En-GalliaNo-Do

Todos tenemos encuentros furtivos con el reverso oscuro y suelen producirse en lugares públicos. Si eres famoso, con o sin cuenta en twitter, y alguien cerca tiene móvil con cámara de vídeo sales a la palestra en cuestión de mili-kilo-bytes. Si no es así puedes aparecer en un blog bastardo como mera sucesión de caracteres monogámicos. Yo, tuve un encuentro En-GalliaNo-Do el pasado domingo en el Cercanías y no ha salido en prensa. En ninguna. Mi Galliano particular era feo, pequeño, con gafas pero sin sobrero… y todos sabemos que esto último garantiza cierto caché mediático. Con el ex-diseñador de Dior ha pasado algo habitual pero con pruebas fehacientes del delito que le catapultan hacía la parodia youtubera. Ha dejado de ser puti-fashion para convertirse en simplemente puti.

Haciendo honor al dicho, ¿a Galliano le darán por el fu**ing ano? Él sabrá, aunque de momento le han despedido, se ha ganado el odio de una cisnesa negra y ha sido un trending topic de las redes sociales. Los famosos tienen derecho a equivocarse… pero, ¿¡a cagarla tanto y tan seguido!? Si los diseñadores de moda, emplumados y en-galliana-dos hasta los calzoncillos de Prada, entran dentro del sector nazi uno no sabe ya que pensar. Ahora uno entiende eso de los desfiles y los palos erguidos paseando al son de ‘Horst Wessel Lied’ y su levantamiento de manos al final del evento. Se defenderá diciendo que fue una ida de olla y homenaje vintage a Pasolini. Se instauran las quinielas para sucederle, la condena que le pudiera acarrear y su lavado de imagen. Kate Moss salió fortalecida de todos sus escándalos pero Galliano podría acabar en una tienda de ropa interior gay y nazi en Ibiza… si es que las hay, claro… Aparte, que lo que dicen está mal traducido:

—Si Hitler viviera sería su amante porque así gente como tú se moriría de envidia. Nuestras horas nazis gayers se hubieran tirado pedos sobre vuestras madres y antepasados para dejarlos completa y jodidamente atufados.

—Oye, Galliano… tienes un problema. Todo el mundo sabe que Hitler no era gay. Sólo practicaba la zoofilia.

—Sí, tengo un problema contigo guapa. Eres un clon mío.

Pero cambiando de tema y volviendo al objeto del texto mi personal Galliano apareció en un Cercanías. Nadie lo ha comentado porque al parecer interesa poco o nada si uno no es famoso. El ser en cuestión, pequeño, viejo, feo con gafas y muy contrahecho, estaba tan pedo como el conocido diseñador y tumbado en un par de asientos. El rastrojo de alcohol y mal olor permanecía en el aire. Yo estaba cerca. Él se levanto y comenzó gritar ‘señorita’… No había nadie cerca… tan sólo yo. Me preguntó: ‘¿Este tren va a Madrid?’. Obviamente y salvo que Einstein dijera lo contrario, sí. Volvió a su sopor etílico y se levantó nuevamente aunque esta vez, al preguntar, tenía compañía cerca: una señorita. Preguntó lo mismo y se lo contestó… lo mismo. De nuevo, se durmió para despertarse a los dos minutos y solicitar un ‘servicio despertador’ a la señorita nº 2. Él mismo, al llegar a su estación, se levantó sin ayuda no sin tambalearse por su embriagadez… y decidió que llegó su momento Galliano. Antes de salir y en menos treinta segundos le dio tiempo a hacer lo siguiente:

—Hacer una proclama fascista a la patria.  

—Cruzarse con un adolescente y animarle a seguir sus pasos. 

—Hacer una proclama fascista a Dios. 

—Lanzar un pregón nazi en alemán… dos veces (con el brazo en alto a lo Hans Landa). 

—Hacer una nueva proclama fascista a la patria y a Dios.

—Preguntar al bastardo que escribe, ante la mirada atónita al Galliano de la periferia, si estaba con Dios. 

—Y, por último, descifrar mi respuesta:

¡Claro, que estoy con Dios! “Jesucristo, Cazador de Vampiros” es una de mis películas favoritas de Serie Z.