Hermosa juventud: Jirafas, rinocerontes e hipopótamos

“Hermosa juventud”

Director: Jaime Rosales

España

2014

Sinopsis (Página Oficial):

Natalia y Carlos, son dos jóvenes enamorados de 20 años, que luchan por sobrevivir en la España actual. Sus limitados recursos les impiden avanzar como les gustaría. No tienen grandes ambiciones porque no albergan grandes esperanzas. Para ganar algo de dinero deciden rodar una película porno amateur. El nacimiento de su hija, Julia, será el principal motor de sus cambios.

Crítica Bastarda:

En “Cop Story”, tercer capítulo de la quinta temporada de “Louie”, un prólogo hecho fábula sobre la madurez y las nuevas generaciones se resumía en la siguiente frase: «Si te sientes estúpido con gente más joven alrededor, las cosas están yendo bien». Es inevitable e irremediable pensar en la afirmación anterior mientras se ve “Hermosa juventud” de Jaime Rosales. Puede que en EEUU las cosas vayan de maravilla o a esa asiática empresaria todo le resulte maravilloso en el país de las oportunidades. En España no es así, aunque al director de “La soledad” no le interesen en absoluto esos jóvenes fanáticos de ‘MYHYV’ y que han encontrado en la incultura y la fama la única oportunidad de sus vidas. A Rosales le interesan más sus personajes y transportarnos a ese mismo ciclo en el que se encuentran atrapados aquellos que desean hacerse hueco en este mundo en crisis con encrucijadas y sin esperanzas. Ingrid García-Jonsson es la heroína, apresada en distintas variaciones en esa perspectiva de salir adelante. Y ya da lo mismo España o Alemania porque simplemente cambia el contexto. 

Jaime Rosales declina de la perspectiva de autor y entrega el relevo a los propios actores, como un símbolo de cambio generacional. Ellos son los protagonistas de “Hermosa juventud” y todos esos formatos e imágenes, en cierta medida amateurs, someten la obra a la actual contemporaneidad en la que vivimos. Los smartphones, web-cams o mini-DV complementan el resto de la filmación más afianzada en un docudrama donde se intensifica el montaje vital actual gracias a Whastapp. Ese consumismo de la actual juventud por otro tipo de imagen no cinematográfica nos introduce a otro tipo de revolución posiblemente condenada por el propio discurso de la obra. ¿Vivimos actualmente en una crisis total? Puede que sea entendible que los críticos norteamericanos no encontraran un contexto apropiado para valorar una propuesta que analiza y disecciona una generación perdida y desperdiciada en la que presenciamos a los adultos horrorizados ante un futuro menos esperanzador del que ellos vivieron. Las oportunidades se acabaron. «Si te sientes estúpido con gente más joven alrededor, las cosas están yendo bien». En España nada va bien.

Únicamente nos queda ese rostro resplandeciente de Ingrid García-Jonsson como metáfora de esa generación posiblemente condenada y perdida. Sin trabajo, sin estudios acabados y viviendo con sus padres. Han pasado cuatro años desde el estreno del filme  pero, sin embargo, no hay un claro halo de esperanza. La premisa nos deja patente el pesimismo: una pareja de veinteañeros como tantos miles buscando un futuro que se ve truncado por un embarazo. El porno casero es una simple gota de agua en un inabarcable desierto pero, en cierto modo, Rosales hace hincapié de una industria que siempre es capaz de sobrevivir e incluso aprovecharse de esa desesperación. Realmente no quiere ir en contra de la pornográfica y aquellos que la producen. Siempre ha existido: con o sin crisis. La cuestión es otra de fondo y realmente habla de la explotación de la industria en líneas generales. El personaje que interpreta Ingrid García-Jonsson bien pudiera haber acabado fregando un baño en Madrid y, después, en Berlín. Repetirá ese mismo error del que trataba de convencer a su hermano, como si estuviera condenada a ser víctima de sus propias decisiones. Su hermano es el futuro y aquellos que vengan después no tendrán y tropezar con la misma piedra. “Hermosa juventud”, en definitiva, no vende esperanza sino verdad… ¿Y lo de Jirafas, rinocerontes e hipopótamos?

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