sábado, 7 de mayo de 2016

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The Path: I want your faith

Serie de TV
“The Path”
EEUU
2016

Sinopsis (Página Oficial):

“The Path” sigue a una familia situada en el centro de un controvertido movimiento de culto mientras lucha con las relaciones, la fe y el poder. Cada episodio es una mirada en profundidad a la atracción gravitatoria de la creencia y lo que significa elegir entre la vida que vivimos y la vida que queremos. La serie combina elementos de misterio y suspense, romance y sobrenaturales.

Crítica Bastarda:
Voy a contaros la historia de la cueva de Platón. Platón pide que imaginéis esa cueva donde ha nacido la gente, encadenada, de modo que solo pueden ver en una dirección… Hacia la pared delante de ellos. ¿Lo entendéis? En esa pared delante de ellos, ven figuras, formas. Y tienen nombres para las cosas que ven. Sus trabajos, sus tareas, sus ciudades, sus amigos, sus amantes, sus dioses. Y por supuesto, los prisioneros creen que lo que ven es real, verdadero. ¿Por qué no iban a creerlo? Es lo que ven todos los días. Es lo único que conocen. Ahora, Platón dice: «Imagina que uno de esos prisioneros puede liberarse». No dice cómo. Pero el prisionero se libera y por primera vez puede ver tras él, y ve que hay un fuego. Y entre el fuego y los prisioneros hay un puente, y por el puente, caminan las figuras. Y de repente, el hombre libre se da cuenta de que lo que él y sus compañeros prisioneros han estado viendo todo el tiempo son las sombras de las cosas reales que caminan por el puente. Sombras de la realidad. Ahora, el hombre entiende que todo lo que creía que era real, no lo es. Y se pregunta: «¿Qué otras cosas no sé?». Y se arrastra… y se arrastra fue de la cueva, hasta que finalmente sale jadeando, sin aliento. Y entonces ve el cielo, el sol, la luna, las cosas que hacen las estaciones. Y el hombre libre se da cuenta de que hay una realidad, un mundo real ahí afuera que sus compañeros prisioneros, sus amigos no conocen. Así que tiene que contárselo. Así que vuelve gritando como un loco. «Lo que creéis que es real, no lo es. Sois prisioneros. Vuestra vida no es real. Solo estáis mirando sombras». Entonces, pregunta Platón: «¿Qué harían los prisioneros?». Si pudieran, ¿apedrearían a este hombre? ¿Lo matarían antes que ver su realidad destruida? ¿Qué haríais vosotros? ¿Elegiríais permanecer encadenados a vuestros grilletes? ¿Elegiríais aferraros a vuestro dolor y sufrimiento? ¿O elegiríais atreveros a ser libres? ¿Os atreveríais a dejarme que os desencadene y os lidere? ¿Fuera de la cueva?

Hablemos de series y el la ficción que representa el Movimiento Meyerista, como si el culto sobre la televisión y su forma fueran la nueva fe y religión de muchos. Pensemos en que “The Path” aterriza en un tiempo en el que los dramas necesitan estar apuntalados sobre esa atracción que pudieran provocar tanto los actores que los protagonizan como los temas que tratan. Se busca algo nuevo, algo que conecte con nosotros y nos haga creer. No es que sea una novedad ver en un show un acercamiento a una secta, aunque aquí aquello que importa es esa esencia estigmatizada en un ojo rodeado de un círculo envuelto en llamas un tanto ‘sauroniano’. Hay que comprender la mitología y simbolismo de un movimiento que sirve como mascarada a los escritores para profundizar en sus personajes y dramas, rodeándolos de ese ecosistema orgánico con el que tratan de captar a la propia audiencia, sintiéndonos también escalando esa escalera de 10 peldaños (y escalas sociales) junto a los protagonistas. Puede que ni siquiera sea esencial ese halo de misterio acentuando tanto en el suspense alrededor de las preguntas que trata de responder Eddie Lane (Aaron Paul) y, para bascular, la investigación con un agente del FBI encubierto interpretado por Rockmond Dunbar. Evidentemente todo trata sobre la fe y la carencia de la misma, sirviéndose del terror de un futuro apocalíptico en el que un jardín servirá como punto de encuentro a aquellos que encuentren la luz en dicha parábola del cielo meyerista. Es obvio que el mayerismo bebe algo de la cienciología y de doctrinas y medicinas espirituales como la ayahuasca entre tratamientos frente a traumas y daños personales, potenciando la familia y ese concepto de la ‘realineación’ como purga. Sabemos que ese movimiento ficticio consiste en elevarse a través de esa escalera alegórica dejando atrás todo el sufrimiento y eludir los efectos de un apocalipsis venidero. Ahí surgen esas clases diferenciadas. Existe, por lo tanto, un juego de poder ya que el actual líder está ‘ausente’ y Cal Roberts (Hugh Dancy) tiene tanto el don de hacer creer a la gente como aspiraciones para terminar de escribir esos peldaños finales de la escalera. Y llegamos al choque de ese firme creyente, atado a su pasado, frente a aquel que ha comenzado a perder su fe.


Bajo el anterior esquema, el drama de Hulu se ciñe tanto a las mecánicas familiares de los Lane (Aaron Paul y Michelle Monaghan) y las ‘aventuras’ de su hijo Hawk (Kyle Allen) mientras las luchas de poder de la secta dan la impresión de centrarse en Cal (Hugh Dancy) y la mirada sobre los mecanismo de suspense que propician las investigaciones de Eddie (Paul) y ese agente del FBI (Abe Gaines). ¿Hasta dónde es capaz de llegar el Movimiento Meyerista con sus ovejas negras o sus aspiraciones de abrir sus puertas a la sociedad? Hay secretos por descubrir y también cierto análisis de cómo otros personajes, como Mary Cox, van cayendo en esa ‘verdad’ del movimiento escalando niveles y generando atracciones y conexiones para desarrollar la mayoría de las tramas. “The Path” busca también nuestra fe y beneficiarse por contar con dos actores que han encarnado a personajes fundamentales para la seriefilia de la presente década: Jesse Pinkman de Breaking Bad y Will Graham de Hannibal. Otra cuestión es tragarnos el sermón y, tras sus primeros capítulos, sigo sin quedar prendando de todo aquello que ofrece una serie bien construida y con estupendas interpretaciones. No obstante, todos sabemos que desear la fe del espectador en esa nueva edad de oro televisiva es complicado, aunque tal vez “The Path” desee esculpir su propio culto catódico pese a que muchos sigamos pensando que el mejor tratado contemporáneo sobre la religión tiene nombre propio: The Masterde Paul Thomas Anderson. Puede que llegados a este punto nuestras pantallas se hayan convertido en esa cueva de Platón y esta serie parezca todavía la sombra de una lúcida reflexión sobre la fe dentro de la ficción dramática. Y los espectadores aquí no estamos encadenados y tenemos libertad para no aferrarnos a nuestro dolor y sufrimiento. Podemos escapar y asomarnos a esa luminosa verdad que está allí afuera. Y de momento, esa verdad no está en “The Path”.


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