(2011)
España
Director: Paula Ortiz
Sinopsis (Página
oficial):
Violeta, Inés y Luisa son mujeres de edades
diferentes, cuyos días transcurren en aparente placidez, al otro lado de la
ventana. Los campos de trigo, el refugio en la montaña y las calles de una
vieja ciudad, son los lugares donde “De tu ventana a la
mía” recrea sus vidas, sutilmente tamizadas por la luz y la belleza de los
recuerdos. La película se ambienta en ese pasado mágico donde aún era posible
el sueño adolescente en los bosques, la mirada lejana de una madre en la aridez
del desierto y el recuerdo otoñal de la madurez en la casa encerrada. Mujeres
que parecían vivir en silencio, pero cuyos recuerdos guardaban secretos, pasiones,
sueños.
La película entreteje los mundos de estas mujeres como un ovillo de lana
que mágicamente rueda de una vida a otra, hasta que un día sufren el golpe inesperado
de la pérdida, la ausencia y el dolor. Violeta, encerrada entre
flores por su tío, decide atravesar el túnel y buscar a Manuel. Inés, campesina en el erial
del desierto, lucha por su dignidad y la de Paco, su marido
encarcelado. Luisa hace frente a la muerte
para buscar al verdadero amor de su vida. Y a lo largo del camino, las tres
encontrarán un sentido vital y una cierta felicidad. Esta película es su
retrato íntimo y emocional, un visillo tejido con sus hilos, luchas, silencios
y pequeñas victorias. Porque hay historias de amor que son como las amapolas… rojas,
frágiles, casi viento, pero se agarran a la garganta toda la vida.
“De tu ventana a la mía” es un canto a la supervivencia que se eleva en el aire
mediante el aleteo que marca el regreso de tres almas femeninas a sus
respectivos cuerpos, para proseguir con el camino de sus vidas. Esas tres
mujeres son Violeta, Inés y Luisa, cuyo abanico existencial
se refleja en tres épocas y tiempos distintos. Las tres parecen estar diluidas
en el paisaje donde integran sus vidas y miserias, arrebatos, pasiones,
felicidad, temores y tragedias personales. Precisamente denota el retrato y
hagiografía de una mujer por tres edades que están tejidas y unidas por el hilo
de la vida, mostrado en ese ovillo que muestra el encuentro y el relevo. La
juventud, la edad adulta y la madurez juntas en tres mujeres que nos dan piezas
del puzzle que componen sus vidas y al mismo tiempo se unen, a través del
tiempo y la distancia, entre sí. Ya sean mariposas, sueños de matrimonio y
descendencia o el cine y mitos inalcanzables e inimitables de Hollywood, cada
una de esas tres mujeres se encontrará ante la soledad y tendrá que volar hacia
su libertad interior. A ese temido reencuentro con ellas mismas y su corazón.
República |
Paula Ortiz ha hecho una
película irregular, que se acerca peligrosamente a la Isabel Coixet de “A los
que aman”, pero donde intenta buscarse a sí misma en ese compendio
emocional de voces en off, clímax con canciones, estilismo visual desbordante y
un gran uso del montaje. No todas las historias están igual de compensadas y
creo que la que origina Luisa con su beso idealista de esas películas
que enmudece, su pasión por Alfredo Kraus y su encierro físico y
existencial que endurece una grave enfermedad, es la mejor de las tres. Un
sufrimiento que enlaza metafóricamente con la transición, las ansias de
libertad y la necesidad de amar. Historia que remarcan esos edificios en ruinas
que muestran el interior vacío del personaje. De nuevo, el paisaje parece alzar
la voz interior de las protagonistas y se convierte en el auténtico pasajero y
pareja de sus vidas.
Posguerra |
Puede que ese mal de amores de Violeta, que tal
y como refleja su nombre se convierte en otra flor frágil a modo de amapola, no
conduzca su buen potencial visual frente al narrativo. Tampoco esa tragedia
terrible que sufre Inés posiblemente luzca plenamente pese a tener una perfecta
puesta en escena muy a lo “El viento” de Victor Sjöström. Los
tópicos que la rodean la maniatan para que solamente salga a flote detalles
aunque el cliché ahonda en la idea y premisa inicial y le resta enteros al
conjunto. Lástima que el tema nominado al Goya de Alis, ‘Debajo
del limón’, no pegue ni con cola en la Posguerra y dote de cierta sensación
de anuncio al filme en uno de sus momentos supuestamente más bellos.
Transición |
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