(2011)
EEUU
Director: Steven Soderbergh
Título original: “Haywire”
Sinopsis (Página Oficial):
Mallory Kane es una joven, dura y hermosa
agente encubierta. Su jefe, Kenneth, se encarga de ofrecer sus servicios
a distintas entidades globales para llevar a cabo trabajos que los gobiernos no
pueden autorizar y de los que los jefes de estado preferirían no saber nada. A
pesar de su aspecto y juventud, Mallory es la mejor en su campo y sus
habilidades están muy solicitadas.
Tras una misión
para rescatar a un rehén en Barcelona, Kenneth despacha rápidamente a Mallory
a otra misión en Dublín. Allí, se unirá a otro agente, el refinado y elegante Paul.
Cuando la operación se va al traste y Mallory descubre que la han
traicionado, tendrá que valerse de todas sus habilidades, trucos y aptitudes
para escapar de una persecución internacional, regresar a los Estados Unidos,
proteger a su familia y vengarse de todos los que la han traicionado.
“Indomable” ha caído en un momento
en el que Ethan Hunt se ha consolidado como el nuevo superhéroe internacional en “Misión imposible: Protocolo
Fantasma” y en el que James Bond se
ha bourneizado a la espera de confirmar si “Skyfall” de Sam
Mendes va a ser hasta más ‘bourne’ que
“El legado de Bourne” de Tony Gilroy. Con
tanto y merecido halago por los méritos de Paul Greengrass
detrás de las cámaras y propulsando el género de acción con el pulso y nervio
queda únicamente la vía del homenaje, pretendida desde el musculado Botox de las dos
entregas seniles de “Los mercernarios”. A
juzgar por la reacciones provocadas por el último filme del director de “Ocean's
Eleven” parece que ha llegado en el momento menos adecuado
tal vez por dar la espalda frontalmente a las modas vigentes y asimiladas.
Clavadita a Britney Spears |
Steven
Soderbergh es uno de esos pocos cineastas en la actualidad que
resultan insobornables. Pueden ir a contracorriente a voluntad y alevosía. Ya
lo hizo recientemente en “Contagio”
donde formuló un anti-thriller que funcionaba como un documental ficcionado,
pero detonándolo con una representación de superproducción con estrellas y
escenarios internacionales. “Indomable” vuelve a repetir premisas anteriores. A Soderbergh
le apetecía hacer una cinta de acción pero saliéndose de esos márgenes actuales
del cine comercial y ha querido buscar en los principios de James
Bond escudriñando tomas largas bajo el mandato del plano general. Un cine
sesentero y setentero que irrumpe de lleno en el mundo reinante del montaje
efectista y el plano corto. Del abanico digital y de cualquier elemento
espectacular que adorne y rellene el 3D o IMAX.
Barcelona y los SEAT |
El director de “Traffic” ha
buscado a una heroína real parida de las artes marciales mixtas y del cátodo “Gladiadores Americanos” para encarnar a su protagonista. A Gina Carano únicamente se le puede echar en cara que en muchos primeros planos parece la hermana cachas de Britney Spears. El resto formaba parte del plan de Soderbergh al buscar esos planos secuencias donde
retener el arrojo y dotes de la protagonista. Con Carano no hay imposiciones ni colorantes en el encuadre y
montaje. Puede correr más rápido que el operador de la steadycam y romper los
márgenes del gran plano general. Me imagino a Soderbergh pensando en combates a vida muerte en una habitación
de un hotel, en un cuarto de baño o en una cafetería de mala muerte, en planos
en las azoteas que podría haber filmado Jean-Pierre Melville, en la tensión hitchcockiana que conseguiría
generar una huida ‘caminando’ por una acera, en el abrazo redentor de un padre
a su hija ‘pantera’ que podría haber parido Tourneur o en un gran combate en una playa al anochecer que no
desentonaría en “La tumba india” o “El
tigre de Esnapur” de Fritz Lang. La suma de los elementos, el casting, los
elementos en el montaje con imágenes en blanco y negro muy soderberghianos y la banda sonora de David Holmes entiendo que harían sonreír al director.
Pero todo lo anterior brilla individualmente y al mismo tiempo apaga el
conjunto. Tal vez sea porque “Indomable” me parece una gran película en la mente del cineasta cuyo
mayor error ha
sido no trascribirse correctamente en el papel y su peor perdición ha estado en
no poder atrapar toda su genialidad en el interior de una pantalla. A veces ser tan indomable e insobornable te
conduce al mismo centro de un inhabitado oasis que el resto del mundo ve como
un áspero y seco desierto. Esperemos que Soderbergh nos guíe correctamente al mismo en su próxima
película.
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