Resumen corto: Jenna va a vivir por primera vez el baile de instituto
como pareja de alguien y recordará sus viejos sentimientos de soledad. Su
culpabilidad con las chicas que no tienen pareja provocarán una nueva curva en
su relación con Matty… mientras que Tamara será comprometida por irse de la
lengua y hablar con Jake sobre Jenna y la relación con su novio. Ming y Becca
volverán a tener su enésimo enfrentamiento mientras presenciaremos que Lissa
sigue desaparecida de la serie. ¡Que alguien haga algo! Pasamos página con
Collin, aunque entendemos que la tensión sexual entre va a crecer a partir del
próximo capítulo, y nos centramos en la tradición de Palos Hills de entregar a
la cita del baile de instituto un pin que llevará puesto todo el día durante
las clases. Jenna va a probar el otro reverso de la moneda y sentirá que fue
esa chica sola y sin novio… La culpabilidad podrá con Jenna y ejercerá de una
especia de mártir haciendo a otro mártir llamado Matty.
Jenna verá todos sus reflejos, traumas y desencantos pasados en la figura de Kristy Patton, que fue su mejor amiga hasta cuarto grado y empezó a comer tiza… Ming tendrá que vérselas con la pérfida-inteligente e implacable Becca. Ming tendrá que saldar viejas deudas desbloqueando la votación para ver el tema del baile. El ‘Gran Baile de China’ debe perder… algo que provocará que Ming quiere aprovechar la situación para vénganse de Becca y pida consejo a la villana de Sadie… que en este capítulo va a recibir bastantes (merecidos) palos por parte de Clark Stevenson. Que ambos compartieran al mismo hombre es bastante propicio al odio irracional… Sobre todo cuando ese hombre ha muerto. ¿Volverán las oscuras golondrinas y el crimen de Ricky Schwartz a planear sobre Palos Hills? ¿Ponemos en la lista de sospechosos a Clark? Ming tratará de trollear pero finalmente será trolleada: Becca quería que Ming propusiera el ‘Gran Baile de China’ y que así ganara para beneficio económico de los suyos.
Como tenemos trama romántica a cuatro bandas todo se saldará con consejos y cotilleos. Jenna no quiere ir al baile por el motivo de su culpabilidad y considerar el tema de los pines un objeto que potencia la marginalidad, mientras que descubrimos que Matty no sabe bailar. Valerie Marks es la peor consejera de instituto y encima da falsas pistas (con grapadoras y reversos oscuros) sobre Kristy Patton a Jenna. Menos mal que su madre provoca que Jenna vaya al baile con Matty y el código-bro se iguale con el código-sis, o cómo narices quiera llamarlo Tamara. No obstante, Jenna estará más preocupada de Kristy al hacer acto de presencia en el baile… e irse del mismo. Jenna quiere evitar la depresión (y posible suicidio) y para a Kristy en el pasillo para darse cuenta de que las apariencias engañan. Realmente Kristy es una traficante de drogas y no había dejado de comer porque estuviera deprimida sino que era una entrega, su supuesto diario era donde llevaba la contabilidad de la venta de sus pastis y sus ojos rojos no eran por las lágrimas derramadas... Kristy vino a cerrar una venta al baile y será detenida por uno de los alumnos que en realidad es un agente de la DEA llamado Leonard. Jenna se dará cuenta de que se distrae demasiado con los detalles y no enfoca demasiado su relación hacia Matty. ¿Lo hace inconscientemente o quiere ser una eterna víctima? Nunca es demasiado tarde y Jenna comprobará que las lecciones de Jake han surtido efecto y ‘su’ Matty es el amo de la pista. Nunca es demasiado tarde para bailar en el exterior con la música del coche a todo volumen y cerrar un episodio de una comedia adolescente. ¿Ergo nunca es demasiado tarde para descubrir que los canis, canis son?
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