Ya no queda demasiado margen de maniobra para la despedida de una temporada que va a recurrir a dos pesos pesados dentro del espectáculo de The CW. ¿Podrán Cat Grant y Superman levantar una entrega irregular y nuevamente cuestionada? “Resist”, vigesimoprimer episodio de la segunda temporada de “Supergirl”, aterriza en nuestras pantallas para que veamos las consecuencias de la llegada de la flota de Daxam a National City y, así, iniciar una invasión en toda regla. Los movimientos de Rhea están planificados para transformar la Tierra en el hogar que tuvo que dejar atrás y transformar a los seres humanos en unos simples lacayos. Mientras que J'onn J'onzz se encuentra en estado catatónico, Cyborg Superman y Lillian Luthor van a aparecer en ese ‘afrancesado’ local de la resistencia terrícola para lanzar una proposición de alianza en tiempos de guerra. Es evidente que vamos a tener un capítulo con una lectura política y, de nuevo, claramente femenina. La serie alrededor de las aventuras de Kara Danvers siempre ha revelado que las mujeres son el eje de la acción y éstas son tanto las heroínas indiscutibles como las villanas. En este último caso, Rhea o Lillian Luthor tiene sus razones propias y personales para sorprendernos en sus oscuras y maquiavélicas cruzadas y Lena Luthor se ha postulado como un personaje afín a ambas mujeres. Esas dos figuras maternales han utilizado y manipulado a Lena y nos queda claro qué piensa hacer la Reina de Daxam tanto con su hijo como con la CEO de Lex Corp. Rhea va estar en la estancia de la nave espacial en la que Lena se despierta para revelar su espeluznante plan de invasión en el que no va a haber respiro para los habitantes de National City. ¿Podrán resistir? Repasemos el episodio.
Contar con teletransportador facilita a la infantería y armada daxamita tomar con suma facilitad la ciudad y reducir a la DEO y al cuerpo de policía en apenas un par de secuencias. Solamente una pequeña resistencia, en la que se encuentran nuestros protagonistas, afrontará ese ataque en el que tendremos acción y, de nuevo, alguna secuencia remarcable protagonizada por Alex Danvers y Supergirl. El destino de la humanidad es ser esclavos de un nuevo orden para construir monumentos piramidales y transformar el planeta en un nuevo Daxam. Rhea, además, desea un heredero y ha pensado en casar a Lena con su hijo Mon-El para unir a ambas razas y planetas. Sabemos que una villana como Rhea tiene métodos para que todos obedezcan sus deseos y no ha necesitado ver las dos partes de “Independence Day” para trazar un plan de invasión. ¿Y qué hará una nación como Estados Unidos ante una amenaza de tal índole? La Presidente Olivia Marsdin se dirige en el Air Force One, junto a un par de cazas, directa a la nave nodriza para que los daxamitas cesen inmediatamente sus acciones. Ambas mujeres son de armas tomar y, aunque el plan de Marsdin es suicida y ciertamente estúpido, viene acompañada de Cat Grant para lanzar ese discurso feminista en la que las mujeres pueden arreglar sus diferencias. Bien, Rhea más que una mujer es una poderosa mantis religiosa que no admite la negociación en sus operaciones y decisiones unilaterales. BOOM! El Air Force One será derribado junto a los aviones que lo escoltaban y Supergirl salvará a Cat Grant mientras que Marsdin revelará su condición alienígena al emerger sin un rasguño de los restos del avión presidencial. Con las cartas sobre la mesa, Marsdin tiene un arma como cañón de positrones para acabar con la nave nodriza daxamita. ¿El problema? ¡Allí están Mon-El y Lena! ¿Tendrá que recurrir Supergirl a la alianza con Lillian Luthor y Cyborg Superman?
Mientras que Cat Gran ejercerá como distracción y líder mediática de la revolución, implicando una clara alegría política, el plan de Lillian pasa por utilizar un proyector de la Fortaleza de la Soledad para teletransportarlos a la nave nodriza. Con una boda interruptus, Mon-El y Lena serán rescatados y desconocemos por qué Supergirl juega al despiste con su amiga cuando ésta debería saber quién es realmente. Lillian confesó a Supergirl que no reveló su identidad secreta a su hija ya que prefería que ésta lo descubriera junto a las mentiras habituales en este tipo de casos. Desconocemos si Lena está jugando sus cartas dentro de una fingida ignorancia o da por bueno algo que realmente no le afecta… de momento. Aquella que es más lista es Cat Grant para averiguar que James Olsen es Guardian a la primera mirada aunque, al mismo tiempo, nos preguntemos por qué dejó de sospechar de Kara tan fácilmente cuando es conocedora de que existen otras razas alienígenas cambiaformas. Cat, no obstante, descubrirá qué es la CEO y que Supergirl trabaja para tal organización. ¿Unirá cabos sueltos ante la presencia de la hermana de Kara? ¿Ayudará a Gurdian en darse a conocer a las masas para que no dé miedo al gran público y se convierta en un héroe? Vayamos a los planes de villana de Lillian. El ser inmundo y traicionero tenía pensado dejar a los alienígenas aliados, Mon-El y Supergirl, para que fueran exterminados por el cañón de positrones. Por suerte Winn tenía pensado un plan alternativo para voltear la situación aunque Kara decidirá quedarse para dar una última oportunidad a Rhea y que ésta no muera dejando, vía transportador, a su amor en la Fortaleza de la Soledad. Si bien Alex Danvers es un mar de dudas para apretar el botón rojo (de la muerte), Supergirl comete el enésimo error de confiar en una mujer que mató a su propio esposo porque no pensaba como ella. Y Rhea es mucha Rhea. Precisamente su negativa a la rendición se transforma en un nuevo canto de un triunfo y victoria anunciados. Y es que algo destruye al cañón de positrones y golpea a Kara con suma celeridad. ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es Superman… y parece que Rhea ha encontrado una vía para controlar al kryptoniano y dar la vuelta al tablero de juego. ¿Servirá un nuevo discurso político de Cat Grant para acabar con la tiranía de Trump aka Rhea o todo esta perdido para un país que se enfrenta a tiempos oscuros de esclavitud y pleitesía?
Apunte bastardo: Alien Bar revela y demuestra su enésimo uso para los escritores. ¿Tendrá alguno más?
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Bien, Cat Grant ha vuelto.
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