jueves, 5 de abril de 2012

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Mad Men: Les Bons Hommes

Serie de TV
“Mad Men”
(2007-2015)
EEUU

Sinopsis (Filmaffinity):

Aclamadísima serie dramática que narra los comienzos de una de las más prestigiosas agencias de publicidad de los años sesenta, y centrada en uno de los más misteriosos, pero con un gran talento, ejecutivos de la firma, Donald Draper. “Mad Men” es la mirada a los hombres que dieron forma a las esperanzas y sueños diarios de los americanos de la época. En 1960 la publicidad era considerada una de las profesiones con más glamour de la época. Era un momento de gran ebullición en todos los sentidos; la manipulación profesional y el acoso sexual son parte del trabajo y de los negocios. Sterling Cooper Advertising diseñaba mejor que nadie las campañas de publicidad. Su lema era: «No importa lo que seas. Lo importante es cómo lo vendas…».

Crítica Bastarda:

Matthew Weiner, creador, cerebro y autor de la serie, la define como una gran ‘mega-movie’ y sencillamente los aires narrativos divagan entre la soap opera estilizada por absoluto glamour y humeada con cientos de sudorosos cigarrillos. Pero esa consciencia de culebrón laboral y personal e incluso su tentativa por el melodrama y Douglas Sirk quedan soterradas por las declaraciones e intenciones del propio Weiner. Su fuente real de inspiración fue más kubrickiana y cercana a “Les bonnes femmes” de Claude Chabrol. En esa película, como musa poliédrica del creador de la serie, los problemas de los personajes eran proporcional y aparentemente diminutos, pero existía en la misma una tensión hitchcokiana cercana al policiaco desde una aproximación realista. Realmente “Mad Men” nos habla de la tensión dramática de lo cotidiano en un ‘novedoso’ contexto histórico-social-laboral.

Mad Men
Alcohol, tabaco y glamour
La serie recrea con notables libretos, recursos de guión y personajes el alejamiento que existe entre las grandes esperanzas personales y las pasibles decepciones que repica la realidad diaria. Cuánto más se distancian ambas premisas, más queda destruida el alma de la persona. “Mad Men” es la tensión de la simple y liviana realidad, personal y laboral, de almas torturadas que deben vivir dobles vidas y retener sus secretos entre la condena de la sociedad de la época. Ya hemos visto esos recursos de estilizar la simpleza de la vida haciéndola tentadora y atractiva para los espectadores. Lo hizo Alan Ball tiempo atrás con la imprescindible “A dos metros bajo tierra” donde las tramas eran tan sencillas y cercanas a los espectadores dentro de sus propias realidades, pero el guión las diseccionaba con una precisión narrativa irrepetible y sobrecogedora. 


Publicidad sobre la Publicidad
Tal y como indican en la serie el miedo estimula la imaginación o fumar es síntoma de debilidad… En “Mad Men” se bebe y se fuma mucho y trabajar toda la noche es malo para el cutis. Provocaciones presentes, realidades pasadas. Las referencias cinéfilas se aglutinan en el fuera de campo y backstory de los personajes. Se habla de “Psicosis” o de “El apartamento” alegando el extremismo de Hollywood pero con perspectiva metaficcional. E incluso se critica al clásico imperecedero de Wilder: «¿Una ascensorista blanca y encima chica…¿ ¡Yo quiero trabajar allí!». La serie de Weiner funciona por el adorno y el detalle tanto en los guiones como en los alrededores sociales, políticos y económicos que movían a EEUU en la década de los 60, donde se lloraba incluso más por la muerte de Marilyn que de Kennedy

Mad Men
Realidades pasadas
Los personajes parecen convertirse en la mentira que pretender encarnar. Lo que son es formado por los cambios que viven en su propio alrededor, de que el contexto erosiona y moldea a las personas. Para hablar de la discriminación racial, por ejemplo, se muestra un ácido diálogo de un par afroamericanas que trabajan en los baños: «Si traen bolsos más pequeños nos moriremos de hambre». Tal una de las imágenes de la serie sea la de la familia Draper yendo de picnic donde sus padres son totalmente escrupulosos con la limpieza de las manos de sus hijos y dejan la basura en el campo. Esa ambivalencia y conexiones y desconexiones con nuestros presentes son elementos sumamente interesantes. Realmente esas oficinas, estilismo y decoración humana no han cambiado en nuestros días. Los techos son los mismos y el propio creador remarca el guiño en el piloto con una mosca atrapada en el interior de un gran halógeno. Tal vez el abuso de picados sea apartarnos de esa visión igualitaria de nuestra perspectiva actual y centrarnos en esas tres generaciones de hombres, mujeres y secretarias atrapados en mundo corporativo. Lo interesante de “Mad Men” es que parece rodada en la propia época que retrata, como si la misma serie propusiera una impuesta autocensura con ejemplo de fineza, sutiliza y estilismo eludiendo lo explícito. Don Draper es el producto, nosotros, su agradecida audiencia

2 comentarios:

  1. Siendo una serie de 8 el 10 se lo lleva, sabiamente como señala Usted (tan acertado como siempre) en la gran ambientación que tiene la cual hace creible la serie al máximo.
    También influye la elección de actores no realmente conocidos para el gran público en su momento y un John Hamm que hace un Don Draper duro pero a la vez frágil por sus secretos y por la vida que ha llevado hasta ser un hombre de éxito, muy del gusto americano.

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  2. Hola namusi,

    John Hamm es el Don Draper de la serie tanto dentro como fuera.

    Gracias por el comentario y saludos bastardos!

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