jueves, 31 de marzo de 2011

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The Cape: De Capa Caída

Cuando uno coge una vieja capa y la estira a los cuatro vientos lo normal es que se levante mucho polvo. Demasiado. “The Cape”, la nueva creación de Tom Wheeler (productor de “Imperio”), pretende traer el mundo de los superhéroes y sus antagonistas al formato de la ficción televisiva. Con los primeros episodios en mano un encuentra demasiadas debilidades en ese excesivo y honesto agente de policía (con una peluca rubia sería una perfecta drag yonqui) envuelto en una emergente corrupción que habita en la podrida y cosmopolita Palm City. No es que Palm sea Gothan porque la ciudad portuaria no parece tener el suficiente encanto entre sus rascacielos. Ni para una feria de armas de segunda mano, vamos. Más bien nos encontramos ante la enésima reinterpretación de esquemas vistos con un presupuesto más acorde a impactar a la audiencia por la espectacularidad que por el contenido. ¡Huyan!

Es curioso que el superhéroe actual llegue a ser el justiciero en el reverso tenebroso de la ilegalidad. Vince Faraday no es más que un peón de un rico multimillonario, Peter Fleming, que pretende dominar la ciudad bajo escondido en su álter ego de villano llamado Chess. ¿Se sorprenderían si les digo que juega al ajedrez? ¿Se soprenderían más si les cuento que luce una lentillas de lagartona? Con un cuerpo de policía corrupto y manipulado y un engaño que confunde al héroe con el villano comienza el escape y el regreso con capa en mano. Pero he aquí la primera gran debilidad: la motivación real es reunirse con su familia, limpiando su nombre, y ganándose el corazón de su hijo mediante su libre adaptación de su superhéroe favorito del mundo del cómic. Buenos sentimientos a granel y envueltos en una capa condenada al sentimentalismo barato. Nada nuevo salvo que la ‘capa’ procede del espectáculo circense que también dedican sus esfuerzos y habilidades a la criminalidad. Y si los primeros aportan el lado místico del poder y entrenamiento del superhéroe, una hacker con muchos medios económicos, apodada Orwell (referencia orwelliana para el público americano), ayuda con la tecnología a The Cape (otro nombre original para el público americano). Esa simbiosis podría generar en un cruce y conexión entre el Batman de Nolan y el Ironman de Favreau. Ni lo uno ni obviamente ni lo otro. “The Cape” es tan insulsa como escasamente elegante mediante el polvo en un conjunto de diseño y sin fondo.

ENTRENANDO EN UN CIRCO PARA UN CIRCO

En estos tiempos de sobredosis de series lo mejor es cortar de raíz ante la criminalidad televisiva. Aburrida desde su arranque y parto, con numerosas lagunas de guión y poco que aportar no he pasado de su tercer episodio. Las elecciones, entre el bien y el mal, tienen que ser drásticas y “The Cape” pasa directamente a formar parte de esa manzana podrida, y por lo tanto mala, de las series de televisión de nuestra actualidad sin ideas o revoleteando sobre semi-aciertos del pasado. Si The Cape, por ejemplo, fuera un superhéroe que engrosase las listas del paro y con escasas posibilidad de colocación el drama familiar sería más inteligente y dramático.

¡LAVA ESA CAPA YA! 

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