La noticia se ha producido de manera fulminante y muy
reciente: “Hannibal” ha sido
renovada por una segunda temporada. En anteriores reviews he planteado el
escenario: la ficción, que adapta el universo generado por los libros de libros
de Thomas Harris sobre la figura de Hannibal
Lecter, tiene una audiencia digna de cancelación inmediata pero su esencia pasa
directamente por el cable. ¿Han tenido miedo los ejecutivos de la NBC
de dejar escapar una serie que funcionaría mucho mejor en Showtime como relevo de “Dexter”, por ejemplo? Pese a ser el cuarto estreno del midseason más apetecible por los paladares seriéfilos y tener
unas críticas positivas, la apuesta se desvía del procedimental establecido
pese a caer en sus mecanismos. Su fotografía, puesta en escena, banda sonora y
el estudio de la psique de sus personajes provoca que no estemos en absoluto
ante una serie convencional y que seguramente hubiera sido adquirida por otra
cadena de cable si la NBC hubiera originado su cancelación.
“Buffet Froid”, décimo capítulo de su primera
temporada, deja de nuevo constancia de aquello que veremos en estos 13
capítulos y los otros 13 que vendrán y no en 2013.
Repasando mentalmente los crímenes de apertura de los
capítulos de “Hannibal”, llego a la
rápida conclusión de que “Buffet Froid” apuesta por
romper los moldes con el protagonismo de un asesino que también los ha roto. En
una lluviosa noche en Greenwood, Delaware, una joven se introduce en su cama…
para darse cuenta que unas goteras aparecen en el techo. En el ático tapará un
agujero con plástico antes de volver a la cama y que el telespectador se
pregunta: ¿dónde vives, hija mía? Pero no es agujero todo lo que reluce porque alguien
dormita debajo del colchón de esa joven llamada Beth LeBeau y es posiblemente aquel responsable
de tal desazón. Para tener una impactante secuencia con susto, sangre y muerte
incluida asumiremos un arranque que en realidad no es arranque. “Hannibal” se ha caracterizado por su
tratamiento psicológico de los personajes y el tortuoso camino de Will tendrá
un nuevo punto de giro al contaminar la escena del crimen y verse a sí mismo
asesinado a Beth sin saber si fue él mismo el autor. ¿Qué está pasando?
Hannibal sabe algo al respecto cuando
pide a Will que dibuje un reloj y observa su homenaje a Dalí… Y es que tendremos a una asesina en serie con el Síndrome de Cotard que cree que
está muerta… y provocará que Will pueda leerse a sí mismo provocando la espiral
a la perdición. Obtendremos obviamente mucha tensión entre Jack y Will y la
aparición de un neurólogo para que el agente especial del FBI compruebe si está
loco o tiene algo físico en su maltrecho cerebro. En la consulta del Dr. Sutcliffe,
Will se coloca en una máquina de resonancia magnética para obtener un análisis
de su cerebro y que las alucinaciones aparezcan… Realmente Will padece una
encefalitis grave que había sido detectada por Hannibal y su extraordinario
sentido del olfato. ¿Y éste dice llamarse amigo? En realidad Hannibal convence
al Dr. Sutcliffe para que mantenga en la oscuridad a Will, ya que su empatía es
un objeto de estudio extraordinario y difícilmente imposible de encontrar. Will volverá a la escena del crimen para comprobar que
la verdadera asesina permanece debajo de la cama. En la fuga del supuesto
criminal, Will agarra su mano para darse cuenta de que su piel se desprende…
Tendrá que repetir en voz alta la terapia de Hannibal para recordar el lugar,
la hora y aquello que está ocurriendo no es un producto de su imaginación. Beverly
será avisada por Will para comprobar si la alucinación no es alucinación. Para Beverly,
halagada por ser la elegida de la llamada de Will, la descamación de la piel de
la asesina tendría sentido ya que no dejó sangre durante el crimen y Beth tuvo que
herirle en la lucha. También aparece la incapacidad del asesino de distinguir rostros…
y que tanto ella como Will volvieron al lugar del crimen para saber si habían
realmente cometido el crimen. La asesina es Georgia Mansion, que comenzará a
observar a Will en su morada, y cuya madre confirma los diagnósticos del FBI. La conexión entre ambos es evidente e inminente...
Tendremos una pata de jamón ibérico y una cena entre Hannibal y el Dr.
Sutcliffe sobre Will y el sentido de la amistad de su ¿amigo? Realmente el Dr.
Lecter apagará el fuego cuando sea necesario pero, de momento, quiere seguir
con el don de empatía pura que posee su amigo. No obstante, Will se somete a
una nueva prueba más en el MRI y tendremos unas de esas secuencias típicas de
la serie: con elementos pesadillescos que no sabemos si están o no en la mente
del protagonista. El Dr. Sutcliffe ha sido asesinado en su despacho con su
mandíbula completamente destrozada y existe una similitud en las armas
empleadas en la casa de Beth LeBeau. Pero, ¿y la conexión? Aquí, todo apunta a
Will pero rápidamente es descartado como culpable al no poseer trazos de tan
cruento crimen. Todo apunta a que Georgia Mansion está siguiendo a Will y la
solución narrativa de “Buffet Froid” es coherente a
la psique de los personajes: Will debe salvar a Georgia para
salvarse a sí mismo. Will se dará cuenta de que Georgia está… ¡debajo de su
propia cama! y, éste, se encargará de devolverla a ‘vida’ y romper su letargo
producido por su enfermedad mental. Con Georgia recuperándose en la UCI, las
dudas de Jack son saber si recordará aquellos crímenes que ha cometido. La
gracia es que averiguaremos que realmente Hannibal asesinó al Dr. Sutcliffe y
al hacer acto de presencia Georgia le entregó el arma del crimen… Desde que el
Dr. Lecter aumentó su protagonismo en la serie es obvio que la manipulación del
villano contrasta con su impecable elegancia... y, nosotros, encantados.
Empecé a ver Hannibal esta semana y me he comido 10 capitulos!!!!
ResponderEliminarEsta muy bien hecha eh, da asquete algunas escenas pero esta tensión de thriller o terror marca una diferencia a las demas series.
Tenia que leer la review porque me estaba confundiendo si lo que vi eran alucinaciones de Will o pasaba de verdad en algo me pierdo, ya me ha quedado claro. Saludos