La necrológica fue una mierda porque tu vida fue una mierda.
“Git Gone”, cuarto episodio de la primera temporada de “American Gods”, nos sumerge en la historia de Laura Moon. Teníamos esa deuda pendiente y podemos entender que la presente entrega compuesto de ocho capítulos es una carta de presentación para todo aquello que está por venir. Es cierto que en una novela el escritor tiene el margen de maniobra del sacrificio de un apartado y sección a un flashback para revelar las acciones de un personaje. En la creación de Bryan Fuller y Michael Green tal vez sea demasiado espacio debido, en mayor parte, a algunos argumentales puestos en marcha junto a la introducción de muchos dioses y sus respectivas maquinaciones. Seguramente la serie de Starz crezca en el futuro y, de momento, nos quedemos con el material planteado en lo que pudiéramos definir como un notable prólogo. Vamos a apartarnos de esa inminente guerra entre los Viejos Dioses y los Nuevos Dioses para centrarnos en el drama humano (que se convierte en otro fantástico) de una mujer condenada a lidiar con esas moscas que van a perseguirla por toda su vida (y más allá). La idea es también alejarnos del road trip del Sr. Miércoles y Sombra y llegar hasta ese reencuentro en el que Laura espera a su marido en su habitación de hotel. La perspectiva del personaje interpretado por Emily Browning es novedoso ya que su historia había sido contada desde un acercamiento onírico o censor debido al motivo de su muerte y la infidelidad que marcó su funeral. Generalmente los difuntos no pueden defenderse pero en una serie con dioses los milagros pueden obrarse de maneras misteriosas… Y “Git Gone” va a sorprendernos hilvanando una historia alternativa que ofrezca muchas explicaciones al relato previo. Repasemos el episodio.
El capítulo va a tener desde un arco argumental de un ‘golpe’ hasta otros aleteos dramáticos por la pena de prisión que condenó a Sombra a perder el rumbo de su vida. Previamente veremos cómo se conocerían ambos en un Casino en el que Laura era crupier. Ambos odiaban sus vidas y esperan un golpe de efecto y los escritores vuelve a destacar la calidad de los libretos en esos diálogos de un Gintonic frente a un Manhattan y esa manera de mostrar las cartas de Sombra y Laura encima de la mesa. Laura se convierte en ese punto en la salvación de Sombra ya que éste pensaba, de manera un tanto suicida, dar un pequeño golpe en el casino donde trabajaba Laura. La atracción es inevitable aunque el interior de Laura está plagado de oscuridad y, en realidad, que en su muerte conozca a Anubis no de remarcar ese concepto en el que vamos a recopilar toda la información previa. También existe mucha ironía respecto al más allá y la vida terrenal de los mortales. Siempre haremos cosas malas y buenas con las que será bastante complicado no desnivelar el peso de una ligera pluma. No obstante, vimos cómo se podía obrar tal milagro. En realidad, Laura no creía en nada y Anubis la condenará a la nada… por toda la eternidad pero, por el contrario, el espectador conoce su regreso de los muertos por esa secuencia con la que se cerraba “Head Full of Snow” (1x03). ¿Causó su regreso esa moneda de Mad Sweeney o aquello que nos va a confirmar “Git Gone” es el carácter divino de Sombra? Quizás la cuestión sea una lectura respecto al amor, como si sarcásticamente Laura hubiera aprendido que su amor es tan fuerte por el marido al que engañó que es capaz de volver del más allá para salvarlo. Y aquí aterriza una cuota informativa que desconocíamos: fue Laura aquella destrozó a los drugos de Technical Boy con su nueva fuerza sobrehumana y capacidad de resistir incluso hasta una amputación de su propio brazo.
Previamente, veremos que Laura estaba condenada a un ciclo existencial basado en utilizar diariamente repelente para insectos o vivir sus rutinas en el trabajo entre otras muchas cuestiones. Sombra rompió esas dinámicas pero, al fin y al cabo, Laura quería algo más… que hacer barbacoas con sus vecinos y amigos o practicar relaciones sexuales con su pareja. El insecticida siempre estuvo en su vida como una constante y Laura se comporta como una prototípica femme fatale que hace que su pareja cometa un robo, supuestamente perfecto, en el casino en el que trabajaba. Algo falla. Mala suerte… o quizás el destino. Sombra se lleva toda la culpa y condena por amor y, finalmente, Laura lo recompensa con una infidelidad con su mejor amigo. “Git Gone” está más interesado de contar lo segundo que lo primero, como si la pieza fuera de un sentido dramático y diera base al conflicto de perdición y oscuridad que rodea a Laura. Con la desolación por delante, surge la línea conocida de la tragedia y viviremos los últimos segundos de la vida de esos adúlteros que iniciaron su relación cuando murió el gato de Laura y ésta fue incapaz de asumir su soledad. El regreso de entre los muertos de la esposa de Sombra es retratado con cierto humor, pudiendo parecer “Santa Clarita Diet” sin diera carnívora que valga y metiendo líquido de embalsamar en la ecuación. Ciertamente Laura se convierte en el ángel de la guarda de su esposo, atraída por su divino (?) resplandor tal vez impuesto por la moneda mágica de Mad Sweeney. Laura también será ayudada por su amiga Audrey, con la que tenía que resolver asuntos pendientes por la aventura que tuvo con su difunto esposo, mientras que Anubis y Mr. Ibis ponen un toque divino y homenaje a “A dos metros bajo tierra”. Laura está condenada a la nada y oscuridad futuro pero tiene una misión que realizar y no es otra prepararse física y formalmente para el reencuentro con su esposo… y cachorrito. Su propósito ha dejado de ser suicida y de despreciar la vida —o escapar de su existencia— sino que ahora se aferra a la misma para prolongar que ese sol que sintetiza Sombra lo es todo para ella. Ahora, por fin, lo ama…
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Yo quiero ver a Mr. Nancy (Anansi) en acción, me tiene muy intrigada...
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