Noche low-cost: La Sexta y Cuatro decidieron ahorrar pasta (que estamos en crisis, recuerden) pasando la velada en plató. Telecinco decidió que sus ángeles o tri-angélicas-de-Vasileica-aposteidad se asomasen a una ventana. Lo de RTVE con un gran ático fue una lección de clase y elegancia en manos de un vestido sin cintura de Anne Igartiburu. La 1 fue, en cuanto gran angular la, número 1. Cuatro apostó por Flo pero una imagen hecha en Photoshop de un reloj ‘enladrilladado’ (¿metáfora del estado actual de la cadena?) alejaba al espectador del directo de la Puerta de Sol. San Miguel fomentó el consumo de cerveza, una por campanada. Flo en vez de contar anécdotas sobre abuelas y atragantamientos debería haberse atragantado él. Anna Simon estaba embutida en un traje rojo aunque no se sabía quién embutía a quien. Era el reclamo perfecto si alguien quería pasar por allí. Tonterías, las justas, oigan.
Berto Romero y Ana Morgade en La Sexta pusieron humor aunque un LCD en el culito daba la hora. Entre la ‘campanada de la penetración’, globos, paquetes, mallas y 3D se puso el ingenio y Ana un vestido color cava-desgasea'. San Miguel de nuevo puso el ‘destape’ de campanadas. La fiesta final no les quedó mal con serpentinas, saltos, abrazos y una cámara en una grúa. ¿La música de la banda en directo no era un cover de ‘Bad Romance’? Dicho queda, un bad romance en toda regla.
La coleta na'vi de Pilar Rubio causó furor y escándalo en ciertas mentes criminales que la compararon con una de ‘estar por casa’ o ‘salir al súper’. Claro, ¿¡quién se fijó en la coleta avatarizada de Pilar Rubio teniendo ese ‘agradecillo’ canalillo a su lado!? El ABC, quién si no… ‘¡Woman power, arriba las tías!’ vociferó Marta Fernández (que personalemente ni conocía antes de esta noche) y aunque mañana saldrán los datos de audiencia estas chicas parecen segundonas porque no se creen su auténtico potencial. Sólo una presentación nudista de los nuevos pechos de La Cabronero (se ha puesto una noventa pero parece un noveno), la Rubio y la Fernández podría causar un cambio de acera y derrotar a toda-poderosa.
Todo estaba tan ensayado, guionizado y reque-te-preparado que el desliz de la Carbonero con ‘los últimos y primeros anuncios del año’ más que gazapo huele a chamusquina preparada. Que digan que sea el mayor zascandil de la noche es completamente lógico teniendo en cuenta que no vimos nada más.
Repito, si hubieran salido en batas del Carrefour y cigarro en mano las tres Marias hubiera tenido mucho más encanto y glamour la cosa.
PECHOS FUERA! |
Mota y la Igartiburu siguieron una aburrida telepredicación de deseos y buen rollo y no se salieron del guión en ningún momento. Puede que la apretada cintura y faja no dejará pensar mucho a la rubia. Clase, elegancia y el mejor plano para vivir lo que se cocía (y como se cocían) en la Puerta del Sol. Pero lo que fue el objeto del deseo (lógico) fue “La última cena” con Jorge Javier y Belén Esteban que empezó con tomas falsas (tan falsas como todo lo que se celebró durante el programa). Bajaron en un columpio robado del parque de atracciones y glamourizado con piel de conejo de Alcorcón. Jorge lució pajarita y Belén un traje de cobaya hormonado homenajeando a La Violetera.
SIN CINTURA Y A LO LOCO |
Se nos anunciaba que era una noche llena de sorpresas pero eran los mismos colaboradores de siempre, las mismas vergüenzas públicas expuestas con el poco sentido del ridículo habitual, efectos con una bola disco de juguete plagiados de “Mamma mia”. Víctor Sandoval estaba allí para complementar el homenaje pero este chico no es nada sin una pin-up de la periferia de complemento. Regalaban dinero y es que tenían que pagar para ver semejante aberración llamado programa. Un mantel azul galáctico sacado de la nave espacial de E.T. hizo que las babas de los asistentes no se desparramasen por los suelos y comenzase una pandaemia cerebral al otro lado de la pantalla.
¡PUNTEROS LÁSER! |
Ocurrieron muchas barbaridades allí, conexiones en directo y telefónicas, encuentros en la tercera fase con un Golosina transformado en chica Freixenet. Hicieron publicidad hasta comiendo uvas, se hicieron karaokes que provocaron tormentas en Tombuctu, conectaron con la casa de Gran Zorrano e intentaron partir (y partieron) por dos a Karmele. ‘Lo que suponíamos, lleva muerta mucho tiempo porque no sale sangre’ humorizaba Jorge Javier. Sinceramente no tengo mucho tiempo de narrar lo que sucedió y considero el suyo incluso más importante que el mío. Eso sí, para “La última cena” la que nos regaló envuelta de auténtica polémica y vómito por Javier Gurruchaga y Pilar Miró. Eso sí que era televisión indómita, salvaje y con una brutalidad humorística. Puro encanto del esperpeto español que parece desaparecido por el exceso de caspa y la bajeza televisada con anuncios. Yo lo veo porque soy masoca, me va mucho el morbo y soy fan de la coprofagia de two-girls-one-cup o de esa imborrable Divine devorando una caca de perro en el insuperable y mítico final de “Pink Flamingos”. Yo sé por qué lo veo...¿pero lo saben ustedes? Esperemos, no obstante, que la cena que vimos el pasado 31 de diciembre sea efectivamente la última. Aunque estos deseos, como los de lo todos los años, parecen ir director a una urna del olvido llamado taza del váter.
Yo, a ezas jamonotas las iba a da una puñala po ca campana... pero una puñala de canne... pero vien da, como azemos en mi prueblo. Oño!
ResponderEliminarNo se a vos pero a mi Jose Mota no me saca ni una sonrisa, su humor es tan predecible, tan ñoño, que me dio mas risa Belen Esteban, que cualquier gags de Mota.
ResponderEliminarMe puse a ver el video que me recomendaste y si eso es lo peor que tiene en la television española no esta tan mal, busca en Youtube Marcelo Tinelli o Showmach y vas a ver lo que es la imundicia.
Aca no ponen a nadie por lo menos no en los canales de aire, meten peliculas viejas o a los idiotas de Gran hermano y se acabo.
Saludos.
Los datos de audiencia:
ResponderEliminar-TVE1: 56,2
-TELECINCO: 15,6
-AUTONÓMICAS: 13,3
-ANTENA 3: 4,8
-CUATRO: 1,9
-LA SEXTA:1,3
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Como anécdota indicar que en Canarias, que las campanadas son una hora más tarde, arrasó la TV Canaria.
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Sr. Salido: Déjelo que ya tienen bastante con ver esos datos pa' darlas puñaladas.
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Mercenaria: A mi Cruz y Raya me ponían mínimamente y sólo al principio. En el pueblo de mis padres les echaron a cubitazos de hielo en sus comienzos. Con eso digo todo. Intentaré echarle un hojo a Tinelli y Showmach para comprobar si se supera la inmundicia nacional.
Aquí es una tradición lo de las campanadas. La televisión pública siempre ha dominado y arrasado frente a la cutreria de las privadas utilizando toda clase de artefactos y recursos para llamar la atención. Telecinco conectó con la casa de Gran Hermano y todo pero ni con esas...
Saludos bastardos!
Yo, como siempre, vi las Campanadas en La Primera y la verdad es que no puedo decir nada de las demás cadenas porque no lo vi y en Youtube no me he puesto a verlo pero lo de Tele5 ya vi que era lo de SIEMPRE pero con las Campanadas como tema principal del programa (quizá la primera vez en todo el año que dejarían un rato la basura), Cuatro con el atractivo de Anna Simón, Antena 3 ni lo puse y La Sexta tenía pinta pero en casa manda la tradición y sinceramente no me enteré de casi ná porque se monta un pollo en mi casa que cuando tiran los petardos en la calle hay más silencio.
ResponderEliminar¡Felíz año nuevo!
Bueno, en primer lugar felices años y anos nuevos. Los suficientes para aguantar el chaparrón de penetraciones cinematográficas y mediáticas que nos quedan por pasar por nuestros rectos (ya sea de dentro a fuera o de fuera hacía dentro).
ResponderEliminarAl final arrasó la primera porque no podía ser de otra manera. Aparte de tener un balcón-ático para un plano espectacular. El resto perdían por goleada: Telecinco tenía una lluvia de tetas pero una ventanita de cuarto de baño. Cuatro y La Sexta también tenían pechos a babor pero eran en plató... Las de Fachamadrid no las he visto pero si las hubiera dado Esperanza Aguirre y hubiera acabado haciendo puenting sobre la Puerta del Sol habría sido la primera opción.
Jajajaja... En las casas se forma un estropicio general similar a un ataque con misiles termonucleares. Efectivamente unos petarditos no pueden apagar el éxtasis familiar.