“Objetivo: La Casa Blanca”
EEUU
Director: Antoine
Fuqua
2013
Título
original: “Olympus Has Fallen”
Sinopsis (Página
Oficial):
Mike Banning (Gerard Butler) es un agente
del Servicio Secreto estadounidense que, tras un accidente de coche en el que
únicamente puede salvar la vida del Presidente Asher (Aaron Eckhart),
decide dejarlo para trabajar en el Departamento del Tesoro. Pero cuando un
comando coreano liderado por Kang (Rick Yune) ataca la Casa Blanca,
tomando como rehenes al Presidente y su gabinete, Banning se verá obligado a
entrar de nuevo en acción
Tres (pequeñas)
puntualizaciones a argumentos de ‘goma de mascar’:
☞ Es muy
espectacular y explosiva ¡Jopelines, qué malos son los terroristas! ¡Cómo han
dejado la Casa Blanca! ☜
Perdonad,
pero si las protagonistas de “Spring
Breakers” hubieran dado una PARTY en la White House hubieran conseguido
lo mismo en la mitad de tiempo y con mejores resultados. ¡Al menos para
nuestros ojos y entrepierna! ¡Y sabéis que es verdad!
☞ Es cine de
palomitas/entretenimiento y es para pasar el rato ☜
Perdonad,
¿leéis ‘Mein Kampf’, ‘El negro, una bestia’ y ‘La Biblia Satánica’ para pasar el rato
y entreteneros? ¿Coméis palomitas entre página y página? Yo sí y solo para
reírme… al igual que la única opción para poder disfrutar de esta película.
¿Habéis imaginado la versión española? ¿Rajoy
secuestrado en el búnker secreto de La Moncloa por un grupo radical y
terrorista de independentistas catalanes, que amenaza con convertir España en Silent Hill, y que debe ser salvado por Torrente
con la camiseta del atleti y una bandera de España por capa? Esto es lo que
hay… y aquello que es “Objetivo: La Casa
Blanca”: un chiste que parece la
segunda parte con actores de carne y hueso de “Team America World Police”. Diría que es incluso más divertida que
la que la película de Trey Parker y Matt Stone y cuyo índice de
fantasmadas, inverisimilitudes y continuado chorreo de hilarantes instantes
para el recuerdo convierte a “Independence
Day” y “G.I. Joe: La venganza”
en películas de los Dardenne.
☞ No es cine
para pensar, maldito bastardo ☜
¡Ni que lo
digas! ¡No es cine para pensar: es para destruir tu cerebro! Dejando apartada
su pornográfica ideológica cercana al pensamiento único versión
barras-y-estrellas, “Objetivo: La Casa
Blanca” es una de las películas más estúpidas de los últimos años (con
spoilers):
¿Por qué los
malos tienen balas que ya quisiera Tony Stark y los buenos no acertarían ni
disparando a bocajarro a Falete? ¿Le enseñaron en el entrenamiento a los buenos
a cubrirse cuando les disparan o son simplemente estúpidos y les encanta correr
hacía el fuego enemigo? ¿Son tan incompetentes que tiene que llegar un agente
despedido y supuestamente inútil, versión espartana de John McClane, a hacer todo (y digo TODO) su trabajo? ¿Los aviones-tuneados-terroristas
llegan tan fácilmente a la Casa Blanca sin ser derribados? Jopelines Bin Laden,
te acaban de dejar como un auténtico gilicolas…
¿Un grupo de terroristas a pie va más rápido que un helicóptero? ¿No era acaso EEUU
la tierra de los sueños? ¿Es tan lento e inútil el ejército de los EEUU? ¿El control
de mando es fan de ‘Sálvame Deluxe’
y les encanta montar pollos en los gabinetes de crisis? ¿Sabrían los guionistas
que un misil balístico intercontinental debe estar armado con códigos de
lanzamiento y que los terroristas nunca tuvieron los mismos, por lo que EEUU nunca
estuvo realmente en peligro en esta película? ¿Estuvo nuestro cerebro en
peligro? Al parecer sí…
Entre que el
presidente de los EEUU también es estúpido y lo normal es que él mismo hubiera solicitado
su erradicación para salvar el país o la cabeza de mando de EEUU hubiera decido
‘sacrificarle’, descubrimos que montan un pedazo-pollo para conseguir unos
códigos de un programa secreto… ¡Y van y se los dan! ¡Y por orden del propio
presidente! Ese mismo que decía que no negociaba con terroristas… Bueno, todos
los códigos no… Todos, menos el del presidente… claro. ¡Y vemos que NO lo
necesitan! Y, entonces, ¿pa’ qué tanto rollo con encontrar a su hijo? Luego
tenemos que una hacker asiática y un comando de terroristas con armamento
militar comprado del mercadillo y tuneado en un episodio de “El equipo A” deja como una panda de incompetentes
a todo el gobierno de EEUU. En la Casa Blanca tienen un arma súper-secreta que
no conoce nadie… y llegan los terroristas y la aprenden a utilizar en diez
minutos. ¡Diez minutos! Pero lo mejor es la moraleja de la historia: un
vengativo, asesino y torturador —pero héroe, al fin y al cabo, con un útil cursillo
de enfermería y vendajes presidenciales— defiende los valores de la democracia
frente al ¿comunismo? ejecutando a seres humanos (y no en defensa propia) sin
juicio y al final le ponen una medallita y recupera su trabajo. Solo faltaba
que también le hubieran dado el Premio Nobel de la Paz y hubieran conseguido
resucitar a la esposa fallecida del presidente con las bolas de Dragón. Ya que
nos ponemos… ¡con dos cojones, oigan!
Y, por
favor, en los títulos de crédito no se olviden de cantar todos juntos: ¡EEUU! ¡EEUU!
¡EEUU! ¡EEUU! ¡EEUU! ¡EEUU! ¡EEUU! ¡EEUU! ¡EEUU! ¡EEUU! ¡EEUU! ¡EEUU! ¡Qué Dios
bendiga América! ¡ESO! Qué DIOS bendiga también nuestro cerebro… porque está película
quiere erradicarlo por completo junto al precio de la entrada.
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