Black Mirror (4x05) Metalhead: Androides asesinos… TOMA 1.568.437

Para muchos espectadores, “Metalhead” no sólo es capítulo más flojo de la cuarta temporada de “Black Mirror” sino el más decepcionante y débil de toda la serie hasta el momento. Conceptos aparte, la entrega dirigida por David Slade es un cambio de rumbo a nivel estilístico y argumental… pese a mantener ciertas credenciales comunes con el universo de Charlie Brooker. Considero que el quinto episodio de esta nueva entrega del espectáculo de Netflix no debería ser tan vilipendiado, ya que ofrece posiblemente algunas lecturas interesantes. Podemos entenderlo como el final del camino y un futuro claramente post-apocalíptico en la que los androides asesinos se hicieron con el poder… en un blanco y negro que refleje el tono pesimista del conjunto. La historia de Bella, Tony y Clarke pasa por una misión como parte de una promesa realizada a la hermana de Bella. ¿Aliviará aquello que buscan en un almacén el dolor de una persona —supuestamente en estado agonizante— llamada Jack? Todo parece un pretexto, un macguffin. Pensemos que la irrupción de un perro robótico, que actúa como un guardián que se encontraba en estado durmiente, representa la idea de un tiempo en el que las máquinas de guerra se apoderaron del planeta. Y esa máquina llamada «perro» nos va a dejar claro la facilidad que tiene ese robot para acabar con la vida de Tony y Clarke y arrojar a todos los protagonistas metralla que contiene rastreadores, a modo de púas hirientes, que se alojan en el cuerpo de sus víctimas. Incluso esas máquinas pueden ‘hackear’ y hacerse con el control de otra tecnología como puertas o automóviles para manejarlos a su conveniencia. ¿Está todo perdido? Bella, la única superviviente, tendrá que comenzar a sobrevivir y luchar por su propia vida contra ese robot asesino cuya misión parece destruir a todo ser humano que ose pisar la zona que protege. ¿Es esa zona la práctica totalidad del mundo?

“Metalhead” nos deja cierta preguntas sobre cómo esos aparatos se hicieron con el poder. Es cierto que un argumento, en el que los robots se revelen contra los humanos que los crearon, no es en absoluto una novedad. Otra posibilidad que fueran animales sintéticos de compañía o juguetes, que evolucionaron hasta convertirse en implacables máquinas de matar. Incluso tenemos otras lecturas que comentaremos más adelante. El episodio funciona como concepto claramente audiovisual, contando una historia con sus imágenes y banda sonora y respaldándose en todos los conceptos estilísticos que le permite el formato. Vamos a seguir los pasos de Bella, que consigue deshacerse de la criatura diabólica que le asedia al escapar del auto que conducía y caer el «perro» por acantilado en el interior. Pese a estar dañado, el «perro» seguirá tratando de rastrear a Bella pese a quitarse el trasteador que quedó incrustado en su pierna. Bella, pese a todo, trata de utilizar un walkie-talkie y la comunicación con otra persona a modo de despedida para sus seres queridos ante una misión que se ha convertido en su sentencia de muerte. Es presumible en esa secuencia que Bella trate de proteger al resto de supervivientes de esas máquinas asesinas que protegen la zona. Bella se volverá a ver las caras con el «perro» pero un árbol servirá para protegerla de ese robot asesino y dañado, que no dudará en apagarse para esperar… ¿Cómo conseguir optimizar su energía? Bella parece tener las respuestas al forzar su apagado y encendido para que quede inutilizado temporalmente hasta que se ‘recargue’ satisfactoriamente. Bella aprovecha el momento y acabará en una casa en la que sus cadáveres putrefactos nos avisan de que o bien sus habitantes se suicidaron o fueron víctimas de la rebelión de las máquinas. 

Bella encuentra un arma y trata de hacerse con las llaves del vehículo cercano. El problema es que el «perro» ha llegado para la batalla final y veremos cómo incluso se hace con un cuchillo para utilizarlo como arma asesina. Bella inutiliza sus sensores arrojando pintura sobre su sensor visual pero, sin embargo, ambos están destinados a encontrarse con banda sonora de The Stranglers para el intercambio de golpes gracias a la escopeta con la que se hizo Bella. Pese a la destrucción de su perseguir, Bella recibió parte de la metralla con la que se despidió esa bestia robótica y, lamentablemente, un proyectil —entre otros— ha alcanzado su cuello siendo imposible quitarse ese rastreador… “Metalhead” desea rendirse a su tono oscuro dejándonos con la despedida de Bella por walkie-talkie sin saber si alguien escuchará su voz… No sabemos si Bella va a tratar de quitarse el proyectil de su yugular de manera suicida o, por el contrario, su acto es un suicidio ante el fin que le espera… ya que otros «perros» se dirigen hacia esa casa en la que está refugiada. David Slade desea seguir los pasos previos de Bella con imágenes, dejándonos claro que esos paisajes están infectados por esas máquinas de matar. La idea, no obstante, es acabar con el inicio de su aventura con aquello que buscaban Bella, Tony y Clarke en ese almacén. Se trataba de un oso de peluche entre muchos otros que yacen en el suelo al salir de una de esas cajas que se desprendieron en el ataque inicial. Pensemos en que nada es casualidad en “Black Mirror” y esa imagen nos remite a “White Bear” (2x02) y la posibilidad de que todo sea un infierno virtual para algunos condenados. ¿No tendría sentido que San Junípero tuviera su reverso oscuro? ¿No sería idóneo como pena de muerte perpetúa estar condenado a revivir un universo post apocalíptico una y otra vez? Posiblemente no tengamos todas las respuestas en esa espeluznante trama y puesta en escena. 

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