(2010)
Italia
Director: Gianfrancesco
Lazotti
Título
original: “Dalla vita in poi”
Sinopsis (Página
oficial):
Rosalba (Nicoletta
Romanoff) está enamorada de Danilo (Filippo Nigro) un joven
que cumple condena en la cárcel. Para ayudarle a sobrellevar la soledad, decide
escribirle una apasionada carta cada día. Al no verse capaz de expresar sus
sentimientos con palabras, pide a su mejor amiga, Katia (Cristiana
Capotondi) impedida en silla de ruedas, que la ayude. Poco a poco, de esas cartas
nacerán los propios sentimientos de Katia, que serán correspondidos por Danilo…
Ambos empezarán a enamorarse a distancia, y harán todo lo posible por estar
juntos.
De la reseña para Cinemaad hoc.
Me resulta muy complicado escribir algo
positivo de una cinta como “De
cintura para arriba” de Gianfrancesco Lazotti porque tal vez
contenga los peores tics del drama romántico con avanzadillas cómicas. Si
reviso su esqueleto veo un montaje con títulos orientativos muy cronológicos
que no sé si imitan a Guy Ritchie o tienen una clara vocación de
telefilme vespertino para que ninguna maruja se pierda entre cado ronquido y la
posterior y breve reanimación de la siesta. Si palpo su piel siento el tacto de
una historia que pretende reinterpretar Cyrano de Bergerac, en versión
silla de ruedas, con un drama carcelario en el libreto. Nada en ella me parece
poético sino patético. Tampoco ese germen me resulta interesante ni mucho menos
atrayente. Según el director y guionista es una historia basada en hechos
reales pero nada de lo que les ocurre a Katia, Danilo y Rosalba
me parece creíble y, por lo tanto, emocionante. Me siento atrapado, durante su
breve metraje que no llega a la hora y media, en una prisión de la que el
director ha tirado la llave a un acantilado a los primeros quince minutos de
película.
Amigas en la periferia |
“De cintura para arriba” cuenta la historia
de amor de Katia, una joven impedida por una distrofia muscular que no
volverá a caminar, aunque tiene cierta dependencia gracias a un vehículo y la
ayuda de su amiga Rosalba. Katia no conoce el amor y no quiere
dar pena por su invalidez mientras que Rosalba está enamorada de un
preso condenado por asesinato, Danilo, aunque se ve incapaz por su
carácter (e inteligencia) de establecer una correspondencia amorosa. Ahí
aparece la figura de Katia, que crea a lo Cyrano de Bergerac una conexión
a golpe de cartas muy románticas con el desconocido macho y criminal
italiano y decide continuarla una vez que su amiga Rosalba zanja dicha
relación por su carácter infantil, impulsivo y su incapacidad de alargar sus
aventuras romántico-sexuales que la hacen cambiar de novio como de bragas.
Podría ser sumamente interesante que en tiempos en los que el correo
electrónico, los 140 caracteres, el casi muerto SMS y, sobre todo, el WhatsApp
han tomado el control ‘romántico’ de las nuevas generaciones (y de nuestro
mundo real y diario escrito por pulsación y no por contacto) un filme
reivindique el uso del papel y el Bic. Algo intensamente
esperanzador. Pero el director parece apartarse de hacer una revisión de un
amor imposible y de leyenda a través de cartas a lo Abelardo y Eloisa en
versión almodovariana-carcelaria con una impedida de la periferia y un recluso
asesino aspirante a “Mujeres
y Hombres y Viceversa”. Esa supuesta historia romántica y
apasionada que pretende demostrarnos que no existen límites (ni impedimentos)
cuando nace y surge el amor es resuelta finalmente por el contacto visual ante
la imposibilidad del cineasta y la propia protagonista de explicar la situación
con palabras. Es decir, dime de lo que presumes y hago una cinta romántica de
bis a bis y con luna de miel.
Amor Metro-chechual |
“De cintura para arriba” tiene una clara
vocación de popurrí teatral que alterna con el alterne y el pezón, propiciados
por tener a su protagonista en slip durante gran parte del metraje. Se trata de
un asesino presidario con look metrosexual y que frunce el ceño para pretender
ser criminal aunque parezca un trozo de pan hormonado. No sé quién les ha dicho
a estos chicos, que van de sex symbols lozanos por la vida como el popular El
Duque, que la barba de unos días es lo más sexy cuando los otros
metrosexuales del panorama internacional anuncian maquinillas y hojas de
afeitar. ¡Qué se pongan de acuerdo o hagan simposios de nenazas donde se trate
la depilación del glúteo pero que nos dejen en paz al resto de homo sapiens! Al
menos de cintura para arriba. Y hablando de cintura para abajo… no veía hacer
el amor en calzoncillos desde las películas del destape, normalmente
protagonizadas por Andrés Pajares, y me ha llamado poderosamente la
atención semejante oportunidad perdida. Joe D’Amato o Tinto Brass
hubieran sacado una suculenta tajada erótica del material porno-dramático que
proporcionaba esta historia. Además, el sexo en silla de ruedas está poco
explotado y es una realidad tal y como nos mostró el imprescindible documental
(y nominado al Oscar) “Murderball”.
Gianfrancesco Lazotti parece más obsesionado de agradar con una
bienintencionada y humilde comedia romántica con sus tanteos dramáticos con
personajes sin demasiadas aristas. El amigo guarda del protagonista, el odioso
antagonista o la mejor amiga cantarina (y un poco zorrilla) no ofrecen
demasiados alicientes. Tal vez todo sea cuestión de aprender a silbar y dar la
voz de alarma: no se acerquen a esta película previsible, sin lorza y con
calzón.
Uf... pues que pereza...
ResponderEliminarHola Descubrepelis!
EliminarYo no la recomiendo, sus críticas han sido flojas y la repercusión del público fría... porque la película es floja y fría con un material tan caliente entre las manos.
Gracias por el comentario y saludos!