saber que se ha fugado. Acabará en un edificio okupa buscando a Sandy para confirmar que la chica ha huido a California…

A la vuelta de las vacaciones de Megan y Don comprobaremos que fue Jonesy, su portero, la persona protagonista de ese flashback: tuvo un infarto y fue atendido por su vecino el Dr. Arnold Rosen. El capítulo tratará la relación entre Don y Arnold. El primero invita el segundo a pasarse por SCDP para recibir una cámara de fotos y ambos parecen envidiarse el uno al uno. Esta temporada los intentos de Peggy por don-drapearse seguirán intactos. Recibirá una llamada de Burt Peterson ya que un chiste de ‘The Tonight Show’, sobre soldados cortando orejas de los prisioneros en Vietnam, ha destrozado un anuncio suyo de auriculares Koss. Tendrá que solventar la crisis sin la ayuda de Ted Chaough, que la felicitará por su idea final y resolución. Stan será el contacto de Peggy entre empresas de publicidad y lanzará uno de sus comentarios burlándose sobre su relación profesional/personal con Ted.

Roger tiene terapeuta, los jefazos de la oficina son inmortalizados y Don una experiencia. Los creativos están más hippies que nunca y tendremos más muertes: la madre de Roger ha fallecido, su limpiabotas ha fallecido y Don también piensa en la muerte inconscientemente. Ese mechero recurrente de Dinkins (el soldado con el que actúa de padrino de su mujer) que encuentra Don con la inscripción: «En la vida, a menudo, tenemos que hacer cosas que no nos gustan». Don coge una borrachera en el funeral de la madre de Roger y acaba vomitando en el paragüero. Provocará una catarsis familiar con Roger renegando de la nueva pareja de su ex (ex) mujer. Pete y Ken tendrán que llevar a casa a Don, que en el vestíbulo exigirá a Jonesy respuestas sobre su muerte ‘temporal’. ¿Escuchó el océano? ¿Estuvo en Hawái? ¿Metáfora que utiliza el capítulo del cielo? ¿El infierno es Manhattan y ser un ejecutivo ricachón? ¿Cuál es el Infierno de Draper? El sonido del océano con el sonido del viento golpeando los edificios más altos de Manhattan es uno de los numerosos contrastes que el capítulo…y, tal vez, pistas.

Tenemos un personaje trepa como Bob Benson (calado perfectamente por Ken) y volveremos a verle con total seguridad. Dejaremos a personajes en la recámara como Joan Harris, que aparece más en la previa de la temporada anterior que en este capítulo… y nos centraremos en la vida familiar y solitaria de Roger. Sus ex mujeres y su hija… más preocupada de que apoyo económicamente un negocio de ella y marido que de recibir el legado de abuela en agua bautismal del río Jordán. ¿La espiritualidad desaparece en el mundo de los negocios o no hay futuro generacional? Tal vez sea aquello que el subconsciente delate sobre Don en su anuncio ‘suicida’ del hotel hawaiano de Sheraton que recuerda al final del remake de “Ha nacido una estrella” con James Mason. La poesía en el mundo de los negocios puede ser tan etérea como el humo de un cigarrillo.

Se puede solucionar la crisis existencial tiñéndose el pelo de negro a lo Elizabeth Taylor como Betty o desfogándose por la muerte de un limpiabotas… pero acabaremos con la celebración de Noche Vieja en casa de los Draper con una pareja y los Rosen… Arnold tendrá que irse a trabajar después de Año Nuevo y Don le acompañara para conseguir cigarrillos… La realidad, tal y como nos desvelaba el final de la anterior temporada, es que Don vuelve a las andanadas y escarceos sexuales. Pero esta vez nos sorprende que sea la propia Sylvia Rosen el objeto de su propia aventura. ¿Si no puedes ser un médico al menos puedes tirarte a su mujer? Don quiere dejar de hacer lo que hace pero lo sigue haciendo y da lo mismo que se lo diga un mechero que un cartel publicitario. El abismo está cerca y Don quiere asomarse bien dentro del mismo para que la foto sea lo más perfecta posible. La duda es saber si podrá salir del abismo o caerá en la completa oscuridad.