“Piratas del Caribe: La venganza de Salazar”
Título original: “Pirates of the Caribbean: Dead Men Tell No Tales”
Directores: Joachim Rønning y Espen Sandberg
EEUU
2017
Sinopsis (Página Oficial):
Javier Bardem, Kaya Scodelario y Brenton Thwaites se unen a Orlando Bloom y Johnny Depp, que regresa como el antihéroe Jack Sparrow, en la nueva aventura de “Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar”. En esta magnífica aventura inesperada, el poco afortunado capitán Jack está de capa caída cuando los letales marineros fantasma liderados por el temible capitán Salazar (Bardem) escapan del Triángulo del Diablo para buscar venganza.
“Piratas del Caribe: La venganza de Salazar” ha llegado a nuestras vidas y carteleras para que nos convirtamos en ratas y abandonemos este barco —y saga— hecho mojón tiempo atrás. El olor es tan nauseabundo, pestilente e insoportable que sobrellevar más de dos horas de nuevas heces cinematográficas supone toda una prueba digna para los más intrépidos y mejores corsarios que han navegado por los más grandiosos e inhóspitos mares del cine cutre. Si la trilogía original pudiera tener algo de encanto, la presente quinta parte vino precedida por el robo de unos hackers que no cumplieron sus amenazas… seguramente por temor a desatar el fin de mundo tal y como lo conocemos. Y es que con solamente pensar que la mitad de los 7000 millones de personas que pueblan este planeta hubieran visto gratuitamente en internet —y a la vez— el filme de Joachim Rønning y Espen Sandberg… sería normal y coherente ver cómo el mal y el caos tomarían el poder en cuestión de minutos. Cientos de miles de seres humanos se habrían convertido en vengativos caníbales rabiosos en apenas media película para devorar al resto ondeando banderas de Jack Sparrow (y su fruta madre). Es conocido por todos que la inmoralidad, la enfermedad y la decadencia está instauradas en el mundo y la nueva película de Disney filtrada hubiera supuesto la cerilla en una corta mecha directa a una bomba llamada Apocalipsis… fecal. Pese a todo y colándose servidora en un cine cual pirata, adentrarse en las miserias excrementicias de “Piratas del Caribe: La venganza de Salazar” supone una prueba de fuego anal entre un batiburrillo repugnante de CGI, una diarrea de persecuciones y, sobre todo, una historia y guion tan hediondos como inexistentes. Si no fuera porque estoy escribiendo esta crítica ahora mismo me hallaría en las calles de mi aldea con la boca repleta de espuma, automutilándose y regalando entradas para un concierto de Leticia Sabater.
Al lema de los hombres muertos no cuentan cuentos —pero sí se tiran cuescos—, “Piratas del Caribe: La venganza de Salazar” está plagada de sketches rancios plagiados de ‘Escenas de matrimonio’ —y escritos y dirigidos por José Luis Torrente—. Cuesta digerir tan cúmulo de mediocridad y mierda por fotograma si no es con dos litros de ron en el estómago y una sobredosis de diazepam. Los directores, para empezar, no saben qué hacer con semejante excrementicio purulento de guion y se dedican a poner la cámara en medio de la acción o a centrarse en esos dientes pestíferos y ojos inyectados en sangre habituales en la franquicia. Del mono mejor no hablamos hasta que PETA empapele a Disney por semejante trauma a un inocente animal. La incógnita es saber cómo un gran estudio ha pensado que justificar el fin del mundo que puede desatar su cochambrosa y millonaria producción por el precio de recaudar cinco veces más. Pero lo más inconcebible es que incluso unos tipos que se hacen llamar hackers pensaron en robarla para filtrarla en uno de los más graves y aterradores atentados contra la humanidad en toda su historia. El argumento nos propone ver cómo un niñato quiere librar a su papá de una maldición para que se dé un morreo con mamá al final de la película. El papá es Orlando Bloom y la mamá Keira Knightley. THE END. Y no hacía falta filtrarla simplemente contar que entre esa premisa hay un torrente inimaginable de mugriento y vergonzoso relleno con chistes machistas sobre meretrices, fantasmas vengativos muertos de hambre —y hábiles defraudadores fiscales— y gente que se abre de piernas en tierra, mar y aire. Otro de los grandes misterios de la película es saber cómo Johnny Depp ha sido capaz de interpretar a un imitador de Jack Sparrow haciendo de Johnny Depp tratando de imitar a Jack Sparrow cantando en un karaoke vacío al amanecer totalmente borracho y emulando a Johnny Depp antes de caer mal a toda la humanidad. Otra de las cuestiones es cómo la heroína trata de ser racional y ceñirse a un código científico en su forma de pensar y se encuentra, por el contrario, siendo acusada de brujería y atrapada en una descafeinada telenovela fantástica repleta de banalidad y tiburones zombies que desean devorar su ropa interior. Hace tiempo atrás la saga ‘Piratas del Caribe’ ya se había convertido en un parque de atracciones aunque el que nos propone esta previsible y aburrida aventura es tan rancio como sus olvidables y lamentables bromas y chistes. Que armen tanto alboroto por el tridente de Poseidón y que no sea para clavárselo en el orto de los responsables de semejante chufla y bodrio es una auténtica vergüenza y perdición. Pero lo peor (de lo peor) del engendro es que esperan hacer una nueva parte con esa folclórica que llevaba al Pulpo Paul pegado en la cabeza. Que comience el apocalipsis… pero yo, como buena rata, me bajo antes de este mojón hecho bodrio y película. Que la disfruten… cagando en el baño, claro.
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Me alegra haber dejado de ver esta "saga" en la primera película.
ResponderEliminarIgual que la saga "fast & furious".