¿Podemos serenarnos después de la resaca? Resumir lo ocurrido en los premios anuales concedidos a los profesionales del cine por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de los EE. UU. pasa por evocar las nuevas peripecias de Warren Beatty y Faye Dunaway. Ambos se disponían a repetir la entrega del mayor trofeo de la noche y esta vez un plano estratégicamente ‘plantado’ por el realizador nos llevaba a la imagen del que fuera el fatídico sobre que desmereciera el triunfo de “Moonlight” sobre “La La Land”. Esta vez no iba a existir ninguna clase de error histórico y el público del Dolby Theatre de Hollywood se disponía a escuchar el nombre del film ganador en la 90ª edición de los Premios de la Academia. El problema de toda esa diseñada coreografía y ritual nos transportaba a un nuevo error de facto: el título de la película que escondía ese sobre se trata de la “La La Land” de 2017. Sería un acto ingenuo no darse cuenta de que “La forma del agua” es el film políticamente correcto que Hollywood tenía/debía premiar para paliar muchas de sus incongruencias y contradicciones. Calificada por Macaulay Culkin como «pura mierda», la película de Guillermo del Toro está siendo utilizada como un arma política como Donald Trump por esos liberales blancos de los que se mofaba Jordan Peele en “Déjame salir”. Da la impresión que el premio Óscar al mejor guion era un tributo para sumarlo en la secta de la que irónicamente no deseaba formar parte. Ya es uno más en el redil… Ni siquiera la ausencia de Casey Affleck podía tapar el elefante en la habitación y James Franco se coló en la proyección de una de las exiguas nominaciones de “The Disaster Artist”. ¿No habrá paz para los acosadores y comportamientos inapropiados? Este post desea ser una mera suma de sensaciones y vómito de su autor de aquello que entró por sus oídos y retinas y que ha desear expulsado como un virus que no ha de regresar nunca más… o, a menos, hasta el próximo año.
Empecemos. No entiendo a nadie que se ha llevado las manos a la cabeza con el triunfo de “La forma del agua” y “Déjame salir” cuando eran las favoritas desde las nominaciones a los Premios Óscar. Es un hecho, las indicaciones de los gurús están allí. Es cierto que la evolución este año pasó del hype inicial de “Dunkerque” al éxito de “Tres anuncios en las afueras” en el Festival de Toronto y los Globos de Oro. No obstante, una vez salieron las nominaciones los gurús dejaron claro que la cinta de Guillermo del Toro era la gran favorita y los premios ‘satélite’ de los sindicatos (o los Critics Choice Award) confirmaron tal percepción. Ni siquiera el triunfo en los BAFTA de la película de Martin McDonagh sirvió para concretar algo más que una posibilidad y un aumento de sus opciones en las casas de apuestas. Repito, los datos están ahí y el Óscar a mejor película de “La forma del agua” era complicado que cogiera de sorpresa a propios y extraños. Respecto a la estatuilla de Jordan Peele, sus posibilidades siempre estuvieron presentes en una igualdad manifiesta entre los libretos originales de McDonagh y Greta Gerwig. Nuevamente, el premio del sindicato de guionistas dejaba en evidencia que “Déjame salir” iba a tener su óscar. Repito, no entiendo a nadie que se ha llevado las manos a la cabeza con el triunfo de las nominadas en la mayoría de las categorías. ¿Hubo realmente sorpresas? Quizás el ‘hype’ de ‘This Is Me’ de “El gran showman” podía quitar a ‘Remember me’ de “Coco” su premio a mejor canción y existían dudas si los efectos visuales iban a “La guerra del planeta de los simios” o a “Blade Runner 2049”. Seguramente el galardón que sintetizara la hipocresía reinante fuera aquel que ganó “Ícaro” de Bryan Fogel. Es cierto que el documental era favorita pero, sin embargo, también lo era “Caras y lugares” de Agnès Varda y el artista francés JR. ¿Por qué si estamos hablando de ‘feminismo’ se desprecia a nombres como Varda o Gerwig? ¿Tiene que conformarse la autora francesa con un premio honorífico a modo de consolación? Todo ese cúmulo de hipocresía se plasmó en liberales que están en contra de las armas de fuego siendo protegidos por seguridad más armada que los villanos de una de Cuck Norris o esa concepción de revelarnos un Hollywood libre de acosadores por parte de los mismos y mismas que cimentaron ese modelo despreciable con su silencio, aprovechándose del mismo o mirando hacia otro lado. Con todo lo anterior, llegamos al ‘round 2’ de Warren Beatty y Faye Dunaway para poner todo en orden: “La La Land sombra del agua” por fin se encuentra en el sobre correcto. Nada nuevo, lo mismo de siempre.
Prueba de todo lo anterior es el resultado de la quiniela bastarda en el que solo un error deja claro la monotonía y previsibilidad de unos premios sin sorpresas y cargados de una doble moral perniciosa.
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