La tecnología también está sujeta a la selección natural. Cambia, se adapta.
Tatiana Maslany y el Clone Club han regresado y, en esta ocasión, su vuelta desea enmendar la irregularidad de las últimas temporadas, donde tuvimos algunos estupendos episodios y secuencias para la posteridad sin llegar a establecer entregas tan sólidas como su llegada a la pequeña pantalla. Desde “The Collapse of Nature” (4x01) hasta “From Dancing Mice to Psychopaths” (4x10) la idea de la serie de culto ha sido mutar, establecer y propulsarse a través de un «back to basics» que haga cerrar el círculo de ese ‘sueño’ de Sarah Manning que enlazó con el suicidio de Beth Childs como prólogo y premisa. Las buenas noticias, además, que nos ha proporcionado el show de BBC America es que tendremos una quinta temporada, aunque el contrapunto es que será su conclusión, generando así ese sentimiento de consumación que ya se ha filtrado en los diez episodios de esta penúltima entrega. La estructura, no obstante, ha vuelto a ser la misma, instituyendo ese juego de cajas chinas que ya nos presentaba en el cierre de su tercer acto a los auténticos villanos de la historia: las intenciones de ‘neolutionistas’ siempre fueron hacerse con el poder y que los clones fuera parte del pasado (o tal vez parte de un futuro distópico). Y aquí surge Evie Cho (Jessalyn Wanlim) como nueva villana de la historia, como ese elemento oculto e hija del transhumanismo que estaba desde el comienzo de todo hasta el presente. Dentro de los márgenes de esta cuarta temporada de la historia alrededor de Sarah Manning hemos tenido toda la constitución de la mitología de la serie, reflejando a Beth Childs en ese nuevo clon que llegó a la ciudad para tomar su relevo y acabar definitivamente con lo que ésta comenzó. Que veamos cómo Beth mató (por error) a Maggie Chen o la influencia negativa que supuso Evie Cho para que el clon hiciera su trabajo sucio, tratando de asesinar a sangre fría a Susan Duncan, llevaron a la detective que tenía un affaire con Art Bell a un callejón sin salida. Los escritores han planificado que Sarah se vea en la misma tesitura, que piense que el suicidio es la única opción… aunque aquí irrumpen su propio hermano y hermanas para dotar de sentido una lucha que todavía no ha concluido. Entre el (auto)homenaje y la proyección de futuro, esta cuarta temporada de “Orphan Black” ha cogido prestados visuales del universo de “Black Mirror” o “Tú eres el siguiente” de Adam Wingard para presentarnos a un nuevo clon hacktivista llamado MK. Tal vez nada de lo anterior tenga que ver con esa máscara de oveja sino un guiño a Dolly, como ese primer mamífero clonado. Este nuevo miembro del equipo, que suele esconder una cicatriz en su cara, desvela finalmente las secuelas del ya mencionado operativo llamado Helsinki (en honor a la ciudad donde se desarrolló) donde fue la única superviviente y ahora clama venganza. No obstante, aquello que revela MK es que poco o nada importa el dinero o la vendetta personal (sobre Ferdinand) cuando la enfermedad que afecta a los clones hace acto de presencia. ¿Conseguirá Cosima acabar definitivamente con esa lacra y maldición esta temporada? Hagamos un rápido repaso de qué nos ha ofrecido el Clone Club y cómo queda la historia de cara a esa quinta y última temporada que nos espera el año que viene.
Vale, ¿estáis ciegos? Porque esta chica no se parece en nada a mí. Primero que todo, mis tetas son mucho más grandes. Y segundo, incluso si pudieras pasarle un peine por ese pelo, es un siete como mucho, y a mí me han dicho que soy un diez.Un clon indignado al descubrir su condición llamado Krystal Goderitch.
“Orphan Black” está completamente al servicio del talento de Tatiana Maslany y nuevamente consigue sorprendernos con ese doble juego de roles y conexiones que representan Beth y Sarah, recuperando a Krystal Goderitch y, sobre todo, estableciendo esos matices de sanación y reconstrucción de Rachel Duncan. Aquella que fue CEO del Instituto Dyad ahora trata de recuperarse de las secuelas físicas y emocionales de su enfrentamiento con Sarah Manning pero, de nuevo, surge aquí uno de los leitmotiv fundamentales de la serie de BBC America: una extraña variación de drama familiar con clones y parientes ligados emocionalmente debido al sistema de adopción en el que el Clone Club fue integrado en la sociedad. Da la impresión de que Susan Duncan abandonó a sus hijas y Rachel sigue aferrada a ese conflicto personal que parece ser el único elemento que le proporciona emociones reales… aunque esconda realmente su sádica capacidad para cerrar una tragedia griega acabando con sus ‘progenitores’ en su extraño proceso de redención. ¿Podrá llegar a un punto en común con su madre o su crianza dentro de una corporación ha anulado su capacidad sentimental y es una simple máquina? ¿Hallarán una cura para salvar a Charlotte? ¿Y alguien puede poner un nombre que no sea incestuoso a la relación entre Ira, clon del Proyecto Castor, y Susan? Desde el season premiere vimos que Sarah y su hija Kira no estaban a salvo del Neolution en el refugio donde se escondían en Islandia y su regreso sirvió a los escritores para cerrar el círculo respecto a la mitología de la serie, respaldándose tanto en MK como en ese elemento de suspense (y terror repugnante) que suponían los gusano-bots. De esa conexión incluso espiritual entre Sarah y Beth nos fuimos directamente al desarrollo de esa obvia y reiterada referencia a ‘La isla del doctor Moreau’, donde Susan Duncan seguía tratando de proseguir sus investigaciones sobre sus clones y sus fallos y así poder salvar a aquellas que considera sus propia hijas (e hijos). Es evidente que en ese juego de poder, que ya desvelaba la aparición de Topside como la corporación que lo controla el Grupo DYAD sirviendo al Neolution, dejaba tanto al Proyecto Leda como al Proyecto Castor un tanto en la recámara. Evie Cho no solo se encuentra allí para hacerse con todo el poder sino que desea ir cortando cualquier tipo de posibilidad de salvación para los clones y sus intenciones son acabar con la madre de Siobhan, ese ‘espécimen’ que daba sentido a todo y que era la clave.
Hay varias líneas en esta cuarta temporada que van surgiendo, como la supuesta no-muerte de Delphine, las visiones del ojo cibernético de Rachel o el embarazo de Helena. Aunque nuestra querida ‘sestra’ va a abandonar a los Hendrix para preparar su parto, su regreso temporal va a dejar por supuesto huella en el Clone Club como es costumbre ya en tal genial personaje. La ayuda llegará a tiempo para poner punto final a una trama criminal que va a dejar tanto a Alison como a Donnie contra la pared. Y es que Evie Cho ha estado utilizando desde el principio al detective Marty Duko para sus muchas conspiraciones y una de ellas pasa por presionar a los Hendrix con el regadero de cadáveres que dejaron tras su homenaje a “Breaking Bad” meets “Weeds” en la pasada temporada. “Orphan Black” siempre ha trabajado bien sobre esa combinación de elementos, estableciendo muchas veces en su tono geek parte de sus encantos: el laboratorio secreto donde trabajan Cosima y Scott se encuentra sobre una tienda de cómics. Por otro lado, el drama aflora. Felix Dawkins también desea reivindicarse y bajar los humos (y poder gravitatorio) al ombligo de Sarah, centrándose inicialmente en conocer mejor a su hermana biológica (Adele) con la que contactó. De nuevo, ningún personaje en este show se salva de un gran cúmulo de peculiaridades y esa capacidad de reciclaje para reutilizarlos en cualquier frente posible como si todos ellos acabaran siendo también Tatiana Maslany. Sin su escudero, Sarah debió sumergirse sola en el arco argumental inicial de la temporada en una trama con toques cyberpunk y noir al descubrir que ella también tenía implantando un gusano-bot en su mejilla sin que supiera realmente para qué servía. Sobre tal premisa, los escritores incluso reciclaron ese cuerpo del delito (Leekie) enterrado en el garaje de los Hendrix y también nos remitieron a la clínica BrightBorn como otra de las caras del Neolution y sus terribles experimentos que desafían la ética médica. Evie Cho, siguiendo el manual de la megalómana villana, ejerció evidentemente como el nuevo agujero negro para ir atrayendo a todos los personajes y también dando sentido a todas las respuestas, incluyendo la explicación del gusano-bot (robots personalizados para las necesidades del sujeto) y su extracción del rostro de Sarah. En realidad, aquí el Neolution deseaba investigar la inmunidad de Sarah para trabajar en una vacuna aunque pronto descubrimos que formaba parte de ese constante juego de cajas chinas. Y es que Cho se desenmascaró como la gran antagonista de la temporada para acabar tanto con la investigación de Cosima como con el asesinato delante suya de Kendall Malone a manos de su perro de presa (Duko). Su siguiente paso de su plan maestro, aparte de dejar claro que Susan Duncan y sus clones ya eran parte del pasado del Neolution, fue utilizar a los Hendrix para acabar con Sarah. Duko jugó un papel fundamental para meter en prisión a Donnie (tras sus escarceos como traficante de drogas) y presionar con su vida a Alison al tener peligrosos hombres de Neolution en la cárcel pero, por el contrario, se topó con la venganza mortal de Siobhan. Uno de los grandes méritos de “Orphan Black” la posibilidad de combinar toda clase de géneros, desde el musical a la comedia negra pasando por thriller en toda clase de modulaciones. De este modo, la serie supo conjugar en “The Redesign of Natural Objects” (4x08) un clímax para compensar el brutal desenlace de “The Scandal of Altruism” (4x06), uno de esos capítulos que justifica todo el culto alrededor de esta estupenda (aunque a veces irregular) serie. El Clone Club es ya una familia en la que todos los clones pueden confiar los unos en los otros… Y si hablamos de ovejas clónicas, ¿no deberíamos tener una negra a tal efecto?
La ciencia siempre esconde esperanza y “Orphan Black” ha vuelto esta temporada para volver a reivindicar su legado catódico y ensueño seriéfilo. Con todas las tramas posicionadas, en “From Dancing Mice to Psychopaths” (4x10) descubrimos qué pasó con Delphine Cormier y cómo fue ‘salvada’ por Krystal antes de que el detective Marty Duko pudiera rematar a la maltrecha científica. Precisamente Krystal sigue teniendo peso en la historia al ver en televisión, tras el escándalo destapado por Rachel que hundió a Cho, que el Dr. Ian Van Lier (el médico personal de la supuesta villana) fue aquel que rescató a Delphine. ¿Dónde se encontraba? ¿Qué relación tenía con ese provecto hombre que conecta las visiones de Rachel con el sino del amor de Cosima y ese icónico cisne? Pensemos que el season finale quiso empezar a atar cabos sueltos y a dejar claro que el Neolution es una hidra con cada vez más finitas cabezas… No obstante, queda todavía una que no es otra que la propia de la directiva en la que el Dr. Ian Van Lier tuvo la última palabra y control para utilizar en su contra el gusano implantando en la mejilla de Evie Cho y así acabar con la supuesta villana tras rechazar su exclusión del poder corporativo que había alcanzado. “Orphan Black” sigue revelando que puede reutilizar la comedia y el humor y la introducción de Krystal en el Clone Club va a traernos muchas agradables sorpresas en el futuro. En la Isla del Dr. Moreau 2.0, Cosima se dará cuenta de que Susan ha estado utilizando sus grandes descubrimientos conjuntos, gracias a crear un blastocisto con las células madre que necesitaban, para volver a replicar sus experimentos y crear más clones corrigiendo sus errores pasados. La cura es secundaria. Tal vez siempre lo fue… Todo ha consistido desde el principio en una reconquista del poder por parte de Rachel ofreciendo a la junta del Neolution la clonación humana combinando los avances de Evie Cho para salir de las sombras y operar en lugares donde no esté prohibida la ‘duplicación’ de seres humanos. Rachel quiso dar un paso al frente e incluso traicionó a su propia madre para hallar la comunión entre la línea celular de Susan con los implantes tecnológicos de Cho y su plan pasa por poner los ‘robots’ en los clones en múltiples generaciones, dejando caer un futuro distópico controlado por una gran corporación que acabe suplantando a la ciudadanía y a sus personas. Esa traición final es extensible respecto a sus propias hermanas ya que Rachel es la oveja negra del Clone Club, siendo una aberración de la que incluso se arrepiente haber creado su madre. ¿Otro guiño al monstruo de Frankenstein? Sobre todo con ese material llega el enfrentamiento final en el que descubriremos que P.T. Westmoreland ―el autor de ‘On the Science of Neolution’ y fundador del movimiento y creador de esa sociedad científica secreta― es realmente el hombre detrás de la cortina y esconde ciertamente numerosos misterios. Para empezar, ¿cómo consiguió permanecer con vida desde la época victoriana? En “Orphan Black” no existen los imposibles…
Rachel siempre fue la gran villana de la serie y su vuelta llega de la mano de la comunión del control y la locura, siendo capaz tanto de apuñalar a su propia madre como a su antagonista (Sarah) para tomar de nuevo el control en la estructura de poder del Neolution (en ese entramado de corporaciones ciertamente mareante a estas alturas) al tratar su creadora de desbaratar sus planes en la junta. Sarah, además, descubrirá que aparte de estar herida (y no muerta gracias a la pésima puntería de Rachel) tanto su madre adoptiva como su hija Kira se encuentran en poder de Ferdinand Chevalier, ese juguete sexual-bondage en manos de la más despreciable de todas las clones. Pero dentro de ese cúmulo de desgracias tuvimos alguna alegría. Cosima, tras casi morir junto a Charlotte congelada por una hipotermia en su huida de la mansión de los horrores, se reunió con Delphine. Aquella científica que llegó a ser CEO del Instituto Dyad, habita en ese pueblo de la Isla del doctor Moreau 2.0 y se fundió con su amada Cosima en uno de esos momentos emotivos del season finale. Nuestra querida y enferma clon consiguió el botín para tener su terapia genética y acabar definitivamente tanto con su enfermedad terminal como salvar a todos los clones. No obstante, la ciencia del Neolution nos espera y el Sr. Westmorland, el hombre en las sombras, establecerá toda la mitología de “Orphan Black” en su quinta y última temporada. Puede que no lleguemos como Susan Duncan con vida… ¿desangrados ante tanta cuchillada trapera y giros de guion? Puede, aunque si algo caracteriza a esta serie es que la propia audiencia hemos mutado junto a su evolución, adaptándonos a ese reino televisivo donde Tatiana Maslany es la reina.
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