“Déjame salir”
Título original: “Get Out”
Director: Jordan Peele
EEUU
2017
Sinopsis (Página Oficial):
En “Déjame salir”, un thriller especulativo producido por Blumhouse (“La visita”, las entregas de “Insidious” y “El regalo”), escrito y dirigido por Jordan Peele, un joven afroamericano es invitado a la mansión de su novia y descubre que dicha invitación se debe a un motivo muy siniestro. Para Chris (Daniel Kaluuya) y su novia Rose (Allison Williams, la serie “Girls”) ha llegado el momento de conocer a los futuros suegros, y ella le invita a pasar un fin de semana en el campo con Missy (Catherine Keener) y Dean (Bradley Whitford). Al principio, Chris piensa que el comportamiento 'demasiado' complaciente de los padres se debe a su nerviosismo por la relación interracial de su hija, pero a medida que pasan las horas, una serie de descubrimientos cada vez más inquietantes le llevan a una verdad inimaginable. El fascinante y provocador thriller “Déjame salir” está escrito y dirigido por Jordan Peele (la serie “Key and Peele”).
Vayamos de la crítica a los pensamientos y apuntes. Hablemos claro. ¿Por qué tenemos que redimirnos a lo que pretender hacernos pasar como la «película del año»? ¿Y si no hemos quedado hipnotizados debemos someternos a una sesión de psicología intrusiva para lavar nuestro cerebro? Es cierto que siempre hay que agradecer que tengamos sorpresas cinéfilas pero, sin embargo, aquí estamos hablando sobre la crónica de una sumisión anunciada. Flashback. Viajemos a febrero de 2017 para apuntar a ese desconcierto que pudiera causar el tremendo éxito de la que fue la película que más recaudó en su estreno en el boxoffice americano. Las excelentes críticas del filme de Jordan Peele nos dejaban claro, además, que nos encontrábamos ante un clásico popular sin discusión. El ‘hype’ fue creciendo pero, a medida a que avanzaban los meses, daba la impresión de que todo iba a tratarse de una de esas sorpresas que pocos iban a reivindicar cuando llegara el final del año. Flashback… pero menos flashback. Nos equivocábamos. El ejercicio de prestidigitación cinematográfica de Peele no solamente fue reconocido por apariciones en los tops 10 de los medios norteamericanos sino que, por el contrario, el golpe de efecto fue todavía mayor. No hablo solamente de figurar en la selección anual de Cahiers du Cinéma; algo lógico al aparecer el director en una de las portadas de la publicación francesa. Hablo de que fue la cinta que encabezó el mayor número de tops y superó claramente a películas como “Lady Bird”, “Call Me by Your Name”, “The Florida Project”, “Dunkirk”, “La forma del agua”, “El hilo invisible” o “Tres anuncios en las afueras”, pese a disponer todos los citados largometrajes de un mayor índice de ‘excelencia’ de la crítica en portales como Metacritic. Recordemos que en Metacritic se encontraba en el puesto 48 de las mayores puntuaciones… Aunque en Rotten Tomatoes encabezaba el top del año. ¿El motivo? Su índice de 99% con 299 ‘reviews’ aunque, en realidad, su nota era realmente un 8,3 sobre 10. Inferior, por ejemplo, al 8,6 del que disponían las cintas de Nolan o Martin McDonagh y muy lejos del 8,8 de las aclamadas cintas de Greta Gerwig o Sean Baker. Todo lo anterior es objetivo, en absoluto subjetivo o fruto de una sesión de terapia vía hipnosis.
Tal hecho nos lleva al razonamiento de pensar que la recurrente aparición de “Déjame salir” en los tops de lo mejor del año se pudiera deber a tres posibilidades:
1.- Se trata realmente de la mejor película del año pero, al parecer, ninguno de los críticos que la aplaudieron se dio cuenta hasta diciembre de que había dado una nota inferior al de otras cintas que dejaron en posiciones inferiores. ¿Despiste o hipocresía? ¿Por qué si era una «obra maestra completa» la pusieron tres o cuatro estrellas de cinco en su estreno? Los datos están ahí y únicamente The Guardian, Time y The New Yorker la calificaron con la máxima puntuación. Es curioso que The Guardian seleccionara “Call Me by Your Name” como el filme del 2017 y relegara al tercer puesto a la cinta de Jordan Peele. Por parte de Time la ‘relegó’ al puesto 9 y, por su parte, The New Yorker fue el único medio que la encumbró en lo más alto de su selección anual. Uno de tres. Entonces —y me repito en mi argumento—, ¿por qué el resto de las publicaciones y sus redactores fueron cambiando de ‘parecer’ a lo largo del 2017?
2.- “Get Out” es puro hype. Llámenlo detectómetro de «hipsters» o «guays» pero la verdad está ahí afuera: nos encontramos ante una película que parecía una cita obligada por muchos cinéfilos. Aunque, no obstante, la pregunta que tendríamos que hacernos es la siguiente: ¿por qué? En 2017 hemos tenido otros estrenos en España que apuntan a cintas de culto de las pocos se acordaron al final del año. Hablo, por ejemplo, de “John Wick: Pacto de sangre” o de “Crudo” (que llegó más tarde a las carteleras españolas). En tiempos de inmediatez en los que se ignoró por norma general a “La La Land” o “Moonlight”, es obvio que muchas veces los tops anuales tratan sobre modas. Y la moda de 2017 —un tanto exagerada— ha sido encumbrar a “Déjame salir”. Y no hay más vuelta de hoja al respecto… El problema es que detrás de esa moda existe una ‘major’. Universal, a través de Blumhouse (los creadores de la saga “Paranormal Activity”), se está especializando en ofrecer cintas de terror de bajo presupuesto que puedan dar la campanada en el boxoffice. Y en Hollywood nadie está libre de pecado. Warner Bros. Pictures ha encontrado la franquicia nacida de “Expediente Warren” todo un filón y el resto del mercado parece reducirse a una amalgamaba de (sub)productos que logren sacar el máximo provecho de ese pastel que es la taquilla estadounidense.
3.- Se trata de un tema netamente sociopolítico. Considero que esta razón aclara todo lo anterior. Vivimos en tiempos dentro de Hollywood en los que se está exigiendo una cuota racial (y de género) y da la impresión de que “Déjame salir” se ha llevado el Gordo. La cuestión aquí abre una crítica muy dura a todos esos medios que han decidido encumbrar el filme de Jordan Peele y, por el contrario, relegar a un segundo plano a “Detroit”. Kathryn Bigelow, en realidad, ha vuelto a sacar los ‘colores’ reales de esa industria —y medios que viven de la misma—. Ocurrió lo mismo con “La noche más oscura” y la victoria de “Argo” o, lo que es lo mismo, la victoria de un timo cinematográfico para tapar los vacíos morales de la sociedad estadounidense. “Detroit” y “Get Out” abordan el mismo problema racial en plena era Trump. Bigelow ha mirado al pasado para trazar una línea que lo conecte con un convulso presente pero, sin embargo, tanto público como crítica han preferido la versión «exploitation» y socialmente digerible a un nuevo golpe en el estómago. La autora de “En tierra hostil” ya revolvió las entrañas de la conciencia estadounidense al revelar cómo «la mayor democracia del mundo» o «el país de las libertades» había tenido que traspasar líneas rojas para poder combatir el terrorismo islámico y dar caza a Bin Laden. Estaba claro que Michelle Obama nunca iba a pronunciar “Zero Dark Thirty” y sí “Argo” para contentar esa imagen infantil y ‘ficticia’ que se pretendía proyectar. Estamos ante una «cuota» y «tributo» que parecer haber pagado los medios estadounidenses para que no se les acuse de «racistas» cuando, contrariamente, parecen aparentarlo al ignorar la denuncia que establecía “Detroit”. En el país de la doble moral, era lógico que se iba a establecer una dicotomía entre lo políticamente correcto y lo incorrecto. Y ya conocemos en qué lado está “Déjame salir”…
Vayamos a las sacudidas personales. Con “Get Out” da la impresión de que la sátira que pretende instaurar Peele sobre los liberales blancos es un material lo suficientemente novedoso para dar una vuelta de tuerca sobre un ‘slasher’ prototípico. Es cierto que Tobe Hooper o George Romero instauraron claros conceptos sociopolíticos en sus obras de culto pero, sin embargo, el fervor popular sobre la cinta de Peele nos lleva a pensar en una especie de descarte de “La dimensión desconocida”, que únicamente ha llamado la atención por su tema de fondo y su encaje en el actual imaginario del estadounidense debido a la era Trump. Superada por las proposiciones de la cuarta temporada de “Black Mirror”, “Déjame salir” únicamente me resulta interesante como parte de algunas de las teorías locas que circularon en Reddit. El propio director consideraba la mayoría de las mismas como parte del alto consumo de marihuana de los espectadores. En realidad, pensar que el filme está en el mismo universo que el de “Cómo ser John Malkovich” es uno de los mejores alicientes de la propuesta junto algunos elementos sugerentes de guion: «el algodón finalmente os hará libres». O incluso resulta más sugerente la visión de John Waters de sintetizar a “Lady Macbeth” como una ácida y macabra comedia al otro lado del espejo de “Get Out”. En la misma, los liberales blancos ganaron. ¿No es eso, acaso, la dura realidad que establecer? Ciertamente la película de Peele funciona como sátira utilizando el género como bastión para tapar sus muchas carencias y camuflar sus numerosas lagunas de guion. El invento le ha funcionado también al director que incluso puede que su libreto se lleve un Oscar por una ‘originalidad’ inexistente y claramente ridícula. La razón es que única vía en la que la cinta puede ser asimilada sin caer en el autoparodia es que como parte del duro ‘tratamiento psicológico’ de todo adicto fumador para dejar su droga. Ciertamente Chris Washington fue víctima de la terapia de hipnosis de su suegra. Nuestro protagonista no pudo sobrellevar esa ‘pesadilla inducida’ de Missy para que dejara su droga y acabó atrapado en esa película de terror como alegoría de abandonar la nicotina; demonizando todo a su alrededor y, sobre todo, a esa acogedora familia que le había dado un hogar como uno más de los suyos. Peele, por el contrario, parece más preocupado en caricaturizar a esos liberales blancos como parte de otro tipo de terapia mental para sugestionar a la audiencia. Lo siento Peele, pero algunos llevábamos bien tapados los oídos… por mucho que remuevas con tu cuchara ese subconsciente al que pretendes acceder con un arsenal de trucos baratos, algún plano inspirado, actores competentes y, sobre todo, un recital de lugares comunes como coartada de explorar un fondo sociopolítico superado por otras obras. ¿Es tu película interesante? Por supuesto. ¿Sobrevalorada? Sí y mucho. Peligrosamente mucho. Déjanos salir, déjanos escapar de ese otro infierno que has construido a tu alrededor.
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Muy interesante. Tengo una pregunta bastarda que me gustaría que respondieras y argumentaras, ¿por qué el guión te parece falto de originalidad o rídiculo?
ResponderEliminarUn seguidor asiduo
Hola, no soy seguidor del foro pero entre por una razon y encontrar una opinion con cabeza sobre esta pelicula.. te voy a decir porque este guion es ridiculo.. primero, en la pelicula el simple hecho de "alabar" ala raza negra se ve a kilometros de a distancia "si pudiera votar a obama una tercera vez lo haria" - "lo negro esta de moda" - "lo tienen como esclavo sexual" - "y dime? es verdad que es mejor?" pelee no quiso demostrar nada ni dejar un mensaje claro a ala audiencia como si lo hizo "12 años de esclavitud" y "straight outta compton", el simple hecho de que la gente blanca se meta en los cuerpos de la gente negra por una simple cuestion de que el cuerpo del hombre negro es mejor en muchas cuestiones me parece un racismo indirecto y estupido, hoy en dia la gente pelea por "igualdad" pero no le veo razon a querer demostrar que son mas que los demas, sacando el contexto de la pelicula, las actuciones son muy malas.. se nota a leguas la mala direccion y las escenas comicas son muy forzadas, es dificil de ver la pelicula de manera tecnica, se llevo el oscar a mejor guion (no se porque) pero ya es hora de que la inclusion forzada se termine, le estamos hciendo mucho daño al cine
EliminarTotalmente de acuerdo, vi la película con muchas expectativas gracias a las.criticas que la situaban como una de las "mejores películas del año" y me lleve tremenda decepción cualquier capítulo de black mirror es mucho más original, el guión es ridículo y predecible, siento que perdí mi tiempo viendola.
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