Buddy Thunderstruck: Smokey and the Bandit

Serie de TV

“Buddy Thunderstruck”

EEUU

2017

Sinopsis (Página Oficial):

Sigue las locas aventuras sobre ruedas de Buddy Thunderstruck, un perro piloto de carreras de camiones que aporta coraje y diversión a Greasepit.

Crítica Bastarda:

Considerada una de las mejores nuevas series de 2017 para público y crítica, “Buddy Thunderstruck” afianzó la línea de Netflix para producir sus seres de animación para todo tipo de públicos. La propuesta pudiera sorprender por ceñirse al stop-motion y sumirse en las excéntricas aventuras y carreras de un perro llamado Buddy y su gran amigo, un hurón albino que también es su mecánico. Los doce episodios, de los que se compone su primera temporada, se dividen a su vez en dos historias para optimizar el alocado ritmo y carcajadas. Se trata, por lo tanto, de una clara comedia de acción plagada de derrapes y una aroma a “Los caraduras” de Hal Needham. Quizás el problema del espectáculo de Ryan Wiesbrock es que no haya tenido la popularidad de “Trollhunters” aunque, no obstante, ha conseguido su renovación y buenas opiniones de unos espectadores que no son mayoritariamente niños. Es posible que la animación se haya polarizado dentro de la televisión y nos llame más la atención “Jeff & Some Aliens” —por sus conexiones con “Rick y Morty”— que otras propuestas que tratan de llegar a todo tipo de audiencia. Pensemos en que nos encontramos ante un cruce imposible de “Pasado de vueltas” con “The Dukes of Hazzard” en las que tengamos variopintas hazañas de dos personajes tan carismáticos como generalmente estúpidos. Vayamos a Greasepit para tratar de no caer en las redes de ese protagonista idolatrado por todos. Buddy es el rey pero, no obstante, ejemplifica la imperfección en su propio cuerpo: se trata de un perro sin cola, con una oreja caída y sus dos dientes inferiores sobresalen generalmente de su boca.

“Buddy Thunderstruck” no molesta y entretiene aunque, sin embargo, dudo que pueda conseguir una repercusión acorde a sus ideas. ¿Le hubiera venido mejor salir del universo Netflix y llegar a cadenas de un alcance mayoritario para llegar a los más pequeños? Aunque la sección de Kids trata de crecer y ser lo más completa posible, no deja de ser todavía un acceso para los suscriptores del canal de streaming. ¿O cuántos niños conocen que vean dicha sección por encima de Clan, Nickelodeon, Cartoon Network, Disney XD o Boing? El espectáculo de Wiesbrock funciona principalmente por sus variados personajes y su vocación de entretenimiento directo. ¿Podrá convertirse en una pequeña pieza de culto o está condenada por la escasa publicidad que le ha dedicado Netflix en pos de otros lanzamientos? Las aventuras de Buddy y Darnell tratan de sobrevivir con algunas originales ideas, una canción en sus créditos pegadiza y la irrupción de algunos nuevos personajes que tratan de ser los más rápidos del lugar. Buddy Thunderstruck ha esculpido su propia leyenda local y, en cierta medida, aquí se sintetiza la dificultad de la propia serie para extenderse a un nivel global. Todo parece cocerse en Greasepit y, en realidad, en sus locas historias subyace parte de la esencia de la sociedad moderna: poco o nada importa la inteligencia sino la fama, el carisma y ser amado por otras personas. Es posible que la moraleja incluida por Wiesbrock sea que Buddy reniegue de su orgullo cuando éste se encuentra demasiado subido y, por el contrario, decida enmendar todas esas equivocaciones que articulan sus recurrentemente descacharrantes episodios. ¿Nos quedamos con el fondo o la forma? Tal vez “Buddy Thunderstruck” trate de aunar ambos conceptos a través de la gracia de lo tontorrón y los derrapes argumentales más emocionantes.

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