Fargo: El diablo en invierno

Serie de TV

“Fargo”

EEUU

2014

Sinopsis (Página Oficial):

“Fargo” es una adaptación homónima de la ganadora del Oscar al Mejor Guión que cuenta con un completamente nuevo relato de ‘crimen basado en hechos reales’ y que sigue un nuevo caso y nuevos personajes, todos atrincherados en el característico humor, asesinatos y tono de esa ‘agradable Minnesota’, que convirtieron a la película de los hermanos Coen en un clásico perdurable. Situado en Bemidji, Minnesota, esta serie dramática limitada sigue a Lorne Malvo (Billy Bob Thornton), un ser errático que encuentra y cambia para siempre la vida de un vendedor de seguros corriente, Lester Nygaard (Martin Freeman). Otros actores principales son Colin Hanks cuyo papel es el de un policía adjunto de la policía de Duluth, un sombrío padre soltero que tiene que elegir entre su propia seguridad personal y su deber como policía; Allison Tolman y Bob Odenkirk son un par de policías Bemidji y Kate Walsh una ex stripper; Oliver Platt es el rey de supermercados de Minnesota; Glenn Howerton actúa como un ambicioso entrenador personal; y Russell Harvard y Adam Goldberg interpretan a miembros del sindicato del crimen Fargo.

Crítica Bastarda:

Al diablo se le ve el rabillo incluso en invierno y “Fargo” no es ese telefilme episódico que nos están vendiendo de una estación con olor a azufre y fecha de caducidad ni tampoco es algo ordinario por mucho que nos remarquen que está ‘basada’ en hechos reales. Estamos ante el comienzo de una revolución sobre la rebelión catódica y es que no se ven (mini)series en televisión como “Fargo” de FX y no por su adaptación (que no inflada transcripción como pudiera ser el caso de “From Dusk Till Dawn: The Series”) sino por su tono, más afín a un largometraje (propio de los Coen) y esas transiciones en el montaje con encadenados que marcan un estilo propio o, tal vez, coherente homenaje. La idea es que emerja una serie limitada a diez capítulos por temporada y la excelente recepción puede confirmar cierta postulación de la cadena de cable a no dejar pasar un éxito de audiencia. No obstante, los creadores lo tienen claro y si continuara el estilo va a ser el mismo imprimido en “True Detective” o “American Horror Story”, imponiendo la antología como nuevo formato de calidad pero ampliando el universo y cambiando los actores en cada temporada con una nueva historia. La televisión es el nuevo cine pero la impresión es que en el futuro no hablemos de grandes series como “The Wire”, “Mad Men”, “Breaking Bad” o “Los Soprano” sino de temporadas, de que el lenguaje del seriéfilo quede mutado a realizar la crónica de grandes entregas episódicas en dramas esculpidos por la antología. 

Que los propios Coen quedasen impresionados con los libretos escritos por Noah Hawley es el mejor mérito y piropo que se le puede hacer a “Fargo”. Desde el arranque y oscuridad del piloto hasta el cierre del segundo capítulo emitido, la serie limitada (de momento) de FX ofrece un contrapunto enigmático y existencial bajo esa impresión de policiaco y crónica negra. Estamos de nuevo ante la vida y la muerte o, mejor dicho, entre el lance entre ambos estados donde lo trágico se torna en oscuramente divertido. Véase la secuencia de apertura de la serie para comprender los conceptos anteriores enmarcados en el absurdo como fondo y, por supuesto, en la nieve y el frío como decorado y presumiblemente alegoría. Martin Freeman y Billy Bob Thornton monopilizan con sus excelentes interpretaciones ese cosmos con dos personajes con una potente carga psicológica y emocional y, al mismo tiempo, son condenados a ser la cara y cruz del otro bajo el espíritu coeniano y cierta sensación de querer agasajar a “Twin Peaks”.

Las comparaciones son odiosas. ¿Es menos compleja que “True Detective”? Ambas son completamente distintas y sus planteamientos sobre la psicología humana son perspectivas diferentes, aunque pudieran ser complementarias. Si la serie de Nic Pizzolatto marcaba la maldad que puede engendrar el ser humano en su lucha entre la luz y la oscuridad, “Fargo” está impresa por la melancolía y lo miserable. Realmente Lester Nygaard (Freeman) es uno de los personajes más patéticos y trágicos que ha generado la televisión en los últimos años. ¿Se ha visto a un protagonista tan desgraciado y mediocre? Sus humillaciones son tan constantes que ese giro hacia una mente criminal —capaz de matar a martillazos a una mujer que no para de degradarle a todos los niveles— es focalizado en una secuencia incluso catártica dentro de ese infierno y caída en eterna espiral de deshonra. Y del ser con más mala suerte del mundo nos vamos a ese encuentro con el diablo. El personaje de Billy Bob Thornton realmente ejerce de diablo, de una presencia con aura sobrenatural (e incluso fantasmal) capaz de exprimir a todos los personajes que se cruzan en su camino. Y esos seres se van uniendo y cimentado a nuevas tramas dentro todos esos universos que, en realidad, parecen culminar y converger en uno solo. Un mundo cruel, violento, absurdo, repleto de malhechores e incompetentes, de gente imperfecta rodeada de amoralidad. Y el guión se centra en esos personajes que nadan como peces siendo la escritura de “Fargo” el brillo y faro para esclarecernos sus claroscuros ante la marea de maldad que da impresión de rodearlos. El mal acaba siendo ese mar y medio para esos asesinatos o la criminalidad implícita en los oscuros negocios que presenciamos. La duda es si el espectador está fuera de ese acuario, protegido por la mampara de la gran pecera, o deseoso de sumergirse dentro de ese gélido y peligroso mundo.

No obstante, parece que en sí todos sus arcos argumentales son un mcguffin, un recurso y pretexto para el desarrollo de los personajes y no de la trama. Llegamos al cambio mediante el guiño y la referencia pero manteniendo el espíritu y la esencia, pero también surge una puesta en escena en esos pósteres y señales en la casa del protagonista: «¿Qué pasaría si tú estuvieras en lo cierto y los demás no?»; «Todo ocurre por una razón»; «Vaya con confianza en la dirección de sus sueños. Vive la vida que has imaginado»… Un conjunto de señales que sugieren también parte de una metáfora de su morada gracias a los elementos (la lavadora, la sangre, el estallido de violencia, la desaparición de Lorne Malvo, etc.) que forman su propio subconsciente. Tal vez todavía sea pronto para hablar de “Fargo” pero la serie es tan notable que es necesario hablar de sus planteamientos y remarcarlos una vez finalice su conclusiva primera temporada. El final del segundo capítulo, por ejemplo, establece con ‘Full Moon’ de Eden Ahbez una secuencia que nos deja congelados, donde se disuelve todo (la nieve, el mal, el absurdo, la sorpresa, la mala suerte, la criminalidad) en la esencia de ese fundido a blanco que, a partir de ahora, consideraremos fundamentales para las próximas ocho semanas. El diablo ha llegado al gélido y nevado Bemidji y nosotros, pobres espectadores y seriéfilos, nos hemos topado con un nuevo irrefrenable pecado… tal vez mortal.

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