El regreso de “Mad Men” tras
un congelamiento superior a un año y medio ha sido una de las noticias y
confirmaciones más esperadas del catódico 2012. Por premios, críticas y obvia
calidad la serie de Matthew Weiner es
todo un referente que ha conseguido ganar 4 Globos de Oro y 15 premios Emmy, consiguiendo
cada año y temporada el premio gordo de los mayores premios televisivos la
Mejor Serie Dramática. Con su renovación confirmada hace tiempo tanto Weiner como
John
Hamm respiraron tranquilos y no por su salario sino por disponer y mantener
la libertad creativa. El retorno se ha hecho por la puerta grande con un doble
episodio que ha dejado esos 17 meses de espera en un suspiro continuado de 17
segundos durante toda su duración. La audiencia ha servido el condimento que le
faltaba al aromático producto. La América de los años 60 se ha acercado a la
del nuevo y ya avanzado siglo como espejo y sombra. Da lo mismo el continente
porque el humo de un cigarrillo de Don Draper
puede traspasar el océano hasta llegar a sus fosas nasales y nublar sus ojos.
La quinta temporada de “Mad Men” ya
está aquí con “A Little Kiss, Part 1” y “A
Little Kiss, Part 2”.
La gran ironía de la serie es Don
Draper. El hombre que no es quién dice ser pero tiene que
vender una imagen, al igual que un truco publicitario. Su imagen feliz, que
vimos en las primeras temporadas hasta desembocar en un divorcio no deseado por
sus continuadas infidelidades, contrasta con la realidad. Draper vive
atormentado por un pasado oculto y una soledad que rellena cada poro de su
piel. Su traje, sombrero, pose y cigarro y copa en mano nos dan un imagen de
poder y talento pero al mismo tiempo le observamos desnudo y humanizado cada
mañana que se levanta en un desierto existencial. Tal vez ese fuera el motivo
de ese reboot y ‘reseteo’ que acomete el protagonista con Megan (Draper).
Podría elegir la inteligencia y brillantez de Faye Miller pero
su hija Sally eligió a su ‘otra madre’ en un abrazo. Tal y como
hizo el protagonista de “El niño de la bicicleta” de
los hermanos Dardenne.
En “A Little Kiss, Part 1 y Part 2”
observamos que el
matrimonio de Don y Megan está
consolidado y los hijos del Sr. Draper
apoyan la relación. Megan,
además, conoce los secretos de su esposo aunque tiene que enfrentarse a la
celebración de su cumpleaños, de su 40 cumpleaños. Es cierto que cada vez vemos
que
Peggy Olson es la versión femenina de Don
Draper y que esta nunca le perdonará que haya tenido toda
clase de aventuras con sus secretarias y empleadas menos con ella. Esa tirantez
ero-dramática de una relación imposible siempre despierta en cada capítulo en
el que se tiene ocasión. Cuando Megan,
ascendida como creativa (junior), anuncia a Peggy una
fiesta sorpresa ésta ya avecina el fracaso de la misma… Por algo será, ¿no?
Construyendo una familia |
Sterling Cooper
Draper Pryce sigue en pie aunque su situación tampoco es demasiado
boyante. Han superado los meses de prueba
impuestos por el abandono de su mayor cliente que vivimos en la pasada
temporada. Ahora tiene una cuenta en ciernes muy importante
como Heinz pero debe cerrarse aunque las presentaciones de Peggy no
sean del todo acertadas para el cliente. Joan y Peggy
también han tenido cambios en sus vidas y en su delantera en el caso de la
primera. Finalmente Joan tuvo
el hijo de Roger y su
marido sigue en Vietnam. Su madre le está ayudando a cuidar al pequeño y la
pobre quiere volver a trabajar aunque cree que allí no pintaba nada… más cuando
su madre le enseña un anuncio de empleo en el periódico de Sterling
Cooper Draper Pryce, aunque realmente fuera una burla a sus rivales. La
baja maternal parece que se acaba… Además, la serie sin ella pierde pechonalidad.
Eso provoca que Joan y su
bebé se pasen por allí tanteando el terreno y sobre todo para hablar con Lane
Pryce. Roger examina al bebé (y su hijo) cigarro en mano,
Peggy
tiene que cogerlo para superar sus traumas y que, además, Pete la
vea así y lleve el carro. El pequeño parece ser un objeto volador no
identificado. Joan
confirma que vuele… Lane Pryce parece
enamorarse de la fotografía que encuentra en una cartera perdida de un taxi…
aunque el encuentro físico no se llega a producir.
Roger Sterling,
desde su pérdida del mejor cliente de la empresa en Lucky Strike, quiere volver
a recuperar su talla y caché mientras que las nuevas generaciones como Pete Campbell le
comen todo el territorio. El cinismo no lo ha perdido. Roger
intenta birlare clientes a Pete pero
contraataca con el engaño y consigue el despacho de Harry
previo soborno del propio Roger. El
episodio está preparado para esa fiesta sorpresa que le prepara Megan a Don.
Roger y su mujer estropean la sorpresa y la celebración es
por todo lo alto y con un ‘Happy Birthday’ versión
francesa-monroeniana. A todos les gusta aunque a Don no
le entusiasma y eso afecta a Megan que,
por intervención como siempre de Peggy,
hace que se vaya a casa y que su marido se entere. La reconciliación llega en
ropa interior y con mucho erotismo como marca la nueva tendencia que ha
impuesto la franco-canadiense. Por otro lado, en Sterling Cooper
Draper Pryce se personan muchos afroamericanos por el anuncio
(de coña) en el periódico. La necesidad anula el sentido del humor.
El cumpleaños de Don:
El cumpleaños de Don:
Los mismos personajes reinventados pero escondiendo su vacio existencial. Todos tienen que esconder algo para seguir viviendo sin que estallé nunca el conflicto de forma brusca como sería en una película del neorrealismo italiano o de la postguerra española.
ResponderEliminarBienvenido de nuevo Mr. Draper.
Hola namusi,
ResponderEliminarEl creador se ha basado más en el cine europeo que el melodrama clásico americano y la soap opera de oficinas. Buena percepción. Esperemos que Draper encuentre su paz... aunque eso será el fin de la serie.
Gracias por el comentario y saludos bastardos!