Serie de TV
“Devilman: Crybaby”
Japón
2018
Sinopsis (Página Oficial):
Los espíritus malignos deambulan por la Tierra y la humanidad se sumerge en el caos. Un niño demonio y Ryo, su amigo misterioso, en una guerra despiadada contra el mal
El amor no existe. No existe tal cosa. Por lo tanto, no hay tristeza. Al menos, eso creía…
Pensemos en “Devilman Crybaby” como un producto para fortalecer la parrilla de series en varios frentes dentro del universo Netflix. El gigante del streaming está buscando productos dentro del territorio anime y la nueva adaptación del material de Gô Nagai sirve tanto de homenaje al autor de “Mazinger Z” como para valerse de la animación japonesa para hallar el camino del éxito. Quizás podamos encontrarnos ante el reverso de la decepcionante “Cyborg 009: En nombre de la justicia” y el relevo de “Castlevania” para seguir una senda de éxitos no exenta de polémica. La razón es que “Devilman: Crybaby” ha llegado cargada de violencia y sexo para justificar el enfrentamiento entre el bien y el mal que sirve como eje para la relación de Akira Fudo y su amigo de la infancia Ryo Asuka. ¿Por qué añadir un ‘Crybaby’ al personaje de Nagai? Las lágrimas son la síntesis de una dicotomía que nos revela la naturaleza de los seres para justificar las frases inaugurales en off de la serie. Hay humanos que acaban siendo demonios y demonios que, por el contrario, acaban siendo más humanos que las personas. El leitmotiv, por lo tanto, es esa búsqueda del corazón y el amor en esos seres atrapados en sombras y un mundo repleto de oscuridad. Ryo, ante su obsesión por el mundo paranormal desde su regreso del Amazonas, decide atraer en una fiesta de un club sexual —llamada Sabbath— a un poderoso demonio que posea a su amigo Akira. La idea es que éste consiga dominarlo y transformarse en ese ‘devilman’ que combata a esos seres monstruosos y malignos que desean hacerse con el control del planeta. Una guerra está en camino y “Devilman Crybaby” desea plasmar en sus diez episodios un gran todo que dote de sentido una historia que aparentemente parece cerrada e, irónicamente, completamente abierta.
Partiendo de una banda sonora electrónica, “Devilman Crybaby” combina muchas veces una estética claramente feísta con otros elementos más estilizados dentro de unos márgenes audiovisuales de animación más retro. La serie de Netflix bien pudiera ser carne de meme con esa forma de correr de los humanos poseídos pero, contrariamente, la producción va haciéndose con el control de su propia historia sangrienta dentro de una lucha por la humanidad, independientemente de la condición de personas y monstruos. Más allá de una prototípica batalla continuada entre el protagonista y los demonios a los que ha de enfrentarse, la propuesta desea seguir los pasos de la evolución de los personajes ante lo que parece ser una contienda por el destino de la humanidad. Luchar por la supervivencia podría ser incluso un mero pretexto de la adaptación del material de Gô Nagai para radiografiar el fin del mundo y un apocalipsis de brutalidad implacable. “Al infierno, mortales (Go to Hell, You Mortals)” (1x09) y “Llorar es bueno (Crybaby)” (1x10), por lo tanto, se convierten en un deliro entre lo extremo y la hipérbole para reflejar todo un arco climácico hasta un desenlace que cierre un gran círculo. Sobre tal percepción, el remake revela todo su gore más explícito y locura argumental, como si fuera a contracorriente respecto a esos espectáculos que tratan de estirar sus tramas de cara a una renovación. “Devilman Crybaby”, asimismo, da la impresión de ser una historia cerrada que refleje en el recital de muertes de los personajes principales parte de la dicotomía expuesta. ¿O acaso ha dejado el espectador de ser ‘humano’ si es incapaz de quedar conmocionado psicológicamente —o cerca del estado de shock— ante el mal que desatan personas y demonios en la recta final de la temporada? Lejos de esa terna de adrenalínicos episodios o sus proposiciones más extremas y caóticas, la serie de Netflix habla sobre el corazón de los seres y cómo su auténtica naturaleza puede florecer. Si hasta Satán es capaz de hallar el significado y representación de la tristeza, entonces, el amor sí existe. ¿Solamente ya no queda llorar ante ese impactante cierre? Quizás esas imágenes después de los títulos de crédito reflejen ciertos paralelismos con “Madre!” de Darren Aronofsky y la posibilidad de que un ciclo eterno posibilite el nacimiento y destrucción de infinitas Tierras… ¿Y qué nos queda a nosotros ante la pérdida salvo conmocionarnos… y llorar?
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En verdad prefiero la versión de las ovas. Para personas que hemos visto las ovas en los 90 y de vhs, se hace complicado que un remake supere a una version de culto. Lo digo de manera personal. Se nota ausencia del estilo de animación y el gore típico...
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