“Fullmetal Alchemist”
Título original: “Hagane no renkinjutsushi”
Director: Fumihiko Sori
Japón
2017
Sinopsis (Página Oficial):
El alquimista Edward Elric busca la manera de devolverle el cuerpo a su hermano Al. Pero tanto los militares como unos misteriosos monstruos le vigilan atentamente.
¿Qué hemos hecho para merecer esto? La moda de adaptar animes con películas de imagen real no es una novedad pero, últimamente, Netflix está distribuyendo auténtico atentados contra la humanidad. Trasladar el manga de Hiromu Arakawa a un film de algo más de dos horas supone, irreversiblemente, dar por sentado con una gran parte del material va a ser comprimido a una mínima potencia argumental. Si el anime no ha llegado a funcionar satisfactoriamente en largometrajes de imagen real ha sido tanto por sus imposibilidades narrativas —y de compresión de espacio— como por el propio modelo irrisorio de producción cercano a lo amateur (o una película de SyFy Channel poco inspirada). Los resultados siempre —con escasas excepciones— no solamente han producido vergüenza ajena (infinita) sino que, sin embargo, la historia original ha quedado tan desfigurada como destrozada. “Fullmetal Alchemist” de Fumihiko Sori no ha sido una excepción. Quizás aquello que nos plantee este desastre es que toda adaptación de un manga/anime supone elevar esas licencias —un tanto hiperbólicas y (digámoslo) ridículas— a un concepto de credibilidad imposible. La animación y las viñetas han servido para transformar lo risible en épico y, por lo tanto, reducir ese germen a una historia de intrigas palaciegas y personajes sin carisma supone otro aliciente para odiar a muerte este conjunto de pelucas hirientes y actuaciones lamentables. Repito. ¿Qué hemos hecho para merecer esto, Netflix?
Mientras que el gigante del streaming nos niega en España “Voltron: Legendary Defender” o “Mystery Science Theater 3000: The Return” nos tortura con engendros como “Fullmetal Alchemist”. Re(re)pito, ¿qué hemos hecho para merecer esto? Poco importa aquí lo hortera, los defectos especiales o el desarrollo lamentable de una historia olvidable y tremendamente estúpida. No voy a entrar en el territorio del purista y el insulto que puede suponer una adaptación de esta calaña repleta de lagunas de guion y al mismo nivel que la lamentable —y ganadora de 5 Razzies— “Airbender, el último guerrero” de Night Shyamalan. Lo que sí puedo comentar es que este ‘live action’ nunca está a la altura del material original y el resultado es un bodrio horrendo que puede dejar atónito y al borde de la catatonia a cualquier espectador. Cierto es que internet es un lugar repleto de trols y han surgido en Imdb críticas positivas que situaban el film de Fumihiko Sori a la altura de “Ciudad de Dios” o “El señor de los anillos: El retorno del rey”. He aquí la otra película estrambótica y alternativa para los espectadores que podríamos denunciar perfectamente a Netflix y Warner Bros. Pictures por las secuelas cerebrales de su último atentado contra la humanidad y la libertad neuronal. Leer cosas como «el elenco estuvo bastante bien» y «esta película es una experiencia visual» nos confirma que el mundo se va a la deriva. Voy a respirar hondo, a tomar el aire y acudir a terapia para recuperar de este engendro. Re(re-re)pito. ¿Qué hemos hecho para merecer esto, Netflix?
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