“Crematorio” enseña cartas: mano ganadora. Si su primer episodio tenía méritos, “El barranco”, el segundo capítulo de la miniserie, se asienta para enseñarnos más secretos en las tramas de corrupción que han ‘cremado’ la moral de sus protagonistas. Otros, como la madre de Rubén Bertomeu, miran en la distancia las atrocidades manifiestas de esos seres muertos moralmente. El crematorio se empieza a caldear y queda un vástago con vida. Bicho malo parece vivir y ese motor que unió con su muerte a todos los personajes, Matías Bertomeu, ahora es pasto de cenizas en los campos que siempre amó.
Basada en la novela de Rafael Chirbes, con guión propio y dirección de Jorge Sánchez-Cabezudo “Crematorio” tiene suficiente calidad para mantener su nicho con un nombre en lápida, mediante un Pepe Sancho en estado de gracia. Eso sí y no me cansaré de repetirlo: me sigue sin pegar nada el tema de Loquillo en esos títulos de crédito trueblooderizados.
El escribano hortelano es el arranque de ese manjar de reyes donde uno puede devorar especies en peligro de extinción para saciar su gula por todo aquello que desea. Poco le importa a Rubén Bertomeu todo aquello que no le genere beneficios… pero tiene problemas. Para empezar las escuchas, a cuyas transcripciones ha tenido acceso su abogado, parecen ser una falsa alarma. Aunque ahora sabe que la justicia va a por él y tiene que tener cuidado con las conversaciones que mantenga por móvil. El otro inconveniente es el encarcelado dueño del tanatorio con ese transporte ilegal de cadáveres que vimos en el primer episodio. Tomás, el hijo acusado, tiene que trasladar a su padre la necesidad de su silencio a cambio de una garantía. Por supuesto, económica, que deje en buena posición a su familia. No son los mayores escollos. Precisamente los antagonistas que parece encontrar Rubén Bertomeu se hallan dentro de su entorno familiar o herencias del pasado. Ahí figura Ramón Collado y nos lo recuerda ese flashback episódico de ambos en su viaje a Tehuantepec, México, en 1982. Hay poco o mucho que contar según se mire… y ahora nos empiezan a encajar las piezas en formato de huesos de caballos con los que se despidió el primer episodio, “Toda la paz del Mediterráneo”.
SIEMPRE HAY UN PASADO |
Ese entorno familiar está centralizado en Silvia Bertomeu, la hija de Rubén Bertomeu, aunque vemos síntomas del affaire que tiene con el artista al que está promocionado en su galería de arte. Miriam Mullor, su hija, parece ser ese nexo que une y distancia al mismo tiempo a Silvia con su padre Rubén. Parece que Miriam no tiene ni un pelo de tonta y sabe que el dinero llega por parte de su abuelo. Con la prohibición de volver a Londres y la negación de ella de estudiar en España queda un vacío legal aprovechado por Rubén: Miriam comenzará a trabajar como comercial en su empresa. A Silvia parece que empiezan a ganarle una batalla mediante el chantaje económico.
FAMILIA Y DISTANCIA |
Quedan personajes en el tintero como las intenciones de Mónica respecto a Rubén. Sus nuevos desnudos la situación en la órbita de Lucy Danziger en “Boardwalk Empire”. Pero más que una mujer objeto y sujeta al critiqueo de una sociedad que parece repudiarla debe dejarse guiar por el consejo de alguien que alcanzó lo soñado por la joven ambiciosa: protección y seguridad, esa es la cuestión. Y su cuerpo es su mejor arma.
DOBLE TRAMPA CON FEMME FATALE A BORDO |
Cada hueso parece encajar perfectamente con el anterior y se nos muestra la relación de entrada y tráfico de droga en España en el interior de los caballos. La droga financió la especulación inmobiliaria y la mafia ahora también está metida en el tinglado y ramificaciones conspiratorias. El dinero llama al dinero y más cuando este brota a borbotes y está manchado de sangre. También observamos que el rol que ahora interpreta ese perro de presa llamado Sarcós lo hacía en los ochenta Collado. Pero el tiempo pasa y la jugada redonda de Rubén Bertomeu es que su antiguo compañero de actividades ilegales malvenda su empresa. La prostituta favorita de Traian y el enamoramiento enfermizo de Collado le ha hecho replantearse abandonar a su familia y huir con ella. Hay doble trampa: para empezar la fuga se produce por la fuerza e hiriendo al chulo de la prostituta y para terminar el pago para la libertad no consistirá en perder a su familia y no volver nunca a
Misent sino liquidar y malvender su empresa a Rubén Bertomeu. Queda, además, el juego sucio por parte de la prostituta y su chulo que conllevaba la eliminación de Collado. El plan sale mal pero ahora la venganza se instaura como nuevo foco de un incendio materializado en una palabra en el lecho hospitalario: ‘policía’.
loado sea dios ¡¡¡
ResponderEliminarSr. bastardo me congratula que por fin encuentres una serie española digna de una buena critica.
solo he visto el primer capitulo pero mas que suficiente para comprobar que tiene mucha mas calidad que el resto de series patrias que se han extrenado ultimamente.
Gran Pepe Sancho haciendo de seguramente algo muy parecido a si mismo, y muy buen trabajo entre otros de una actor de esos llamados de reparto que el poco papel que tienen lo aprovechan al ciento por ciento: Vicente Romero
moyo
Gracias por su comentario señor moyo,
ResponderEliminarSí, es la primera serie española con buena pinta desde hace... En fin, que esta miniserie a la que tendré que bajar un punto por la canción de Loquillo tiene muy buena calidad.
Saludos,