Había olvidado esta gran desventura personal pero los grandes traumas merecen ser revividos para su superación. Como todas las desgracias ocurrió en un breve instante y margen de tiempo. Vivía sin vivir en mí y esa mañana mi mente se mantenía ocupada en menesteres y planes para dominar y destruir este planeta (en ese preciso orden). Todo el camino que mis pies seguían tenía un estricto guión: la apertura de la puerta de mi portal, el corto camino hasta la esquina vidriada de un Caja Madrid, evitar los montones de gargajos, meadas y zurullos, el paseo por delante de la peluquería donde mi oreja está gravemente amenazada de muerte… ¡No!, antes de pasar por allí tengo que cruzar por el paso de garajes de mi mancomunidad. Primero, la entrada de ‘carruajes’, después, la salida de las carretas aldeanas… Una columna tapaba mi visibilidad de la permutada salida de vehículos a cuatro ruedas. La puerta del garaje permanecía abierta y un ‘diablo sobre ruedas’ abandonaba el mismo. Fue el principio del fin.
Yo vivía confiado en mi absoluta tranquilidad que manifestaba cada una de las líneas del guión. El automóvil, tal y como mandaba las leyes manifiestas de la comunidad de vecinos, debía paralizarse, frenarse y congelarse hasta que la puerta se cerrase completamente. Bueno, estaba permitido un 80% de cierre que impidiese el paso de cacos y maleantes al interior. Era una norma de seguridad imprescindible. Impensable me parecía que el coche continuase su trayecto (¡conmigo delante!), como inimaginable que un vehículo que ascendía por la rampa de salida, detrás de la bestia que iba a atropellarme, produjese la salida del automóvil hasta mi rodilla y cuerpo sin que pudiera hacer nada.
LUGAR DEL ATROPELLO BASTARDO (Y A UN BASTARDO) |
Mi vida pasó por delante de mis ojos y comprobé lo diminuta e insignificante que era. El coche vil y letal continuó su trayecto ante mi perplejidad. Iba a morir atropellado por un coche cuya velocidad era de 1 Kilómetro-hora. Yo, que había hecho una lista completa de muertes cutres en la historia del cine; yo, que había criticado siempre el recurso cutre del atropello por sorpresa que no sorprendía a nadie; yo, que siempre había desafiado a los coches en los pasos de peatones con la conformidad manifiesta de mi seguridad en la frenada; yo, iluso bastardo, iba a morir atropellado por una caja de sardinas con faros a una velocidad paupérrima y negativa.
RECONSTRUCCIÓN DEL ATROPELLO 1.0 |
¡Qué vergüenza para un bastardo! La bolsa que llevaba en mi brazo derecho fue doblada por mi extremidad y el parachoques, mi rodilla se flexionó como un contorsionista para evitar la rápida muerte a modo de defensa… Contuve mi respiración… y cerré los ojos ante la incertidumbre y titubeo del momento. ¡Estaba siendo atropellado por un coche cuyo velocímetro indicaba 1 mísero kilómetro por hora! ¡Qué muerte más cutre! ¡Qué muerte más indigna para un bastardo! (Repito, pero qué vergüenza)
RECONSTRUCCIÓN DEL ATROPELLO 2.0 |
Los caminos variopintos del Lord son herméticos como el envase de un preservativo. Por suerte, el conductor paró su coche para evitar ‘fornicarme’ y una demanda que sí hubiera salido en prensa por la velocidad del verdugo y vil ejecutor. ¿Sería por la fealdad manifiesta de mi cara? ¿El testigo del coche que iba tras de él era un motivo de peso para no asesinar a sangre fría a un vecino? No lo sé y posiblemente nunca lo sepa.
Levantó su mano y respiré hondo. Tomé mentalmente nota de su matrícula y el silencio marcó mi partida. Estaba a salvo del intento de homicidio mayor que había sufrido en mi vida sin contar con el choque brutal de insectos, a una velocidad muy superior a la de ese diablo sobre ruedas, contra mi cara a lo largo de mi bastarda e insignificante existencia…
Hola Bastardo
ResponderEliminarMe encanto este post, aunque me costo leerlo de las veces que mis carcajadas me lo impedian, si tuviera una muerte asi me molestaria mas lo idiota del accidente que la muerte en si,(en lo referente a los accidentes en las películas creo que el más idiota fue el de la mujer del dramaturgo en La vida de los otros).
Saludos Bastardos.
Hola Mercenaria!
ResponderEliminarGracias por tu comentario aunque está basado en hechos reales hubiera sido un insulto para mi familia tener que poner en la lápida que fui víctima de un atropello mortal de un vehículo que circulaba a uno por hora.
Tendré que revisar esa muerte para ver si es digna de incluirla en mi lista de películas con muertes cutres.
Saludos!
Quiero ver esa lista...
ResponderEliminarEstá en Filmaffinity... aunque quiero meterla en el blog con fotos.
ResponderEliminarGracias por el comentario ixilik!
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar