(2011)
EEUU
Director: Tom
Brady
Título original: “Bucky Larson: Born to Be a Star”
Sinopsis (Wikipedia – Traducción bastarda):
La historia se
centra en un pueblerino bastante corto y a falta de un hervor, Bucky Larson
(Nick Swardson), que se topa con un secreto familiar: sus padres,
tranquilos y reservados (Edward Hermann y Miriam Flynn), fueron
famosas estrellas del porno en la década de los 70. Esto lo motiva a abandonar
el norte de Iowa para ir Hollywood, con la esperanza de seguir sus pasos y
cumplir su destino como la más grande estrella del cine para adultos de todo el
mundo. Por desgracia, carece de dos cosas imprescindibles: alguna idea de cómo
llegar a ser una estrella del porno, al igual que sus padres, y un pene de
tamaño decente. Sin embargo, su pene diminuto termina consiguiendo fama, debido
a que hace que las mujeres aprecien el tamaño del pene de su propias parejas. A
lo largo del camino se encuentra con muchos personajes extraños, una camarera
local de muy buen corazón, un compañero de piso excesivamente egoísta, un
director de porno en decadencia, y su polo opuesto y más tarde antagonista, una
estrella del porno conocida por el apodo de ‘Dick Eclipse’, debido al tamaño enorme
de su ‘dick’.
Esta película se reduce y se define a sí misma al
monologo del peluquero:
«Un tío me dejó una vez. Una noche, después de follarme, me dijo que mi olor era tan brutal que lo dejaba conmigo. Y estábamos enamorados. Pero me dijo que el tufo que salía de mi esfínter le daba arcadas y le provocaba pesadillas. Y me dijo que el sudor de mi culo podía utilizarse como arma química. Intenté limpiármelo y exfoliármelo, use ambientador de coche, y nada. Intenté comer sólo piña, pero ni con esas…»
Bien, “Bucky
Larson nacido para ser una estrella” es ese culo sudoroso y ese
esfínter ignominioso. ¡El tufo a bodrio no se va! ¡Nunca lo hará!
¿A por el (Anti)Oscar? |
Su tufo a bodrio no se lo quita ni el mejor de los
ambientadores, ni una piña introducida por el recto del director y ‘pateada’
por todos los críticos norteamericanos que la han señalado como la mayor
abominación del 2011. Y servidor lo corrobora: ¡esta película es capaz de
reducir tu cerebro al tamaño del micropene del protagonista!
El esfínter cinematográfico de Tom
Brady había aterrorizado al mundo ya con “Este
cuerpo no es el mío” y “Los futboleros”. Nos
estaba preparando para “Bucky Larson nacido para ser
una estrella”. Si hacer bodrios fuese un delito, Tom
Brady habría sido condenado por hacer esta película a la
pena de muerte… unas diez millones de veces.
Pruebas |
La película se merece la misma nota que los
centímetros del micropene del protagonista.
Por favor, si quieren hacer a su cerebro sufrir Dios
inventó ya la parrilla televisiva de Telecinco. ¡No vean esta película!
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