martes, 21 de junio de 2016

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Baskets: El drama y tristeza de soñar ser un payaso

Serie de TV
“Baskets”
EEUU
2016

Sinopsis (Página Oficial):

Chips Baskets (Zach Galifianakis) quiere seguir su sueño de ser un payaso francés ―sin embargo, la realidad siempre continúa interfiriendo―. Agobiado por las dificultades financieras y frente a una impenetrable barrera idiomática, acaba regresando a su Bakersfield natal con grandes esperanzas. Allí, se ve obligado a enfrentarse a su pasado mientras trabajaba como payaso de rodeo y compitiendo con su hermano por la aprobación y afecto de su madre. 

Crítica Bastarda:

No hay nada más triste que seguir a aquel que sueña ser un payaso pero, por el contrario, que no hace ni pizca de gracia a un mundo cruel que no le ve como tal sino como una representación de Ronald McDonald. Esa tragedia implícita es en “Baskets” su mecanismo de humor habitual donde Zach Galifianakis se encarna como el más idóneo bufón a tal fin. La malograda vida, nulos milagros y compendiada desgracia de Chip Baskets nos transporta a sus sueños de convertirse en un clown bajo el savoir faire de la disciplina francesa y, de este modo, el payaso Renoir se transforma en la principal aspiración del protagonista desde sus estudios en París para articular la crónica de un fracaso anunciado y posterior regreso a su hogar natal. Y allí le espera tanto su familia como la mala vida que proporciona ser un payaso de rodeo, ese pasado que dejó atrás y que le condicionó a huir y transformarse. La mecánica de la dramedia consiste en que esas desgracias continuadas sobre el protagonista sean el material cómico sobre el que ir desarrollando una puntualmente divertida y generalmente triste comedia. Contar, además, con en talento de Louis C.K. beneficia a la propuesta de FX de conectar con muchas vivencias del protagonista de Louie. Y es precisamente un accidente moto aquel elemento que une la vida de Chips a la de la peculiar agente de seguros llamada Martha (Martha Kelly) y, también, a que exploremos a partir de tal momento su pasado junto a él. Hay heridas familiares latentes y sin cerrar, sin contar con una madre en cierto modo posesiva y egoísta, con la sombra del suicidio de la figura del patriarca y, sobre todo, con un hermano gemelo que posibilita a Galifianakis lucirse como alumbrar esos oscuros rincones dramáticos. La idea es que todo ese cúmulos de catástrofes vayan dotando de sentido una línea alrededor del destino en “Picnic” (1x09), donde comprendemos que el romance con la francesa (y también peculiar) Penelope (Sabina Sciubba) no es tan intranscendente o baladí como podía hacernos pensar inicialmente. Todo encaja, como parte del espectáculo de ese clown que desea afirmarse en su condición. 


Como suele ser habitual en las estructuras de la dramedia, no va a faltar la posibilidad de enfrentarse a la muerte de la matriarca. Louie Anderson encarna una figura que bien pudiera ser tanto un homenaje a Divine en “Polyester” como la representación de esa carnalidad que simboliza el magnético agujero negro familiar para el protagonista. Chips evidentemente tiene que abrirse entre poderosas mareas. La intervención de su madre provoca que su ya inexistente matrimonio se despedace y Penelope regrese a Francia. Incluso la estrambótica tensión sexual entre Marta y él se quiebra al acostarse su hermano Dale con la extraña mujer. La diabetes de su madre y hacer frente a desafíos reales y económicos nos lleva a que el antihéroe ha de replantearse su existencia vital y sueños, sentarse ante una realidad que le absorbe y le condiciona. El cierre del rodeo de Eddie acrecienta esa caída trágica de piezas de dominó como parte final del show del clown, al que únicamente le queda seguir los pasos de su padre. Tampoco es un territorio novedoso para cualquier seguidor de, por ejemplo,My Mad Fat Diary y los habituales planteamientos en la mente torturada de Rae. Tampoco existe en tal existencial momento una catarsis pero sí una epifanía como única vía de salvación para el arte de ese payaso muchas veces cercano a Buster Keaton desprendido prácticamente de sus sketches más físicos. Solamente queda espacio para ver en el rostro de Chips Baskets/Zach Galifianakis ese sentimiento de la terrorífica y desalmada broma que es la vida misma y desprenderse de los sueños personales para poder transitarla. Al fin y al cabo, “Baskets” trata sobre esa línea que delimita a los ‘outsiders’ de los ‘losers’, donde nuestro antihéroe se encarama cual funambulista. Y ahí simplemente queda espacio para mirar al vacío a sus pies, como metáfora de ese puente donde su padre se suicidio, o escapar ante la propia respuesta del destino. Un nuevo viaje ha comenzado y Chips Baskets se dirige por esos mismos raíles que ya surcó Keaton en “El maquinista de La General”. No obstante, han pasado demasiadas décadas y los tiempos han cambiado… así como el humor y los payasos que tratan tanto hacernos de reír como que los tomemos en serio. 

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