miércoles, 5 de enero de 2011

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Los próximos tres días: Criminal y demente

Prueba nº 1.- Cronología de un crimen

No he visto el germen —“Pour elle” de Fred Cavayé—pero si fuera así, con total seguridad “Los próximos tres días” me parecería doblemente mala. Desde la traducción del título se observa una alto índice de culpabilidad por venta de thriller-contrarreloj al por mayor. Puede que sea cuestión de mirar con buenos ojos, pero aquí el ‘no ver’ se convierte en el leitmotiv y motor principal de la historia.
La cuestión es intentar creer en algo en este mundo locura y sinsentidos, donde enchironan a tu mujer por una serie de ‘catastróficas desdichas’ ((Spoiler ‡)) dignas de una parodia de CSI. Paul Haggis da por supuesto que el espectador tiene la duda razonable y declarará inocente a la protagonista con un par de planos dignos de pornografía sentimental familiar (foto incluida con sonrisa para enmarcar). Pero el director parece querer comprar a ese jurado que se encuentra al otro lado de la pantalla y subraya interminablemente  la voluntariosa duda razonable que justifique los actos ‘impuros’ que cometerá un padre coraje y quijotesco. Botón a botón nos eyaculan flashbacks de telenovela clásica que cada vez se hacen más nítidos para la mente del público y de los propios verdugos.

“Los próximos tres días” funcionaría, para empezar, si a los primeros diez minutos uno no pensará que quedan dos interminables horas. Mejoraría si Russell Crowe no pareciese un trozo de chopped pork con ojos llorosos y lastimeros y, sobre todo, sería menos indigna si no me creyese que Danny Elfman está detrás de la estridente y sobre-cha-chan-era banda sonora.
Otra cosa es que alguien nos explique código penal  y competencias policiales al que se acoge Pittsburgh, así como el flexible régimen de visitas ((Spoiler ‡‡)) y mucho más las investigaciones por homicidio y multitud de licencias en sus giros y recursos de guión ((Spoiler ‡‡‡)). Pero la película de Haggis sería decente si, para empezar, nos creyésemos un mínimo de lo que cuenta: es imperceptible, por ejemplo, el lazo de unión dramático-romántico entre Crowe y Banks en esos cuatro rácanos planos y un raquítico polvo en off a cuatro ruedas que comparten.

¡Pero quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza!

Prueba nº 2.- Amoralidad y alevosía

Se diverge la estreñida línea moral y se traza una pedorreta que deriva en diarrea crónica del director de “Crash”.  Para convertirse en asesino fugitivo no basta con verse “El equipo A”, “Fuga de Alcatraz” o “Prision Break” sino acudir a la biblioteca, entrevistar a expertos escapistas y escritores, dar cera y pulir cera, flirtear con los bajos fondos y el narcotráfico local, empapelar la casa sin que te empapelen, seguir la pista de Omar Little y pulsar el botón de reproducir de youtube. Da lo mismo que seas un profesor de instituto o un neurocirujano que, en cuestión de minutos, uno se convierte en Ethan Hunt al pasar cuatro páginas de guión y beberse una bebida isotónica.

Cariño, lo veo TODO fatal
‘¿Hasta dónde llegarías por salvar a la mujer que amas?’ Yo, desde luego, mataría a cinco mil millones de personas, vendería crack a cuatro mil y  cromos falsificados a ochocientos millones de niños pero lo único que no haría bajo ningún concepto y pretexto sería ver “Los próximos tres días” otra vez. Y es que no existe ningún conflicto moral porque, independientemente de la culpabilidad (y más si se ha cargado a su jefa por una discrepancia administrativa, algo completamente coherente y justificado en estos tiempos), cualquier persona haría lo que fuera por un ser querido… Pero, ¿¡llegar a tanto!? Una cosa es tener cadena perpetua y otra pena de muerte. ¿Salvo que sea lo mismo para un marido desconsolado y llorón? Claro, lo normal es ir primero a  chupar cámara en televisión y llorar las penas y miserias en un plató. Lo segundo es ponerse en huelga de hambre o amotinarse en un ministerio o juzgado y lo tercero, y si todo lo anterior falla, es seguir los consejos de “Los próximos tres días” y conseguir la ‘llave’, a golpe de homicidio, robo y delincuencia, para salvar a tu mujer en un fuga a un destino internacional. ¡Hágase criminal y demente!

Re-decora tu vida con una Cadena Perpetua
La complejidad brilla por su ausencia y las reseñas en el guión como sus detalles son torpes y escamante barnizados. Todo queda en poco más que un thriller rutinario y dilatado en un parto sin contracciones y un cruce inenarrable de “El fugitivo” con “Breaking bad” y “Tengo una carta para ti”. El director pretende hacer juicios de valor constantes para justificar los actos criminales de sus protagonistas y para colmo pretender conducir nuestro juicio con una dirección efectista y desatinada. Como thriller es lento e insurgente, como película carcelaria tiene más criterio y crédito un episodio de los “Teletubbies” y como drama es tan moral que produce la arcada y la risa.

¡Soy maaaaaaaalo!
Aquí los criminales pretenden ser dibujados bajo el beneplácito narcisista de un director que entiende de moral y desmoraliza al entendido. Justificar, subrayar, concatenar y, finalmente, emocionar parecen los lemas de un ‘autor’ que pretende ser el nuevo Scorsese (atención a sus manos sobre el remake de “Celda 211”) y apunta a un Emmerich adaptando, a golpe de tiroteo, correteo y persecución, a “El Quijote de Pittsburgh” con una Dulcinea que se ha visto “Cadena Perpetua”.

((Spoiler ‡)): Es el crimen más absurdo visto en el cine en años. A la pobre la manchan en la chepa con sangre en un punto tan recóndito que no se da cuenta hasta el día posterior y le colocan el extintor en medio para que lo coja y deje sus huellas. Eso sí, todo está perfectamente ubicado para que no vea el cuerpo sin vida de su jefa. ¡Ni la CIA o KGB lo harían tan bien!

Nadie investiga el botón perdido ni la verdadera asesina es encontrada. Parece que la policía es tonta cuando interesa y muy lista cuando hay que crear tensión.

((Spoiler ‡‡)): No sé si un régimen de visitas penitenciario es tan flexible para que una condenada a cadena perpetua tenga acceso a su marido cada cinco minutos. ¡Incluso se ven más al día que cuando estaba ella en libertad!

John Brennan tiene una mujer insoportable y emocionalmente inestable. Pero como buen samaritano y monje no se hace ni una pajilla y espera religiosamente la intervención divina que alumbre el camino del amor y una ley que le conceda un bis a bis. Al fraile con vocación de liberador se le persona una moza espectacular con unos ojazos azules que le levantan el ánimo a cualquiera… pero el buen monaguillo y predicador, de moralizante criminalidad, decide dejar apartada la idea de liarse con una divorciada con una hija que se lleva bien con el tuyo y dejar tirado a una suicida sin futuro. Ay, qué hay un amor más fuerte que el cruel destino…

Mi mujer está en Gran Hermano
((Spoiler ‡‡‡)): A la mujer, siguiendo el plan del marido, le ingresan en el hospital y le meten, sin necesitarlo, los suficientes miligramos de insulina para matar a un elefante. No pasa nada. Estaba todo calculado, como el perfecto plan y falsas pistas que no se cree ni el apuntador. Paul Haggis duda tanto del beneplácito del público que decide enseñarnos ‘el botón’ en una última e innecesaria secuencia ‘dedicada al público y la ineficacia policial’.  
Mención especial para el cambio de turno en la seguridad del aeropuerto. Que el guardia que les podría reconocer sea ‘expulsado’ es de risa. Al igual que el destino venezolano de la pareja e hijo. Lo mismo quedan con algún terrorista, banquero o empresario fugado con una millonada. Cosas de criminales y dementes.

2 comentarios:

  1. Lo mejor es que este director sobrevalorados como pocos al igual que Crowe fracasen.

    De la trama ya es conocido que para la moral americana no importa si un hombre le rompe la cabeza a otro mientras que sea fiel.

    Sabes que pelicula me gustaria que critiques A tres metros del cielo.

    Saludos bastardos.

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  2. Yo tampoco pertenezco al sector de anti-fans porque "Crash", hecha con dos duros, no me pareció una mierda pero tampoco esa maravilla de la muchos hablaron. "En el valle de Elah" se le vieron los hilos y ese afán de clasicismo que ya no se lleva ni se debería de llevar. El libreto de "Million Dollar Baby" es lo mejor que ha podido hacer... pero hacer una película de género sin género como "Los próximos tres días" no tiene salvación. De momento, la recaudación ha sido más bien discreta y justa para recuperar la pasta invertida. No tendrá nominaciones a los Oscars por sus críticas en EEUU no han sido buenas (aunque tan poco horribles).

    Es bastante bochornoso que la moral americana pase por la piedra de manera tan vil: si matas y robas a narcotraficantes, causas daños en las instituciones que defienden el bienestar y cometes delitos por los que deberías pasar en chirona el resto de tu vida serás perdonado si eres fiel a tu familia y mujer.

    Gracias mercenaria por la recomendación de "A tres metros del cielo". Tiene una pinta estupenda de la muerte y espero tener tiempo y tragaderas para verla cuanto antes.

    Saludicos desde el mondo bastardo!

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