Título original: “The Secret Life of Walter Mitty”
Director: Ben Stiller
EEUU
2013
Sinopsis (Oficial):
Hay un momento en la vida en el que dejas de soñar y empiezas a crear tu propio destino. Para Walter Mitty, un soñador empedernido que se evade de su anónima existencia escapando constantemente a un mundo fantástico, ese momento ha llegado. Cuando su puesto de trabajo y el de su compañera (Kristen Wiig) se ven amenazados, Walter decide pasar a la acción y se embarca en el viaje más increíble que jamás hubiera podido imaginar. Ben Stiller dirige y protagoniza esta inspiradora historia acerca de la vida de un hombre corriente que encuentra el coraje de dar un salto hacia la extraordinaria aventura que es la vida.
Con “La vida secreta de Walter Mitty” pudiéramos confirmar que hasta los Razzies patinan con sus ansías de incluir la cuota fija de muchos de sus asiduos y la película dirigida y protagonizada por Ben Stiller confirma parte de la regla. Shirley Maclaine, la propia actuación de Stiller y otras tres (pre)nominaciones más —como peor remake o secuela, guión y dirección— constataron que pese a figurar en las boletas no se consolidaron ninguna de sus opciones a los premios Golden Raspberry. La realidad era que, pese a un recibimiento irregular y desigual de la crítica, el público quedó convencido con la historia que nos relata el propio Stiller sirviéndose de la homónima película de 1947 dirigida por Norman Z. McLeod. El contexto siempre supera a la ficción y la búsqueda de un negativo —para la última portada en papel de la revista Life de un reconocido fotógrafo (Sean Penn)— va a provocar una serie de aventuras para quebrar la monotonía junto a esa nueva compañera de oficina (Kristen Wiig) que hace palpitar su corazón tanto fuera como dentro de la red. La idea se adecúa perfectamente a un viaje a golpe de ‘Space Oddity’ de David Bowie, a una odisea para sobreponerse a miedos y temores, a una cinta de aventuras atípica en el actual mainstream. ¿Ha nacido un héroe anónimo? Va a ser que no…
Ni la erupción del Eyjafjallajökull, ni tiburones adictos al metal, ni mucho menos una cabra montesa bailando flamenco en el Himalaya o tratar de echar un polvo por una página de contactos. Nada. Pero nada de nada. Todo lo anterior es superado por el absurdo monumental de pensar en la próxima factura de la línea de su teléfono móvil que le va a llegar a Walter Mitty con ese gasto de itinerancia (o roaming) propiciado por uno de los argumentos más estúpidos de la presente década. Oh wait… ¿Cobertura en el Himalaya? ¿No recuerda toda esta película a unos de esos anuncios irrazonables de alguna compañía de telefónica móvil donde vemos a personas con smarthphones en lugares sin cobertura ni electricidad a cientos de kilómetros a la redonda? ¿Está patrocinada “La vida secreta de Walter Mitty” por Movistar, Orange o Vodafone o el reblandecido cerebro que te deja tanta tontería hace que se caiga una baba de aprobación por la comisura de los labios?
Sea como fuera, podemos eludir un libreto plagado de lagunas argumentales y ceñirnos a la fotografía y banda sonora como adorno emocional. Aparte de la factura de su línea de telefonía móvil también deberían explicarnos qué se fumaron los miembros del National Board of Review para incluirla entre sus 10 películas favoritas del 2013 o que nos confirmen si estaban trolleando a los de los Razzies (y sus boletas). Corramos un estúpido (y secreto) velo y viajemos a Islandia, a ese cuento de James Thurber en nuestro propio y personal ‘bloqueo mental’ para cazar las referencias de “El curioso caso de Benjamin Button” o “Matrix” y sumirnos a otra hazaña más profunda y significativa: todo gira alrededor del ombligo de Ben Stiller. Pero todo, todo y todo… incluida el diminuto orificio del vientre de Kristen Wiig o la propia venidera factura de su operador de telefonía móvil porque si era un teléfono de empresa se puede entender por qué Life tuvo que retirar su edición en papel y convertirse en un medio online para celebración de las fiestas de pijamas.
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