“Solo ante el Streaking”
Director: José Luis Sáenz de Heredia
España
España
1975
Sinopsis (Oficial):
El profesor adjunto universitario Perales se ve
sorprendido por un caso de streaking llevado a cabo por parte de sus alumnos en
plena clase. Puesto en conocimiento del claustro, el profesor está dispuesto a
que la gamberrada sea castigada. Pero sus alumnos le preparan una encerrona y
una serie de desgracias para hacerle aparecer como un ‘nudista’.
Aunque estemos
ante la 31ª peor película de de la Historia del Cine Español para el público, se atreve citando a… ¡Séneca!: «Incierto
es el lugar en donde la muerte te espera; espérela, pues, en todo lugar».
Parafraseando aquello que ya está parafraseado “Solo ante el Streaking” quiere ser, efectivamente, la muerte
(cerebral) que nos espera: entre ponerse el felpudo… o lucir felpudo hay una
sutil diferencia. Los chistes son del tipo «Uno no dice ni mu… porque si dices
mu, te ponen cuernos…» para que esperemos a la muerte en todo lugar y es realmente
lo bonito de la película de José Luis
Sáenz de Heredia: puedes morir de un derrame cerebral tanto en el minuto 1,
como en el 48… o como en el 89…
La
contradicción capilar y streakinista
es pura filosofía, porque aquí hay mucho ‘Golden Gate’ para tanto ‘Váter-Gate’.
Un ejemplo es este extenso diálogo, con Landa
en bolas ante su alumna, que resume la
propuesta:
— ¡NO! ¿Qué
hace usted aquí? ¿Por dónde ha entrado? ¡SALGA! Salga por su madre…
— Serénese
profesor… No vengo a matarle.
— ¿Por qué
ha entrado por ahí?
— Por donde
salí. Dejé la puerta abierta y… como le oí hablar…
— Claro,
está aquí al lado… Pero ya no podré hacerlo y era lo más importante de mi vida.
— Lo siento
profesor. Pero es que me sucede algo horrible…
— ¡QUIETA!
Pero, ¿no se ha dado cuenta de cómo estoy?
— Sí,
profesor… no está usted mal.
— ¡SALGA!
— No puedo
— ¿Qué no?
— Me va en
ello la vida.
— ¿La vida?
Pues por lo menos… vuélvase de espaldas y déjeme alcanzar esa toalla.
— Yo se la
alcanzo profesor.
— Mira que…
— ¿Puedo
apagar la luz?
— Será mucho
mejor.
— ¿Dónde
está?
— Ahí, junto
a la puerta. Bueno, vamos a ver. ¿Qué es lo que la sucede?
— Estoy
segura de que me vienen siguiendo.
— ¿Siguiendo?
¿Quién? ¿Su novio?
— Mucho
peor.
— ¿Peor? ¿Un
terrorista palestino?
— ¡Horrible!
— Hable…
— Ante todo
tenga la declaración firmada que le prometido. Me pase lo que me pase… yo
cumplo.
— ¿Pero qué
le puede pasar? Diga…
— ¿Puede
darme algo de beber?
— Sí, mujer…
tenga…
— Siento
traerle tantas complicaciones.
— Qué le
vamos a hacer… La Biblia dice paridad con dolor y, por lo visto, hoy estoy de
parto.
El
espectador también se pondrá de parto con muchos dolores durante el metraje de “Solo ante el Streaking” en la que,
parafraseando de nuevo a la propia película, se necesita tanta moral como para
comerse a kung-fu… Es el testamento cinematográfico de José Luis Sáenz de Heredia y su emparejamiento con el franquismo/falange pudiera ser una de las causas de la laceración y descuartizamiento de la
película, pero... no, la película es TODO UN BODRIO. Entre que tenemos alumnos
conspiradores, que ya hubiera querido la GESTAPO, y un argumento que parece tan
alargado como el parto de una elefanta sobre una premisa inverosímil, ni resulta cómica y el absurdo que
plantea su guión es tan ineficaz como reiterativo. Al personaje le da por
ser introspectivo y poético para terminar de rematar el pudor del propio
espectador: ni drama moralista ni comedia nudista, esto es un BODRIO perpetrado
por un oportunista. El propio Sáenz de
Heredia escribió el guión, que unificaba el destape con la moda del ‘streaking’
durante mediados de los 70, para generar un producto tan infantil como
patético, tan bobalicón como aburrido. El argumento se aplica al propio
espectador: el pecado lo sufrirás en tus propias carnes… y ese pecado se llama
BODRIO.
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