Los datos de “El Divo”, la última apuesta de Paramount Comedy, no pueden ser más desesperanzadores pese a las declaraciones de su protagonista: ‘el exitazo de la temporada’. No conozco su audiencia pero veo que su nota en filmaffinity desciende al ritmo de los nuevos votos. Va por 12 míseros votos con una media de 4,7. El dato no sería relevante si no fuera por su mínimo aumento de seguidores en su página oficial de facebook: de 54 a 68. Para colmo está y llega lo contundente: si el estreno de su segundo episodio ha sido un dilatado embarazo, el parto de “Cuarenta y diez” se ha resuelto con un bebé demasiado feo y poco agraciado. Si esto prometía bajo mínimos ahora los mínimos están en su punto más bajo. Confirmado, ni tres episodios después de ver “El Divo” ya puedo decir (con mucho respeto) ¡Fracaso!, ¡Fracaso! y ¡Fracaso! Eso, de momento, hasta que un tercer episodio calla esta sucia y bastarda boca. Claro, eso sí llega… Si el primero, “Covadonga” fue el 18 de Febrero y el segundo, “Cuarenta y diez”, el 11 de Marzo… el tercero… ¿para el 1 de Julio? Sí, para ver si San Divo ejercer un poder auténticamente divino en la audiencia y en la carcajada perdida.
¿Por dónde empiezo? Para empezar, voy a dejar de ver “El Divo” y eso que sentía cierta atracción a la carcajada gracias al personaje de Carlos Areces y algún afortunado chiste suelto. Los chistes parecen haberse disipado en el segundo episodio de la serie y parece únicamente levantar el ánimo con Areces sobando ante ese otro narcolépsico llamado cine español. El gran problema aunque posiblemente no el principal sea la estructuración del episodio en tres tramas y demasiados personajes que aportan poco. En una sitcom de 20 minutos eso es una autentica pifia y locura.
“Cuarenta y diez” gira en torno a las peripecias seniles de Don Phernando, la incursión televisiva de Carlos y la adopción en la cama de un niño bastante crecidito. Todo el revoltijo anterior supone cortes notables en el montaje y el ritmo. Tan elevados, que nada acaba por funcionar… salvo ciertos momentos que proporciona la ineptitud y nerviosismo de ese guionista explotado que tiene que ejercer de improvisado presentador por la resaca de El Divo.
¡Adiós! |
Lo más flagrante es que no divierte… apenas… algo prohibitivo para una sitcom. No me ha hecho nada de gracia la perdida de pelo de ese divo venido a menos que necesita sangre fresca como zumo de tomate para sobrevellevar la resaca de su edad. Mucho menos con el talibanismo y chistes ‘bomba’ de esa madre adoptiva que descubre que su hijo étnico sin aspecto talibán es un perfecto acompañante de damas mayores: ‘Occidente puede follar a Tercer Mundo pero si Tercer Mundo folla a Occidente no da tanto gustito’. Sandra tampoco funciona y la lengua sucia-trapo-cartaginesa-murciana de Covandoga se queda en la recámara…
Sitcom de postizo... |
La alopecia es mal acompañante y el formato a lo mockumentary en esa Telealcobendas de cartón piedra anuncia que la crisis de edad de la comedia española televisiva necesita una originalidad y nuevos aires que no llegan ni por lo divino ni lo falsamente peligroso.
Tan aburrido fue que hasta hice zapping cuándo lo ví en Paramount (lo cual es delito en una episodio de apenas 20 m)
ResponderEliminarNormal,..... pero ¿qué es esto?
ResponderEliminar¡TROLLS EN FILMAFFINITY!, saquen a sus bebés de sus casas que les van a prender fuego, ¡¡TROLLS!!
Tres críticas de 10 y muchos nuevos votos con esa puntuación... uy, uy...
http://www.filmaffinity.com/es/film467640.html