“Homeland” se ha convertido en la gran esperanza catódica del 2011, que
ya fue anunciada como el gran estreno otoñal. No se equivocaban: tenía todas
las papeletas para acabar con la hegemonía de “Mad Men” y dejar claro
que Carrie Mathison y Nicholas Brody son dos personajes a tener
en cuenta desde que aparecieron en nuestros televisores. La serie que han
ideado Michael Cuesta (“Dexter”) y Howard Gordon y Alex
Gansa (“24”) tiene futuro e inteligencia sobrada en sus guiones.
Mucho pensamos que su arranque no daría más allá de una temporada. De hecho el
cierre parece estar hecho a medida para dejar finalizada la serie cambiando
algunos detalles si esta no era renovada. “Homeland” está basada en otra ficción
dramática israelí de Gideon Raff (“Prisoners of War”) y ese punto
“24” con la capacidad dramática que le imprime seguramente Michael
Cuesta a los personajes han derivado en una de las series imprescindibles
del panorama televisivo actual. Sus Globos de Oro, los premios de
la crítica y los Emmys en categorías principales dejan claro
que estamos ante la revelación televisiva de los últimos años junto a “Juego
de Tronos”.
¿Da suficiente
juego para más de una temporada la historia de un héroe y prisionero de guerra
que se cambió de bando y que es perseguido por una agente de la CIA que podría
estar loca? Sí, porque realmente “Homeland” retrata su historia de amor
obsesiva y peligrosa para ambos… La
situación y escenario de la serie en esta primera temporada ha sido el
siguiente:
Bin Laden está muerto y América cree, o quiere creer, que esta guerra está llegando a su fin. Los políticos están presionando para que haya una retirada total de Afganistán. Pero todos sabemos que los terroristas todavía están ahí fuera… buscando sangre. El Gobierno necesita a Brody sometido al escrutinio público, que recuerde a América que esto está lejos de acabarse.
Brody se convierte en un instrumento político pero encierra a un
caballo de Troya al servicio del terrorista islamista más peligroso: Abu
Nazir. Los créditos ya revelan, entre voces e imágenes paridas de la
paranoia y la esquizofrenia y con los dos personajes principales atrapados en
un laberinto de jardín, que esa tierra soñada casa ya no será la misma. Ambos
han perdido la inocencia y la dualidad de ambos convierte sus personajes en
objetos con demasiadas aristas para ser trazados con una simple línea. En “Homeland”
todos los personajes principales se ven obligados a llevar una doble vida. Carrie,
solitaria y habitual de encuentros sexuales fortuitos, tiene un trastorno de
comportamiento y toma anti-psicóticos en secreto desde los 22 años ya que
podría ser expulsada de la CIA. La mujer de Brody ha mantenido una
aventura con el mejor amigo y también militar de su marido y el propio Brody
vemos que nos miente y que realmente esconde algo.
En la primera
temporada hemos visto la funcionalidad de flashbacks sobre el cautiverio que
contrasta con la farsa del sargento y misterios reveladores de un atentado
mayor que se está planificando. El juego es poner en el tablero la heroicidad patriótica y el terrorismo
islámico para que sea doblemente atractivo y peligroso; una especie de revisión de las películas de agentes dobles comunistas en territorio norteamericano durante la Guerra Fría pero utilizando en elemento que parece antagónico en la actualidad. ¿Puede haber soldados norteamericanos al servicio del terrorismo islámico enemigo de los principios de su nación? Sí, paranoia y un precedente claro: “El mensajero del miedo” de John Frankenheimer, revisionada por Jonathan Demme en 2004. Sobre todo esas conexiones anteriores se elevan cuando entra
en juego Tom Walker, el soldado que estuvo preso junto a Brody y
al que le obligaron supuestamente matar en su cautiverio. Averiguamos los
excesos presidenciales y los muertos inocentes que convirtieron a Brody
en ese ser que desea atentar contra su propio país y la serie se cierne sobre
el espíritu de “24” sin olvidar el lado psicológico de ambos. La misión
de Brody, respaldada por Walker, es dejarle encerrado con el
vicepresidente que asesinó a 83 niños y ocultó y engañó a su país y que se
presentará a la presidencia. Carrie intenta impedirlo y consigue que su
hija convenza a su padre para que el interruptor no sea apretado. La tensión
aumenta y finalmente Brody, tras matar a Walker, se dedicará a la
política como nueva arma del eje del mal y Carrie acaba sometida a una
terapia de electrochoque no sin antes recordar que Brody y Abu Nazir
están vinculador por el hijo de este último. ¿Lo recordará? ¿Dónde está la cinta de vídeo que grabó Brody y que le inculpa de su conspiración? ¿Conseguirá Brody llegar a la Casa Blanca? ¿Sospechará su hija de él? ¿Volverá Carrie a la CIA tras ser expulsada al desvelarse su enfermedad? ¿Volverán a estar juntos Carrie y Brody? Demasiados interrogantes y nuevas preguntas en el avance que hemos visto de la segunda temporada con una única respuesta: “Homeland” está aquí para quedarse.
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