Sufrir incontrolables temblores o volverse loco parece ser el signo y la cara o cruz por la que debe optar Tom Kane en una situación límite debido a una sucesión de infortunios. La enfermedad es divisada como el mayor de sus males pero todo alrededor parece tambalearse en “Mania”. Un bache en una carretera se convierte en motor y baremo del estado de su enfermedad mientras que la inmoralidad, la degradación sexual y sobre todo la corrupción que duerme sobre el tejado de su ciudad crece hasta niveles insospechados. Nos encontramos ante un episodio clave porque marca a los personajes protagonistas y como en toda contienda hay ganadores y vencidos. La lascivia y sexualidad aumenta en la serie… pero en este capítulo que posiblemente sea el que más sexo contenga… se utiliza como simple moneda de cambio y poder físico sobre otros personajes. Puro interés… pero también la violencia aparece en la trama troncal de esta temporada: las amenazas a Joe Young van en aumento mientras que la corrupción intenta ser detenida por el alcalde para resarcirse de los errores que cometió en el pasado, tal vez de forma hipócrita como le recuerda su subconsciente y delirio de su enfermedad representado en ese fantasma de Ezra que le acompaña…
Los negocios e intereses hacen que Young sea asesinado… pero realmente no es la mayor de las preocupaciones de Kane. Kitty O'Neil vuelve a ser una seductora zorra impecable aunque Sam Miller cala sus intenciones (no sin llevarse una erección). Kitty saca las fotos del escándalo sexual con la mujer del Concejal Ross para apartar a Ben Zajac de su carrera electoral… Eso sí, hay algo en Catherine Walsh que puede provocar un futuro golpe de efecto… ¿Un affaire con su otra asistente? La mujer de Ben, una vez resuelto su conflicto sexual y político, pide que se vaya de casa… ¿Game over?
Emma y Darius se encuentran en una de las sesiones de terapia de la hija de Kane. Ella quiere drogas y él sexo… pero parece que Emma también le ama, aunque se confirma que su único nexo familiar se establece en su imposibilitado abuelo. Mona Fredricks e Ian Todd siguen con su lucha personal mientras sirven al alcalde recibiendo cal y arena. Kane quiere impresionar a Mona a toda costa para seguir con el proyecto de los Jardines Lenox tal y como tenían previsto. También que los embargos se lleven a cabo correctamente, aunque todo se convierte en juego en que el precio a pagar es sexual y de poder… Aquí todos son corruptos e interesados en sus propios beneficios personales, políticos, económicos y profesionales.
“Boss” no duda en enseñar los métodos para convencer a un juez o cómo se venden las exclusivas a la prensa. La policía para colmo de males descarta al sospechoso del atentado sobre Kane al ser imposible que sea el tirador por un problema de vista que padece. El presunto asesino está suelto… y Kane quiere perderse… al descubrir que su enfermedad y alucinaciones ya no son controlables. El bache no está y la situación colindante ha reforzado su inestabilidad mental. Los delirios de Kane van en aumento con Ezra cada vez más presente y estamos seguros que coge la carretera para irse a tratar a Canadá, pese a que la Dra. Ella Harris le ha avisado previamente de los riesgos. El Rey está perdido…, ¿qué será ahora del Reino?
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