Malos Humos

Llegó la Ley Antitabaco que pretende arrasar con los malos humos. Nada de lo mucho que se diga será correcto y todo lo que se deje de decir incurrirá en lo políticamente incorrecto. Quieren que el ciudadano sea policía, que se apuñale con la lengua y se denuncie vía on-line. La FACUA lleva ya más de 700 denuncias y lo anónimo es más confortable, bastardo y cobarde que salir con bates de béisbol a repartir el bacalao. ¡Esto es la guerra! Lo suyo es hacer demagogia y ganar votos como sea: ‘El humo de los tubos de escape contamina y perjudica la salud mucho más, pero nadie hace nada’, ‘Cada diez minutos fallece un paciente fumador en España’ o ‘Como te ve sacar la colilla te meto un paquete de 600.000 euros’. Cada uno que elija lo que quiera pero en estos tiempos hay que descargar el purito antes de entrar al garito. 

Todo me recuerda al episodio de “Los Simpsons” donde Marge, tras una brutal agresión de Maggie a Homer siguiendo los pasos de ‘Rasca y Pica’, decide acabar con la droga que violenta las ansias de los más pequeños. ¡Se acabó esa droga infantil llamada televisión! Y muerta la ‘perra’… ¿se acabó la rabia? Los niños, ante la pérdida de contenidos violentos de la televisión, deciden salir al exterior de sus hogares… a esa resplandeciente luz exterior y, como simios de “2001: Una odisea del espacio” evolucionan y comienzan a jugar en los parques y vuelven a ser niños.

En los bares ahora los carritos comenzaron a entrar y salir. Se acabaron los humos y los malos vicios, las vivencias del cigarrillo y… ¿lo perjudicial? Ahora los niños no ‘fumaran’ en los bares… ¡sólo beberán! ¡Abajo la nicotina! Bienvenido el alcohol… la caña y la tapa, tapa son.

UN MUNDO FELIZ SIN HUMOS

Nos anunciaron las malas lenguas y la oposición más pragmática que veríamos los bares vacíos. Yo me tomé un par de vermús en uno lleno y vacío de humos. Lleno, eso sí, de carricoches y niños. Ahora en vez de un biberón los más pequeños pedirán una caña o un gin-tonic… pero de tabaco y malos humos, nada de nada.

Cronología de un crimen

Recuerdo que cuando se dejó de fumar en la oficina se montó una similar. Eran tiempos en los que se fumaba un paquete durante la jornada laboral, en los que se consumían los cigarrillos en los ‘cenicerdos’ sin que se tocase, donde el estrés laboral era saciado por la calada y esnifada de nicotina. Esos tiempos en los uno era atufado siete horas por sus compañeros solidarios de trabajo y en los que te miraban como un bicho raro en toda la red de Metro y EMT por el pestazo fétido que emanaba tu ropa. Esos tiempos pasaron e incluso los fumadores lo agradecieron. Esos tiempos de smoking room y de nuevos malos rollos… porque aquí comienza otro conflicto: el del tiempo de descanso.

NUNCA TE METAS UNA COLILLA EN LA BOCA

Los fumadores necesitan su dosis cada hora prácticamente, bueno, cada tiempo que ellos quieran tener. Pero ese comportamiento no es del agrado de españolito-tipo, ese que envidia todo lo que no puede poseer. Fumar un cigarro en cinco minutos no es fumar. Se necesitaba ir a la smoking room o narcosala y ésta solía ser colocada en las empresas en reductos de complicado acceso. Ese laberíntico tránsito llevaba ya los cinco minutos de tiempo. Al menos… eran necesarios… veinte minutos por cada hora para poder fumarse un cigarrillo. Claro, y uno por hora en una jornada de ocho horas hacen que, sumados al descanso largo de un par de cigarrillos, quedé una jornada de cinco… Eso, sumado a eso de ir a mear, cagar, beber agua, tomarse diez cafés para compensar los efectos de la nicotina y, sobre todo, liarse los cigarrillos (porque ahora se lleva el tabaco de liar…) hace… que la empresa le pague a uno sin prácticamente haber dado medio palo al agua. El que se queje que se haga fumador y sea menos envidioso, por favor. Que fumar es libre, ¿no? O lo era…

Cuando fue prohibido el tabaco en todos los centros de trabajo quedó la calle. Muchas empresas prohibieron salir a fumar a sus empleados de segunda (todo aquello que no tuviera un cargo medianamente decente) durante la jornada de trabajo alegando que no se responsabilizaba de lo que pudiera ocurrirle al currito o esclavo de gama baja. Seguramente el seguro laboral era low-cost. Es conocido que en las puertas de los trabajos se suceden numerosos accidentes y atropellos mortales. No pasó nada. Los fumadores fumaron en la entrada y la salida; otros, los burgueses, pudieron compensar su adicción capitalista y consumista con dosis soviéticas en duras jornadas, con frío y calor, en la puerta de sus empresas. Para los pobres, siempre quedarán los baños para tirar y tirarse de la colilla. 

NUEVOS TIEMPOS PARA LA CLASE

Todo lo anterior se repetirá, cual ciclo, con la nueva Ley aunque cambiar la oficina por el bar y el beber por fumar a la puerta del pub y bareto es bastante cutre para el careto. Sobre todo cuando el paquete salga más caro que la raya de cocaína. ¿Selección natural de Tabacalera Española? Sí, salvo que uno forme parte de un Club de Fumadores y se practique la esnifada de rape y el fumeteo de especias diversificadas y sibaritas. Finalmente, el tabaco vuelve a sus orígenes y se convertirá en material del buen gourmet y gusto. “Mad men” será más que una serie de moda sino la vuelta a un estilo que llevarán los gentlemen a dar buen olor y fragancia a los malos humos que se llevó un viento llamado ley.