Juego de Tronos (6x07) The Broken Man: «Nunca es tarde para regresar».

Si tomamos como referencias las puntuaciones de los usuarios de Imdb, comprobaremos que “The Red Woman” (6x01) y “Blood of My Blood” (6x06) son los episodios más débiles de una temporada que quiere asentarse en ese trono de calidad habitual en la serie de HBO para seguir estirando su leyenda televisiva. Y, seguramente “The Broken Man”, séptimo episodio de la sexta temporada de “Juego de Tronos”, ocupe parte de ese espectro entre la decepción y la evolución de entregas mayores dentro del universo de una producción que también tiene que asentar su propia historia, fragmentada en decenas y decenas de personajes y arcos argumentales imposibles de estructurarse convenientemente sin sacrificios. ¿Tras una serie de capítulos notables, memorables y remarcables nos están dejado lo mejor para el desenlace? ¿Comenzaremos a posicionarnos a partir de “No One” (6x08) en una recta final que se augura apasionante? En realidad, considero que no hay que subestimar a esos capítulos mal llamados como «de transición» cuando sin los mismos no existiría un brillante collar sobre el que asentar las perlas que, poco a poco, están generando una de las más brillantes joyas. Si bien el season premiere llegó por necesidad de comenzar a cerrar cuantiosos temas abiertos tras el premiado “Mother's Mercy” (5x10), “The Broken Man” da la impresión de retomar el concepto de “Blood of My Blood” (6x06) para apuntalar todos los elementos que necesita el espectáculo de cara a desplegar ciertas batallas y guerras venideras. Tal vez los showrunners desearan dejarse un golpe de efecto en una temporada de regresos y resurrecciones y la reincorporación de un viejo personaje va a activar todo tipo de alarmas en el proceso. Es cierto que parte de la actual trama recupera pasajes de ‘Festín de cuervos’ pero reintegrados bajo la batuta habitual de los escritores de “Juego de Tronos” o, lo que es lo mismo, reciclar y mutar el material original en parte de una arcilla moldeable a sus intereses. Puede que ahora introducir nuevamente a protagonistas que pensábamos que habían perecido sea parte de una jugada estratégica para esa batalla final entre los vivos y los muertos que nos aguarda y que todavía, para nuestra suerte como espectadores, es lejana… si es que tres episodios son sinónimo de tal término. Repasemos “The Broken Man”. 

Aunque ese hombre roto al que se refiere su título tiene nombre, es interesante comprobar que el episodio revela un prólogo antes de los créditos iniciales para traernos de vuelta a alguien con el ya contaban los seguidores de los avances y las noticias relacionadas con “Game of Thrones”. La presencia de Ian McShane confirmaba totalmente sus declaraciones respecto a su fichaje por un único capítulo y ser el instrumento para traer de vuelta a un personaje ‘querido’ por la audiencia que no es otro que Sandor Clegane. El Perro forma parte de esa construcción múltiple de los escritores de cara al desenlace final, como si todos los protagonistas de esa miscelánea historia de Poniente tuvieran todavía un sitio y lugar que ocupar. Algunos serán parte del pasado ―resucitados en los viajes de Bran Stark―, pero otros van a tomar una forma y entidad corpórea, estableciendo aquí una interesante lectura sobre la Casa Clegane y ese par de hermanos que estamos seguros tendrán un enfrentamiento conclusivo. En la temporada de las ‘reencarnaciones’ que alguien más está de vuelta no exonera al guion de dar explicaciones y aquí el personaje que interpreta McShane va a ser clave para establecer ese discurso sobre los dioses y el destino. El Hermano Ray, un antiguo guerrero que ahora ha encarado su vida de una forma filosófica y pacifista, ha reunido a una congregación de seguidores para construir juntos un Septo. La (re)entrada de El Perro viene de la mano de ese lenguaje repleto de señales habitual en la producción de HBO. Él sigue siendo aquel hombre capaz de transportar un enorme tronco sin ayuda, como esa metáfora de una pesada carga que arrastra sobre sus hombros y en los que se ha convertido en un juguete de los dioses de cara a futuras y venideras beligerancias. Sandor todavía recuerda el sabor de la derrota y el Septón da la impresión de ver en aquel hombre, al que salvó de la muerte, parte de su nueva obra. Ambos son personas que comparten un pasado afín del que se arrepienten, aunque la propia existencia de El Perro venga marcada por aquel ser que pudo morir más de una docena de veces y sigue en pie de guerra. ¿Qué mantuvo con vida a El Perro? Fue el odio. Aquí el dolor físico y las cicatrices ya visibles en muchos personajes se equiparan incluso a un nivel emocional y, tal vez, sea verdad que esos dioses (y los escritores de la serie) no han acabado todavía con el personaje que interpreta Rory McCann, ampliando su penitencia en una tierra que también es la nuestra. 

En Desembarco del Rey teníamos que confirmar la jugada de Margaery Tyrell aunque previamente disfrutemos de más material junto a Gorrión Supremo, que da la impresión de ver en la Reina de los Siete Reinos una discípula aventajada de sus enseñanzas y una transformación palpable en esa joven que ahora confiesa sus pecados. ¿De verdad que Gorrión Supremo espera que nos creamos sus ‘buenas’ intenciones o se trata de otra modulación de hacerse con el poder? Dentro de ese cariz religioso interesa la visión respecto a esa masa social de la Fe Militante que no es otra que los ‘pobres’, aquellos seres que disgustan a los ricos y poderosos por ser reflejos privados de sus propias aspiraciones. Con la comunión de la Fe y la Corona el lugar de Margaery no es demasiado esperanzador: ser el consorte sexual del Rey para tener un nuevo heredero, exista o no deseo en el asunto. El Gorrión Supremo no solamente deja caer tal cuestión a Margaery, en una secuencia donde la bondad puede ser confundida con tensión sexual, sino que esconde dos cartas de un hábil personaje. La primera es la amenaza velada sobre una pecadora irredenta como Olenna Tyrell sino que el Rey Tommen confiesa todo a Gorrión Supremo, siendo ya un títere en sus maquinaciones (?) para que la Fe Militante gobierne Poniente. Puede que aquí la religión tenga una justificación de cara a una gran batalla final frente al Rey de la Noche, siendo también un lenguaje utilizado por Daenerys Targaryen para su cruzada personal gracias a la idea de Tyrion Lannister. Esos ‘pobres’, en realidad, son la plebe que necesita ser reconducida… Tras el ultimátum de Gorrión Supremo respecto a la Reina de las Espinas, Margaery toma cartas en el asunto reuniéndose con su abuela y siendo vigilada estrechamente por la septa Unella, la cara más sonriente últimamente en Desembarco del Rey. Olenna se enfrentará, al igual que parte del público, a una Margaery lobotomizada y reconvertida en una dummie cuyas intenciones para salvar a su hermano Loras pasan porque éste vuelva a Altojardín despojado de sus títulos y como un penitente. Evidentemente tal decisión sería el fin de la Casa Tyrell pero una nota, que deja en la mano de su abuela cuidadosamente Margaery, desvela que existe un plan en sus acciones. Olenna, tras conocer el dibujo de una rosa que indica su afinidad a su apellido y sangre, decide seguir los consejos de su nieta y abandonar Desembarco del Rey para partir a Altojardín. Aquí se siente en el rostro de Margaery una despida que quizás pueda ser definitiva. ¿Qué tiene realmente Margaery en mente? Cersei visitará a la anciana seguramente tras conocer su decisión y la secuencia cambia radicalmente debido a que Olenna es consciente de que su nieta alberga un plan para tomar de nuevo el control (o reconducirlo a su causa). La Reina de las Espinas quiere saborear su venganza sobre Cersei, vendiendo su marcha como un triunfo de Gorrión Supremo y como parte de la estupidez desencadenada por la matriarca de los Lannister. Olenna, en definitiva, desea saborear el veneno que ha desplegado sobre su rival y disfrutar de su desesperación como parte de su desagravio. La sonrisa burlona ha sido devuelta. Nuevamente el trabajo de Diana Rigg y Lena Headey es notable a tal fin… aunque hubiera sido perfecto y Cersei Lannister acabara mordiéndose el labio por su ira contenida y escupiendo su sangre en el rostro de esa anciana sibilina y envenenándola en el proceso. ¿Pero de verdad podemos creernos que Cersei ha pedido tras cometer un terrible error? Aunque la Reina Madre necesitaba la ayuda de los Tyrell para acabar con la horda de fanáticos, es peligroso subestimar a una leona herida y rodeada de enemigos… Sí, el ataque y rugido se aproxima y La Montaña meets El Monstruo de Frankenstein es el instrumento que necesita Cersei para revelar que no hay nada más aterrador y peligroso como el amor de una madre, perfilando otra clase de matices en su personaje. De momento, lo único que sabemos es que si a partir de ahora alguien te da una nota con una rosa solamente debes hacer una cosa: CORRER. 

Aunque toda la humanidad espera la Batalla de los Bastardos sería absurdo fraguar tal concepto sin una evolución previa. Recordemos que Jon Nieve, Melisandre, Sansa Stark, Davos Seaworth y Tormund Matagigantes partían para reunir los suficientes apoyos que garantizaran una victoria. No obstante, dábamos incluso por hecho una participación incondicional de los salvajes cuando evidentemente nada de eso estaba justificado en el guion e incluso en “The Broken Man”, a través de voces como la de Dim Dalba, se plantea que no es la lucha de éstos. La realidad para aquellos que llegaron de Más Allá del Muro es que se encuentran atrapados entre los Bolton (y sus aliados) y los caminantes y espectros que seguramente comiencen a tomar Poniente desde Invernalia. La única posibilidad pasa por apoyar a Jon Nieve para derrotar a Ramsay Bolton y si Wun Wun apoya a ‘Snow’, entonces, todos los salvajes (y sin dilación) apoyan a Jon Nieve. Y punto. La épica se va filtrando y pensemos que en los discursos del propio Jon o Tormund se encuentra el germen y legado que dejó la fallida cruzada de Stannis Baratheon. Tal vez no fuera El Elegido sino aquel que estaba condenado a dar a ese líder un motivo para renacer y ser respaldado por aquellos que le rechazaron. Aquí también encaja la visita a Isla del Oso de la compañía de Jon Nieve para tratar de convencer a Lyanna Mormont, que desvela ser una inusual niña de 10 años en posesión de un gran poder y responsabilidad. Su carácter pudiera ser una de las sorpresas del episodio aunque la idea es exponer las debilidades de la actual expedición y cruzada de los Stark. Jon es un Nieve (el eterno eufemismo y coletilla de bastardo) mientras que Sansa se ha perdido entre varios apellidos. ¿Qué es precisamente Sansa? ¿Una Stark o una Lannister o Bolton? Es precisamente Davos aquel que vas a alzar la voz respecto a esa otra amenaza que conforma la auténtica guerra que seguramente sea el material del desenlace de la serie. Esa verdadera batalla es frente al Rey de la Noche y un Norte dividido jamás podrá derrotarlo… Y, recuerden, el Norte todavía tiene que recordar. La introducción de Lady Mormont sirve para abrir numerosas heridas en los personajes y su causa, rememorar que Robb cometió un imprudente error que costó tanto su vida como la de muchos herederos de las Casas del Norte. Sin contar con las acciones posteriores de los Bolton o los Hijos del Hierro que recodará Robett Glover. Pensemos en que todo ese material también desea despuntar el precio de conseguir hombres para la Batalla de los Bastardos. Los Mormont únicamente aportarán 62 aunque la ironía respecto a la fiereza de Lyanna, por parte de Davos, sea clave para también presentar las dudas de Sansa en vengarse de Ramsay y su inquietud, tras la negativa de la Casa Glover a apoyar su causa. ¿De verdad que la Casa Stark ha muerto? Quizás al tratar de reivindicar al personaje se esté difuminando su perspectiva, ya que hemos pasado de una víctima ―y esposa consorte para las maquinaciones de los Siete Reinos― a alguien que demanda su poder e influjo maquiavélico. El envió de su carta con el sello inconfundible de los Stark hace probablemente plantearse al personaje que su Casa sigue viva y que tendrá que pagar ciertos precios para seguir manteniendo tal llama. ¿El destinario es Meñique? ¿Alguien consiguió leer algo más allá de Invernalia? ¿Y qué pasó con Melisandre?

Jaime Lannister y Bronn van a llegar a Aguasdulces para darse cuenta de que el asedio organizado por los Frey deja bastante que desear y se encuentra en un estado lamentable, afín incluso a la habitual imagen de Walder Frey y su Casa. Esos carroñeros liderados por Walder Rivers y Lothar Frey no parecen tener mucha idea de lo que hacen y, sobre todo, su mejor arma (Edmure Tully) no sirve ni para incomodar un solo milímetro al Pez Negro. Aunque siempre es de agradecer las mecánicas entre Bronn y Jaime (amén de su bromance), la cuestión es que los propios escritores han encontrado un espacio para el fanservice y que ni siquiera podamos acabar aquello de un Lannister siempre paga… porque, ¿¡cuándo Bronn podrá cobrarse su justa y prometida recompensa!? ¡¿Cuándo?! Tras divisar la incompetencia, faroles y amenazas huecas, Jaime recoge (y da con) el guante para revelar que las órdenes del Rey pasan por el recuperar el castillo. Puede que aquí incluso exista una gran jugada del Gorrión Supremo por alejar a Jaime Lannister (su gran antagonista junto a Cersei y Olenna Tyrell), ya que el asedio a Aguasdulces pudiera llevar un tiempo del que no dispone o un ataque en el que perdería una grandísima parte de sus 8.000 hombres a manos de un hombre aferrado tanto a la idea de que la guerra no ha acabado como de permanecer en su hogar. ¿Contaba con todo esto Gorrión Supremo y ‘convenció’ a Tommen de sus planes para así garantizarse la ‘salida’, uno a uno, de sus contrarios? La cruzada de Jaime Lannister es también, en el fondo, la de la expiación del Matarreyes y su jugada seguramente pase por la de la llegada de Brienne de Tarth en el próximo episodio. De momento, nada pinta bien para nadie allí. Bronn tendrá que dar cursos de cavar fosos y Jaime Lannister llorará con la idea de pensar en que Brynden Tully tiene provisiones para dos años y es adicto a lanzarse faroles. Todo se resume en dos cuestiones: atacar o desaparecer. Yo aquí me quedaría con otros dos asuntos: la promesa incumplida del Matarreyes y la cara de desprecio e impotencia de Edmure Tully. Continuará.

En el burdel de Volantis se va desarrollar otra de las acciones fundamentales de cara a entender la llegada de Daenerys Targaryen a Poniente, ya que los planes de Yara Greyjoy pasan por llegar a Meereen y hacer un pacto con la Madre de los Dragones. Al fin y al cabo, la única vía para poder derrotar a su tío Euron es hacerse con su propia idea y utilizarla en su contra. La jugada es la más inteligente, tanto para ese par de hermanos como para los propios guionistas. Daenerys necesita una flota y la flota va ir directamente hacia su puerto. Antes queda el espacio personal, sintiendo Yara la incomodidad de su hermano en ese lugar donde yacen señoritas de compañía desnudas y que él mismo solía frecuentar… antes de conocer a Ramsay. La estrategia emocional es que Los Hijos de Hierro sean la catarsis para Theon, que el amor de su hermana y una finalidad (la venganza por encima de la justicia) sean la vía de recomponer a ese hombre roto. Pero, ¿podrá dejar Theon de ser ese perro apaleado y lastimoso? El único modo para volver es la motivación y estamos viendo muchas piezas para conseguir un efecto catártico…

Por parte de las aventuras de Arya en Braavos nos quedaba por confirmar los planes de la joven Stark para regresar a Poniente, que en el episodio pasan por la resolución más simple y efectiva: tiene dinero para comprar su pasaje y partir al alba. Aquí se menciona los Hijos del Hierro… así que nadie descarte cualquier posible solución argumental para esa joven, como ser rescatada por Theon y seguir de este modo pagando su expiación sobre los Stark. No obstante, su mirada a esa ciudad que fue su hogar (durante un par de temporadas de la serie) es una despedida que se convierte en fatalidad. Cualquier espectador sabía que esa provecta señora que se acerca a Arya era Waif disfrazada para lanzarse en una lluvia de apuñalamientos sobre su vientre. Algunos dirán que por mucho menos acabaron con otros Stark… La cuestión es que Arya tengan que desquitarse de tal asesina amenaza y lanzarse al canal para, posteriormente, salir y ver que está en peligro de muerto real y palpable: sangra demasiado y cualquier persona que la mira atónita pudiera ser un Hombre sin Rostro. Aferrada al pánico, gravemente herida y empapada hasta las bragas (y lo que no son bragas), que el próximo episodio lleve el título de Nadie refleja que nos dará a conocer el destino de la joven. Aquí incluso se ha rumoreado por una solución formal a lo “Mr. Robot” o “El club de la lucha” para un proceso de entrenamiento diseñado por Jigsaw, aunque falta por encajar si todo era parte de un gran plan de Jaqen H'ghar o si éste garantizará un indulto a Arya para que pueda completar su destino. ¿Y cuál es el destino de Arya Stark y, por extensión, de Nadie? 

Si “The Broken Man” abría con la ‘resurrección’ de El Perro su conclusión se ceñirá en darle un motivo para regresar al campo de batalla. Recuerden las palabras del Pez Negro: la guerra no ha acabado. Y menos para un soldado… Pese a que Ray es un contrapunto reflexivo para iniciar con su bondad un nuevo camino, el pacifismo en los Siete Reinos no tiene demasiado futuro. Ninguno… a juzgar por los hechos. Hasta los gorriones saben cómo protegerse y aferrarse a esa idea de una gran legión que es capaz de coger armas para acabar con las amenazas que osan intentar destruirles. Ray considera que los animales son fieles a su naturaleza y su lucha personal frente a sus demonios pudiera recordarnos a una variación del relato de Clarice Starling cambiando corderos por llantos de bebé. Ese asentamiento pacifista será visitado por varios hombres a caballo de la Hermandad sin Estandartes, liderados por Lem Lemoncloak, que ya nos indicaron en el anterior episodio que estaban reuniendo plebeyos. Y estos tipos sin caballos, oro e incluso acero o comida (salvo para su necesidad básica) van a servirles de poco. La noche es oscura y alberga horrores conforma esa amenaza no demasiado velada que hasta un septón pudiera identificar. El debate sobre el derecho a defenderse entre Sandor y Ray realmente esconde un planteamiento sobre la naturaleza de los personajes y sus mascaradas. Todos pueden ocultar su auténtico rostro en esas visibles cicatrices pero ellos son conocedores del mismo. Esa previsible tensión es utilizada para alejar a El Perro de esa congregación, al quedar cortando leña, y vincular al personaje con esa hacha como su nueva extensión. Es evidente que la Hermandad sin Estandartes, sin causar mucho escándalo más allá de una rápida lluvia de flechas/ballestas, masacra con suma facilidad a todos los inocentes y cuelga a Ray de las vigas del Septo que nunca pudo acabar. ¿La triste metáfora de los infructuosos resultados de su obra? ¿O una alegoría del genocidio religioso? Sandor Clegane toma un hacha y vamos a tener un cruce imposible de “El resplandor” y la trilogía “Hatchet” en el próximo episodio… Tal vez Ray siempre tuviera razón. Nunca es tarde para regresar y ya el Perro nos avecinó que el odio es el material que alimenta sus ganas de vivir. Y, ahora, ha encontrado una vía para volver a existir. Y nosotros encantandos. Continuará. 

P.D.: La ira de mi negra, si no ve una mención, no es nada comparada con la de El Perro tras ver a su amigo Ian McShane ahorcado. 

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